tag:blogger.com,1999:blog-85816363714464584032023-11-16T04:50:05.250-08:00DrewintheskyDrewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.comBlogger31125tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-76861799651314519462013-09-29T11:02:00.000-07:002013-09-29T11:03:47.043-07:00CAPÍTULO 30 Mags <span lang="ES-TRAD">La puerta de mi casa se abre con gran
estruendo y Finnick irrumpe como un vendaval en mi cocina.</span><br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-¡¿Lo
has visto?! – pregunta parándose frente a mí.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-¿El
qué?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-¡Lo
que han preparado para el tercer Vasallaje de los Veinticinco! – exclama
exasperado, pasándose las manos por el pelo.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-No,
no lo he visto porque me da igual lo que pase. Los juegos terminaron para mí el
día que te traje de vuelta. – respondo cansada, llevandome la taza de té a los
labios.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-Te
aseguro que esto no te va a dar igual. – sigue.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-Finn...<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>– acaricio su rostro con cariño, se ha
convertido en un hombre realmente guapo. - Tengo ochenta años y estoy enferma,
¿no crees que me toca descansar un poco?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">-Este
año… los tributos serán escogidos de entre antiguos los vencedores.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La taza que sostengo entre mis viejas y
temblorosas manos cae sobre la mesa, salpicándonos a ambos con su ardiente
contenido. Miro a Finnick con el ceño fruncido y niego con la cabeza. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">No puede ser… aunque no sé de qué me
extraño con todo lo que pasó en los últimos juegos. Katniss Everdeen, se
presentó voluntaria para salvar a su hermana pequeña, en un distrito en el que
nunca antes hubo voluntarios pues sabían que pocas eran sus posibilidades de
volver a casa con vida. Luchó y sufrió en la Arena, cambiaron las reglas sobre el
vencedor y en el último momento las volvieron a cambiar, obligándola a elegir
entre matar o morir a manos del chico de su distrito. Los trágicos amantes del
Distrito doce los llamaron. Pero la chica los desafió y eso no gustó a las
gentes del Capitolio… o más bien no gustó al presidente Snow. Y esta era su
forma de “recordar” que ni siquiera los vencedores son rivales para el poder
del Capitolio.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"> </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD"> ***</span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Hoy es la
cosecha y me obligo a arrastrarme hasta la plaza del pueblo con la ayuda del
bastón que Finnick me talló con madera, blanquecina por la sal, que encontró en
la playa. Al llegar al centro me coloco con los otros vencedores y en silencio,
escuchamos el trillado discurso que año tras año, el alcalde </span><span lang="ES-TRAD">Sattherwaite da ante todo el distrito. El acompañante asignado
para este año, Ash, un tipo desgarbado y flacucho, da un pequeño y tartamudeante discurso y
procede a sacar los nombres de las urnas. Como siempre, las damas primero.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;">
<span lang="ES-TRAD">Agarra el papel y camina torpemente hasta el centro, carraspea.</span><span lang="ES-TRAD"> </span><br />
<br />
Cierro los ojos con fuerza y contengo la respiración.</div>
<div class="MsoNormal" style="mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;">
<br /></div>
<span lang="ES-TRAD">- A-Annie Cresta. </span><br />
<br />
<br />
Un grito histérico resuena en la plaza, mis ojos se abren bruscamente y la
buscan hasta dar con ella. Tiembla como una hoja y su hermoso cabello castaño
ondea al viento mientras se dirige al escenario. Casi sin percatarme, mis pies
se ponen en marcha y la alcanzo antes de que ponga un pie en la escalera. Mi mano
se aferra a su brazo y niego con la cabeza. Su rostro anegado de lágrimas me
mira incrédulo y agradecido. La empujo para alejarla del escenario y con la
ayuda de mi inseparable bastón empiezo a subir. Ash me espera arriba y me
ofrece asiento, pero declino la oferta. No quiero dar pena a nadie, soy
demasiado orgullosa. Con una sonrisa nerviosa el muchacho se gira y se dirige a
la urna de los chicos, agarra un papel del fondo y tropezando dos veces con sus
propios pies, se encamina de nuevo al centro.<br />
<br />
- Fi-Fi-Finnick Od-Odair. ¡Finnick Odair! <br />
<br />
<br />
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-ansi-language: ES;">Finnick sube al escenario
con la cabeza bien alta. Sus cabellos broncíneos brillan y lo hacen parecer un
dios surgido de entre las bravas aguas del mar que nos rodea. Se coloca a mi
lado y me agarra la mano y me la aprieta con fuerza, en señal de agradecimiento
por salvar a Annie de volver a la Arena. Le devuelvo el apretón y le acaricio
el dorso de la mano con el pulgar. Los Agentes de la Paz,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>nos guían hasta el Edificio de Justicia y nos
acompañan hasta unas habitaciones para que no podamos despedir de nuestras
familias. Cuando entro en la que me corresponde, me voy directa al sofá que hay
junto a la venta y me siento a esperar a que vuelvan para llevarme hasta el
tren. Cierro los ojos, esperando poder echar una cabezadita cuando unos suaves
golpeteos en la puerta, me hacen abrir los ojos al tiempo que esta se abre. Cierro
los ojos de nuevo y me los froto con fuerza porque creo que estoy soñando. Pero
no, cuando los abro de nuevo ella sigue allí. Mis ojos se llenan de lágrimas y
la veo acercarse a mí. Se sienta a mi lado y me abraza con fuerza. Mi niña, mi
preciosa niña está conmigo. Me separo un poco de ella y sostengo su cara entre
mis manos.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-ansi-language: ES;">- No llores. – le digo,
secando sus lágrimas.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-ansi-language: ES;">
</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-ansi-language: ES;">- Mamá. – dice abrazándome
de nuevo.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-ansi-language: ES;">- ¿Cómo? – pregunto confusa.
- ¿Rose te lo dijo?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-ansi-language: ES;">- Siempre lo he sabido.</span></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
</div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-ansi-language: ES;">- Mi niña… no sabes cuánto
lo siento. – beso sus cabellos y la aprieto contra mi pecho. – No tuve más
remedio.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
</div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-ansi-language: ES;">La puerta vuelve a
abrirse, temo que vuelvan para llevarme y tener que separarme tan pronto de
Ona. Pero por la puerta aparecen River y Sirin. Mis ojos vuelven a llenarse de
lágrimas y los abrazo con fuerza, diciéndoles cuanto los quiero. Esta es mi
última oportunidad, así que les cuento todo.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-ansi-language: ES;">- Siento que no pudiéramos estar
juntos, pero confió en que lo entendáis y que sepáis que aunque nunca estuve
cerca, siempre os cuidé y procuré que no os faltara nada. – les digo sujetándolos
fuertemente de las manos. – Me duele que ahora nos tengamos que separar de
nuevo y que esta vez sea para siempre. Pero agradezco mucho esta oportunidad.</span></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
</div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-ansi-language: ES;">Esta vez, cuando la
puerta se abre, sí que es el Agente de la Paz que me llevará hasta el tren.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-ansi-language: ES;">- Se acabo la despedida. –
suelta cortante, agarrándome con fuerza del brazo.- ¡Vamos!</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-ansi-language: ES;">Me suelto de un tirón y
le lanzo una mirada envenenada.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-ansi-language: ES;">- Tendrás que esperar unos
segundos más. – escupo, abrazando de nuevo a mi hija y mis nietos. – Os quiero muchísimo,
nunca lo olvidéis.- susurro. – Tú padre te quería más que a nada en el mundo,
tampoco olvides eso. – digo apretando a Ona una última vez contra mi pecho.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
</div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-ansi-language: ES;">El Agente de la Paz, me
vuelve a agarrar del brazo fuertemente y soltándome de nuevo, me giro y lo
encaro.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-ansi-language: ES;">- No me toques.</span></div>
<div class="MsoNormal">
</div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-ansi-language: ES;">Caminando a trompicones,
seguida de cerca por aquel idiota, consigo llegar hasta el tren, donde Finnick
me ayuda a subir.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-ansi-language: ES;">- ¿Cómo está Annie?</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-ansi-language: ES;">- Asustada, pero también aliviada.
– responde con tristeza. – No sabes cuánto te agradezco esto… aunque me duele
mucho verte en esta situación.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-ansi-language: ES;">- Tengo ochenta años, he
vivido demasiado. – digo sentándome con cuidado en un cómodo sillón azul. –
Annie aun tiene muchas cosas que hacer.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-ansi-language: ES;">
</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-ansi-language: ES;">Finnick se sienta a mis
pies y apoya la cabeza en mis piernas. Acaricio su cabello mientras miro distraídamente
por la ventana.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-ansi-language: ES;">-Tenemos mucho trabajo por
delante.- murmuro. – Solo espero que todo salga bien.</span></div>
Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-60483976376504020582013-09-24T12:06:00.003-07:002013-09-24T12:06:32.382-07:00CAPÍTULO 29 Mags<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
- ¿Gente como yo? - pregunta extrañado.<br />
<br />
Abro la boca para contestarle, pero justo en ese momento llaman a la puerta.
Le indico a quienquiera que esté al otro lado que pase y lo primero que veo
aparecer tras la puerta, es una mano de largas y afiladas uñas. Tigris hace su
aparición unos segundos después. Aún me sorprende la extraña hermosura de su
rostro modificado.<br />
<br />
- Es la hora. - ronronea suavemente, atusándose los bigotes.<br />
<br />
Miro la hora y me sorprende el rato que llevamos sentados en el suelo. Hago
un gesto a Finn, que de un salto se pone en pie y me ayuda a levantarme.
Acaricio su joven rostro y le indico que se dé prisa y no haga esperar demasiado
a Tigris. Los observo salir de la habitación y dirigirse a los ascensores. La
joven avox que me sigue a todos lados, aparece de la nada y se agarra a mi
brazo. La miro unos segundos y suspiro. Me ayuda a sentarme en un sillón y me
prepara un té.<br />
<br />
- ¡Mags! - alzo el rostro y me encuentro con la radiante sonrisa de Niwl. -
Vamos, ya es la hora.<br />
<br />
Bajamos por el ascensor en silencio, cada una abstraída en sus propios
pensamientos. No sé si hice bien contándole todo a Finnick, temo que pueda
volver a repetirse lo de Sarah. Niego con la cabeza y me deshago de tales
pensamientos. Cuando llegamos a nuestros asientos, Tigris y Lǜ comentan
emocionados los trajes que los tributos lucen este año. Miro a mí alrededor y
todo está más o menos como la última vez que pisé este lugar. Nada parece haber
cambiado demasiado, excepto los estrafalarios trajes de Caesar Flickerman, cada
año más chillón y ostentoso que el anterior. Las entrevistas empiezan y como
cada año, es más de lo mismo. Cansada de escuchar me centro en el panfleto que
nos entregaron al llegar y solo levanto la vista cuando Niwl me da un toquecito
con el codo. Finnick, más guapo que nunca toma asiento junto a Caesar y
comienza su entrevista. Flickerman se centra en alabar su belleza y sus increíbles
ojos verde mar. Cuando llega el turno de Nina, sus respuestas escuetas y
directas hacen que algunos de los tributos profesionales intercambien
comentarios y asentimientos de cabeza. Está claro que han visto el potencial de
mis chicos y los quieren en su grupo. <br />
<br />
Cuando finalmente cruzamos las puertas del cuarto piso, me despido de todos
y me dirijo a mi habitación sin cenar. Estoy agotada, setenta años son muchos
años y la edad no perdona. Las pesadillas de cada año no tardan en hacer su
odiada y temida aparición, así que al amanecer, cansada de dar vueltas en la
cama, decido levantarme y darme una larga y reconfortante ducha. Al salir del
baño, me dirijo al gran armario y elijo algo cómodo que ponerme. Una vez
arreglada, salgo y me dirijo al salón, donde me siento junto a la ventana y
observo el amanecer de un nuevo y negro día. Pierdo completamente la noción del
tiempo, porque cuando me quiero dar cuenta, los chicos me esperan para
despedirse. Sacudo la cabeza y me dirijo hacia ellos. Cuando llego a su altura,
Finnick se lanza a mis brazos, lo que me desestabiliza y estoy a punto de caer
de no ser por Nina, que me sujeta del codo.<br />
<br />
- Cuidado muchacho, ya no estoy para muchos trotes. - digo intentado sonreír.
- Venid aquí.- los sujeto firmemente por la nuca y acerco sus cabezas a la mía.
- No confiéis nunca en vuestros aliados, se que os dije que me parecía buena
idea que os aliarais, pero eso no quiere decir que tengáis que confiar en
ellos. Después de todo ellos quieren ganar a toda costa igual que vosotros. No esperéis
hasta el último momento para separaros. Vigilad vuestras espaldas. Os quiero...
- y mirando a Nina, añado. -... a los dos.<br />
<br />
Niwl carraspea y nos separamos. Alzo la mano en un último adiós y los veo
desaparecer en el ascensor. Pasados unos minutos me dirijo a la plaza en busca
de patrocinadores, pero no tengo que buscar demasiado, ya que nada más poner un
pie en la sala, una marabunta de gente me rodea y tira de mí en distintas
direcciones. Pido calma y me siento en uno de los cientos de sillones
repartidos por la estancia. La gente sigue rodeándome y hablado de los
distintos regalos que quieren mandar a Finnick, nadie menciona a Nina en ningún
momento y me indigno, tendré que ingeniármelas para mandarle algo. Comienza la
cuenta atrás y el silencio se hace a mí alrededor.<br />
<br />
Cincuenta y nueve... cincuenta y ocho... cincuenta y siete...<br />
<br />
Me revuelvo en mi asiento y como cada año, le pido a mi abuela... y a River
que los protejan.<br />
<br />
Veinticinco... veinticuatro... veintitrés...<br />
<br />
Aprieto los puños al ver a Finn en preparado en su plataforma.<br />
<br />
Diez... nueve... ocho...<br />
<br />
Cojo aire.<br />
<br />
Tres... dos... uno.<br />
<br />
Suena el gong y empieza el juego. Los profesionales están dando buena cuenta
de las armas y en pocos minutos se cobran las primeras víctimas. Veo a Finnick
correr hacia la cornucopia, pero no encuentra lo que busca y agarra un cuchillo
plateado y una mochila verde. Va a echar a correr cuando el chico del dos lo
llama y le dice que recoja todo lo que pueda. El baño de sangre ha terminado y
no veo a Nina por ninguna parte, me empiezo a angustiar cuando la veo aparecer
cerca de Finn. Suelto una gran bocanada de aire y abro las manos que tan
fuertemente apretaba y miro las marcas que las uñas me han dejado en las palmas.
Doy un bote en mi asiento al escuchar los nueve cañonazos y alargo la mano para
coger el vaso de agua que hay en la mesita que tengo justo en frente.<br />
<br />
Durante los tres siguientes días, seis niños más perecen en la arena. Al
quinto día, Nina empieza una discusión con la chica del dos y la cosa termina
en pelea. Todas las cámaras se centran la terrible escena que está teniendo
lugar en mitad de un claro. Observo a Nina negar con la cabeza y darse la
vuelta, cuando Finnick la pone en alerta. Se vuelve rápidamente, pero no le da
tiempo a esquivar a Ivy. Caen las dos al suelo y empiezan una encarnizada
lucha. La chica del dos es demasiado grande y enseguida tiene a Nina contra el
suelo y atrapada bajo su cuerpo. Alza el rostro al cielo y sonríe ladina.
Suelto un suspiro pesaroso y aparto la mirada. De pronto un murmullo de asombro
barre la estancia y no puedo evitar levantar la mirada y mirar la pantalla. Nina,
aprovechando el momento de celebración de su contrincante, consigue sacar un
pequeño punzón plateado y clavárselo con todas sus fuerzas en el cuello. Ivy la
mira con los ojos fuera de sus orbitas, intentando respirar, pero solo consigue
producir un horripilante gorgoteo antes de caer muerta sobre Nina. Observo a Finnick ayudarla a quitase de encima el cuerpo inerte de la muchacha. Con la respiración aún muy
agitada Nina consigue levantarse, pero no da dos pasos antes de caer de
rodillas al suelo con las manos en el costado. Se mira las manos horrorizada y
las tiene completamente ensangrentadas. Al parecer Ivy no se lo puso tan fácil
como todos habíamos pensado en un primer momento. Finn corre a su lado y
empieza a sacar algunas de las medicinas que he ido enviándole según las iba
necesitando, pero nada de lo que pueda encontrar en esa mochila conseguirá
arreglar lo que ya no tiene arreglo. Nina no coge de la mano y niega con la
cabeza, mientras con la mano derecha agarra el cuchillo que Finnick acababa de
soltar y antes de él pueda evitarlo se corta la yugular.<br />
<br />
El sonido de los aplausos a mí alrededor es ensordecedor, miro a mi
alrededor sintiendo odio y repulsión hacia todas estas personas sin escrúpulos.
Finnick decide acabar con la alianza y escapar, pues sabe que en ese momento
está en el punto de mira de los otros profesionales. Dos días después, los dos
del uno y el chico del dos terminan con la vida de los tributos que aun vivían.
Ahora le toca el turno a Finnick. No puedo soportar más la tensión que me produce ver a mi muchacho en la arena, esto tiene que
terminar ya. Me siento al borde de mi asiento y llamo la atención de todas las
personas que están sentadas a mí alrededor.<br />
<br />
- Esto está terminando.- les digo mirándolos con los ojos entrecerrados,
porque sé que lo que voy a pedir a continuación es algo difícil de conseguir. -
Enviémosle un último regalo a Finnick.<br />
- ¡Me pido regalárselo yo! - responde a gritos un hombre entrado en años,
vestido del mismo color que los ojos de Finnick.<br />
<br />
Se arma revuelvo, porque todos quieren tener ese honor. Lo cual ahora mismo,
más que dolor de cabeza, me da alegría.<br />
<br />
- No se preocupen, todos tienen que colaborar. - me miran extrañados. - Si
queremos que Finnick gane, necesita hacerse con un tridente y la única manera
de enviarle un regalo tan caro es que lo hagan entre todos.<br />
<br />
Tras unos minutos de discusión para ponerse de acuerdo, acceden a mandar un último
regalo, el más importante y caro de la historia de los Juegos del Hambre.
Asiento y me dispongo a hacérselo llegar. Pulso a enviar y le adjunto un
mensaje.<br />
<br />
<i><<Utilízalo como te enseñó>></i><br />
<br />
Confirmo el envío y cuando alzo el rostro hacia la pantalla lo veo aparecer.
Finnick mira la nota, sonríe y hace girar el tridente entre sus manos. Ahora su
brazo está completo. Lleva tiempo sin usarlo, por lo que practica un poco lanzándolo
contra un árbol. Sigue en plena forma. De pronto anochece y apenas vemos nada,
por lo que decido retirarme a descansar un rato. Me despierto al amanecer y en
lugar de dirigirme al ascensor para reunirme con los demás, decido quedarme en
mi planta y ver lo que quede de los juegos allí. La avox que siempre me
acompaña me ayuda a sentarme en un sillón y me hace apoyar los pies en un
mullido cojín que coloca sobre un taburete. Me trae un té con unas pastas y
entre sorbo y sorbo, veo que Finnick está tejiendo unas redes con plantas tal y
como yo le enseñé. Me emociona ver que hace uso de los conocimientos a los que
tanto me costó que atendiera. Coloca las redes y las disimula con hojas y
ramas. Un ruido lo pone en alerta y sale corriendo para esconderse tras un
arbusto. Sonrió al comprobar que la trampa surte efecto y consigue atrapar al
chico y a la chica del uno. Aparto la mirada, pues no quiero ver lo que viene a
continuación, pero los dos cañonazos simultáneos me confirman que Finnick solo
está a un oponente de regresar a caso como les prometí a Lux y a Jonah. La
victoria no se hace esperar pues justo al día siguiente, otra de sus trampas
dejan a Lucien, el chico del dos, colgado a metro y medio del suelo sin
posibilidad alguna de escape.<br />
<br />
Finnick solo está unas pocas horas en el hospital, ya que gracias a sus
patrocinadores no le ha faltado comida, agua o medicinas. Por lo que dos días después,
terminadas las entrevistas, por fin nos encaminamos hacia casa. Al llegar a la
abarrotada estación del cuatro, Finn se lanza a los brazos de su abuela y su
padre, que me dan las gracias sin apartarse ni un segundo del nuevo ganador del
Distrito Cuatro.Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-77395992670573711912012-07-20T18:05:00.000-07:002012-07-20T18:05:02.107-07:00CAPÍTULO 28 Mags<div class="content noh direction_ltr" id="id.296700547095286">
Releo la nota un par de veces más, la doblo y la meto de nuevo dentro del
agujero, antes de taparlo con el desgastado ladrillo. Miro hacia ambos
lados antes de salir del callejón y me vuelvo a fundir entre la
multitud. Camino despacio pero con paso firme, puedo ver las puertas del
Centro de Entrenamiento a escasos cincuenta metros de mí. Mientras
camino despreocupadamente, evoco recuerdos. Recuerdos peligrosos, pero
después de tanto tiempo ya nada me da miedo. <br /> <br /> <i style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><<Oigo chistar a alguien. Me giro y veo a un hombre de mediana edad que me
hace señas para que me acerque. Lo hago y al llegar a su altura me
sujeta del brazo y nos escondemos entre las sombras.<br /><br />
- No tengas miedo, soy un amigo. - dice para tranquilizarme.</i><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
</span><i style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><br /><br />
- ¿Qué quiere? - le pregunto extrañada por la urgencia de su voz.</i><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
</span><i style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><br /><br />
- Ayudarte, se lo que pasó en el Capitolio los pasados juegos. - frunzo
el ceño, pensando en lo ocurrido con River y él, asiente como si supiera
lo que pienso.</i><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
</span><i style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><br /><br />
- ¿Cómo? - pregunto, ahora la urgencia sale de mi boca. - ¿Quién es usted?</i><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">
</span><i style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><br /><br />
- La resistencia. - susurra mirando en derredor. - Toma. - pone en mi
mano una diminuta pastilla amarilla, la miro detenidamente, intentando
averiguar que es.>></i><br />
<br />
<i>Ese fue el principio
de todo. Ese hombre y su pastilla, fueron la nota detonante. Empecé a
indagar y poco a poco me fui metiendo en la resistencia, un grupo con
ansias de acabar con el Capitolio. Una ansias tan grandes como las mías. Dejé de hablar, para empezar a escuchar. Les daba valiosa información e incluso llegué a reclutar a
algún que otro miembro. Cada año hacíamos reuniones secretas en el
Capitolio, siempre en lugares distintos, para no crear sospechas sobre
los demás.<br /><br /> Hacía años que no venía a una reunión. Trabajaba
desde el cuatro, con ayuda de algunos otros. Pero este año es distinto. En cuanto supieron que volvía al </i> <i>Capitolio se pusieron en contacto
conmigo. El avox que me ayudó el primer día al salir del tren dejó caer
una nota en mi bolsillo. Cuando sacó la mano, enseguida metí yo la mía,
notando así el papel. Intente disimular mi sorpresa ante su acto, para
que nadie notara nada fuera de lo normal. Este simple hecho me escamaba
bastante, no lograba entender a que se debía, pero cuando el chico alzó
la vista lo reconocí al instante. Era Ethan, el hijo de Berg, el
hombre que me dio la pastilla amarilla que acabó con la vida de Augustus
Merryweather. Entonces lo entendí todo. </i><br /> <br /> Cuando abro la
puerta y entro a la sala de mentores, todos se giran para mirarme.
Sonrío y les explico que me quedé dormida. Algunos se ríen y me saludan,
otros niegan con la cabeza y fruncen en ceño. Me siento al lado de
Seeder y Cecelia y entablamos una conversación. Hablo poco, porque se
supone que estoy un poco chocha y no quiero que mi tapadera se sepa. Veo
a Haymitch al fondo sirviéndose otra copa y siento pena, aunque lo
comprendo perfectamente, yo también quisiera olvidar muchas cosas. Al
final de la jornada, subo a mí planta y me siento a esperar a los
chicos. Después de darse una ducha, se reunen conmigo en el salón y
hablamos de los entrenamientos privados que tendrán lugar mañana. <br /> <br />
- Tenéis que tener muy claro lo que mañana queréis mostrar ante los
vigilantes, os aconsejo que os guardéis un as en la manga. No hace falta
que lo sepan todo. - les digo. <br /> <br /> - Yo no tengo mucho que
enseñar, así que haré todo lo que se. Me tengo que asegurar una buena
puntuación si quiero que los otros profesionales me acepten cuando ya
estemos en la arena. - dice Nina. <br /> <br /> - Yo creo que haré algunos de los nudos que me enseñaste y puede que ponga algunas trampas. - dice Finnick.<br />
<br />
<br />
<div class="content noh direction_ltr" id="id.462265090464713">
-
Perfecto. Espero que mañana tengáis suerte y los vigilantes os den una
buena puntuación. - les digo levantándome para la cena. <br /> <br /> Nos
dirigimos al comedor y nos sentamos a la mesa. No me había dado cuenta
de lo hambrienta que estaba hasta ahora. Hoy casi no he comido nada y
ahora arraso con todo lo que puedo. Cuando sirven el postre, me como dos
pedazos de tarta de queso con mermelada de fresa, que está exquisita.
Después de un té de hierbas para bajar la cena, me voy a mi habitación a
descansar. Mañana es un gran día y necesito estar descansada. <br /> <br />
Me despierto al alba y me doy una ducha. Al salir del baño me dirijo al
gran armario de caoba y elijo algo discreto. Salgo de la habitación y
me dirijo al comedor, dónde Niwl y los chicos me esperan para
desayunar. Me tomo un café bien cargado y un bagel de queso con semillas
de sésamo y mantequilla. Bajo con los chicos en el ascensor y al llegar a
mi planta me despido y les deseo suerte. Al salir del ascensor me
dirijo directamente a la sala de mentores. Me paso gran parte de la
mañana mirando el reloj de forma enfermiza. A las dos y media me levanto
y me disculpo ante los demás, explicándoles que me siento exhausta y
quiero ir a descansar. Al salir, me encamino por los pasillos que van
directamente a la calle. Estoy a punto de salir sin ser vista. Casi lo
he conseguido, pero cuando ya tengo una mano sobre el picaporte de la
puerta, un Agente de la Paz se me acerca. <br /> <br /> - ¿Va a algún lado señora? - me pregunta. <br /> <br />
Me limito a mirarlo sonriente y con la expresión más inocente que soy
capaz de poner. Otro agente se nos acerca e intercambia unas palabras
con su compañero. <br /> <br /> - ¿Ocurre algo? - pregunta entrecerrando los ojos al mirarme. <br /> <br /> - Quiere salir fuera del recinto, señor. - le explica. <br /> <br /> - Solo quiero tomar un poco de pastel. - les digo. <br /> <br />
Los agentes me miran durante unos segundos y después se miran entre si.
El más alto se encoge de hombros y el otro, que parece tener más poder
en su cargo, me abre la puerta permitiéndome salir. Antes de que se
cierren las puertas puedo oírlos hablar. <br /> <br /> - No creo que sea
ningún problema dejarla ir, está chalada. - dice el alto. - ¡Pastel!
Dice que quiere ¡pastel! Como si aquí no hubiera... - añade negando con
la cabeza a la vez que sonríe. <br /> <br /> - Si, no la tendrían que haber dejado venir a estos juegos. - sentencia el otro. <br /> <br />
<i><<Pardillos... - pienso. - Siempre me salgo con la mía.>></i> En cuanto salgo del alcance de
su vista, me pongo unas oscuras gafas de sol y me meto entre el gentío
procurando que nadie me reconozca. Miro el reloj y son menos cuarto. Mi
charla con los agentes me ha robado un tiempo precioso, solo espero
no llegar tarde. Cruzo de una calle a otra y camino dos
manzanas más hasta llegar a la calle rosa. No es que la calle se llame
así, simplemente es que está pintada de ese color. Al poner los pies en
esa calle, me quedo parada mirando a mi alrededor en busca del pastel
azul, pero no veo ninguna pastelería por aquí. Frunzo el ceño, al pensar
que quizás miré mal el papel o puede que lo interpretara mal. Cuando me
fijo, que justo en el escaparate de la tienda que tengo en frente, hay
un bonito pastel azul dibujado en una de los numerosos cuadros que
venden. Me acerco más al cristal para verlo y en la esquina inferior
derecha, leo la palabra Nico. Entro en la tienda y el repiqueteo de las
campanillas de la puerta me sobresaltan. Me acerco al mostrador, donde
un hombre con espeso bigote blanco me sonríe al verme entrar. <br /> <br /> - ¡Buenos días, señora! - me saluda con fervor. - ¿En qué puedo ayudarle?<br /> <br /> - Quiero el cuadro del pastel azul. - le digo mirándolo a los ojos. <br /> <br /> - Por supuesto, venga conmigo. - dice, mientras hace un gesto con la mano invitándome a pasar dentro del mostrador.<br />
<br />
<div class="content noh direction_ltr" id="id.269786906460237">
Una
vez allí, pulsa un botón que abre una trampilla en el suelo, donde hay
una oscura escalera. Me ofrece una linterna y me ayuda a bajar por ella.
Una vez abajo, camino por unos pasillos serpenteantes hasta que al
final de uno, veo una luz brillante dándome la bienvenida. Al llegar
allí, apago la linterna y entro en la iluminada habitación. Antes
siquiera de ver a nadie, una voz grita mi nombre. <br /> <br /> - ¡Mags!<br /> <br />
Consigo enfocar la vista y veo Shoppo que viene hacia mí con los brazos
abiertos, nos damos un gran abrazo y saludo a los demás. Me siento en una
silla y todos me bombardean con preguntas. <br /> <br /> - ¿Como es que has vuelto después de tanto tiempo? - pregunta Shoppo. <br /> <br /> - Tenía que hacerlo, Finnick Odair es como un nieto para mí, no podía dejarlo solo. - les explico. <br /> <br /> - ¿Crees que sospechan de ti? - me pregunta Berg. <br /> <br />
- No, todos piensan que estoy loca. - les digo. - Así que no me prestan
especial atención. Lo que me ha sorprendido bastante es que hayáis
logrado entrar en el Centro de Entrenamiento, haciéndoos pasar por avox.
- digo mirando a Ethan. <br /> <br /> - Necesitamos gente en todos lados si queremos estar al tanto de todo, ¿no crees? - dice Ethan. <br /> <br />
- Por supuesto, pero es sumamente peligro, teniendo en cuenta que tú, a
diferencia de ellos, si tienes lengua. - le explico. - Tenéis que
andaros con mucho ojo, cada cierto tiempo comprueban las bocas de los
avox. <br /> <br /> - ¡No solo les cortan las lenguas y los ponen a servir,
si no que encima los revisan para asegurarse de que siguen siendo mudos!
- dice Shoppo, levantándose y dando un fuerte golpe a la mesa,
indignada tras mi explicación. <br /> <br /> - Cálmate, ya sabes como
funcionan las cosas por aquí. - le dice Ethan al tiempo que le pasa un
brazo por los hombros y la atrae hacia si para darle un beso. <br /> <br /> -
Todos sabemos que así es como va Panem, pero eso no quita que me cabree
al enterarme de estas cosas. - dice apartando a Ethan aun enfadada. <br /> <br /> - Siento interrumpir, pero pronto me echarán de menos. - digo mirando a todos los presentes. - ¿Para que me habéis hecho venir?<br /> <br />
- La cosa cada vez está peor Mags, pronto pasará algo que hará estallar
una guerra. La gente ya empieza a estar cansada, cada vez somos más y
más fuertes, pero necesitamos estar preparados. - dice Berg. - Ya
tenemos gente de casi todos los distritos, pero aun se nos resisten el
uno y el dos. Ahí es donde entras tú. Necesitamos que hables con los
mentores de esos distritos. Tal vez consigas que nos escuchen. <br /> <br /> - Lo veo muy difícil por ahora. No los veo uniéndose a nosotros, pero de todos modos lo intentaré. - les prometí. <br />
<br />
Miro de nuevo la hora y me levanto. Me despido de todos y agarro de
nuevo la linterna para subir por la escalera. Al llegar arriba doy dos
toques al techo y este se abre para dejarme salir. Me despido de Al y
salgo de la tienda disimuladamente. Tardo menos de diez minutos en
llegar a la cuarta planta del Centro de Entrenamiento. Cuando se abren
las puertas, Finnick salta de su asiento para contarme todo lo que ha
hecho durante su entrenamiento privado. Está completamente exaltado, por
lo que deduzco que le habrá ido bien. Nina también me cuenta que tal le
ha ido y parece estar también bastante contenta con el resultado
obtenido. <br /> <br /> Después de cenar, nos sentamos todos en el salón
para ver las puntuaciones de las sesiones privadas. Caesar Flickerman
está radiante de alegría, a pesar de que da bastante miedo tal y como va
vestido .Todo de morado, incluso el maquillaje, lo que le da cierto aire
fantasmal. Las puntuaciones obtenidas por los distritos uno y dos
oscilan entre el 10 y el 8, como siempre. Los del tres obtienen cada uno
un 6, que no está nada mal. Ahora llega nuestro turno. Diez puntos para
Finnick, que no puede evitar dar un salto de alegría. Nina obtiene una
ocho, también está contenta por su puntuación, pero no es tan efusiva
como Finnick por lo que solo se limita a sonreír y chocar la mano con Lǜ, que se ha tatuado unas vides verdes a modo de antifaz. Al terminar el programa, envío a los chicos a sus habitaciones. Tienen que estar perfectos para los entrenamientos de mañana<br /> <br /> Me
despierto al alba y después de una rápida ducha, salgo al salón a
esperar a los chicos para desayunar y así poder empezar a trabajar con
ellos para las entrevistas de esta noche. Empiezo con Nina, mientras
Finn está con Niwl. <br /> <br /> - Eres una chica muy reservada, creo que
deberías mostrar esa cara. Te hará parecer fuerte. - le digo. - Imponer a
los adversarios antes de entrar en la arena es importante.<br />
<br />
<div class="content noh direction_ltr" id="id.134824149991805">
Asiente
con la cabeza y pasamos el resto de la mañana ensayando posibles
preguntas y respuestas. Miro la hora y antes de volver a mirar al frente
para decirle a Nina de que ya es la hora de comer, aparece la chica
avox para avisarnos de que la comida está servida. La muchacha se me
acerca para tomarme del brazo y ayudarme a llegar. <br /> <br /> - Tranquila, ella me ayudará. - le digo con una sonrisa. <br /> <br />
Ella duda, pero al final me la devuelve. Me levanto y agarro a Nina del
brazo. Llegamos al comedor entre risas y nos encontramos con Finnick y
Niwl, que ya nos esperaban para comer. Mientras comemos, noto que Finn
mira a Nina de forma extraña y que apenas prueba bocado. Cuando traen el
postre ni siquiera lo mira, pero cuando yo pido un té, agarra un puñado
de azucarillos y se los mete todos a la vez en la boca. Niwl se levanta
y se lleva a Nina con ella, dejándonos a Finnick y a mí solos. En
cuanto cierran la puerta, explota y dice todo lo que lleva esperando
decir desde que nos vio aparecer antes. <br /> <br /> - ¿La has elegido a ella? - pregunta con resentimiento en la voz. <br /> <br /> - ¿Puedo saber de donde has sacado eso? - pregunto algo molesta por su tono. <br /> <br /> - Parecéis muy unidas. - dice despechado. <br /> <br />
Esa última frase hace que estalle en sonoras carcajadas. Finnick me
mira ceñudo y eso acrecienta mis risas, provocando que se levante y se
marche enfadado del comedor. Me levanto y voy tras él, aun riendo. Lo
encuentro en su habitación sentado frente a la ventana, mirando sin ver
la ciudad. Me acerco a él y me siento en el sillón que hay junto a la
ventana. <br /> <br /> - ¿Finn?<br /> <br /> En lugar de mirarme, cruza
fuertemente los brazos a la altura del pecho y aprieta los labios. Con
bastante esfuerzo, consigo arrodillarme en el suelo, hasta lograr
sentarme junto a él. Una vez sentada, miro en la misma dirección que sus
ojos. Al ver que no digo nada empieza a hablar. <br /> <br /> - Luego no podrás levantarte. <br /> <br /> - ¿Acaso no me ayudarás? - le pregunto mirándolo. <br /> <br /> - Avisaré a Nina. - dice. <br /> <br /> Lo miro fijamente hasta que me devuelve la mirada. <br /> <br /> - Finnick Odair. - digo en tono grave. - Me decepcionas.<br /> <br /> Ahora veo culpabilidad en su mirada, lo que hace que se me ablande el corazón. Pero también empieza a molestarme su actitud. <br /> <br />
- Hice una promesa. Juré traerte de vuelta, aunque eso fuera lo último
que hiciera en esta miserable vida. - le digo. - Y créeme cuando te digo
que es lo que haré. <br /> <br /> - ¿Y Nina? - pregunta. <br /> <br /> - Haré
todo lo que esté en mi mano por ella. - le prometo. - Escucha muy bien
lo que te voy a decir Finnick, en este trabajo, siempre tienes que
apostar todo por uno u otro. Desgraciadamente siempre es así. <br /> <br /> - Y tú ya has elegido… - murmura. <br /> <br /> - Esta vez no he tenido elección. - susurro también. <br /> <br /> - No tienes porque cumplir tu promesa. Si crees que Nina es mejor que yo, apuesta por ella. - dice con fiereza en los ojos. <br /> <br />
- Si he vuelto al Capitolio después de tantos años es por ti. - le
digo. - Si tu nombre no hubiera salido en la cosecha, jamás habría
vuelto.<br /> <br /> Se vuelve hacia mi y me mira fijamente hasta que le
devuelvo la mirada. Me hace miles de preguntas sobre el Capitolio y
sobre porque no he vuelto a ir después del segundo vasallaje y se lo
cuento todo. Empiezo por mis juegos y acabo por Sarah y su familia.
También le cuento la historia de River, lo que provoca que acabe
llorando una vez más por mi amor perdido y por último, le hablo de Ona.
Cuando al fin me callo, noto que me mira de otro modo. Como si en el
rato que ha pasado escuchando mi historia, hubiera crecido varios años.
Se acerca a mí y me abraza fuertemente. Le doy un beso en los cabellos. Y
poco a poco nos volvemos a separar. <br /> <br /> - No puedes decir nada de lo que te he contado. - le suplico. - Será nuestro secreto. <br /> <br /> - Te lo prometo. Guardar secretos es lo mío. - dice. <br /> <br /> - Eso es perfecto. Necesitamos gente como tú. - le digo mirándole a los ojos con media sonrisa formándose en mi rostro.</div>
</div>
</div>
</div>
Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-59070114949928999682012-07-15T05:23:00.002-07:002012-07-20T16:33:19.339-07:00CAPÍTULO 27 Mags<div class="content noh direction_ltr" id="id.391045340956561">
El
presidente acaba su discurso de bienvenida con una espeluznante sonrisa que provoca
que se me erice el bello de la nuca. Justo después, suena el himno que da por finalizado todo este circo y
con la ayuda del avox que me acompaña a todos lados <i><< ¡maldita sea la
hora en la que decidí hacerme la vieja enferma que todos creen que
soy! >></i>, nos dirigimos al Centro de Entrenamiento. Veo saltar a Finn de su
carroza y girarse para ayudar a hacer lo mismo a Nina, pero esta, rehusa
su mano y salta grácilmente junto a él. Tigris se nos adelanta y
felicita a los chicos con un susurro ronroneante, al tiempo que un
hombre extremadamente alto y delgado con el pelo verde peinado en puntas
de diferentes longitudes, se acerca y los felicita con entusiasmo. <br />
<br />
- ¡Mags! - grita Finnick al verme llegar, provocando que muchos ojos se vuelvan hacia nosotros. - ¿Qué tal hemos estado?<br />
<br />
- Magníficos, no tenéis de que preocuparos. - le digo. - Está todo controlado. - digo mirando a Nina. <br />
<br />
Ella asiente despacio y sonríe nerviosamente cuando aquel hombre de
altura imposible le pasa el brazo por los hombros. Niwl nos indica que
ya es la hora de ir a nuestra planta del Centro de Entrenamiento y todos
nos ponemos en marcha hacia los ascensores. Subimos hasta la cuarta
planta y Niwl rápidamente enseña a los chicos sus habitaciones y el
resto del lugar. Yo me voy directa a mí cuarto y me siento en la enorme
cama que tantas veces me ha acogido entre sus suaves sábanas y acaricio
la fina superficie con los ojos cerrados rememorando viejos recuerdos
que ya creía olvidados. Unos rítmicos golpeteos en la puerta me
despiertan de un sueño al que no recuerdo haber llegado. Me levanto
lentamente de la cama, que ahora esta toda arrugada y me dirijo a abrir
la puerta. Una avox de aspecto joven me indica que la cena está servida,
asiento sonriente con la cabeza y le doy las gracias antes de
marcharme.<br />
<br />
Al doblar la esquina para entrar al comedor, veo a Tigris y al gigante
verde discutiendo sobre quién debe sentarse junto a Finnick. Paso por su
lado y sin pensármelo dos veces, me siento en el lugar disputado. Ambos
me dedican miradas asesinas y yo les sonrío con picardía, lo que provoca
que ella me suelte un bufido que hace que sus bigotes bailoteen. Hecho una rápida mirada por la mesa que, como de costumbre, está llena de deliciosos manjares. Finalmente me decanto por un plato de pasta a la puttanesca que tiene una pinta excelente. Le doy un
codazo a Finn para que empiece a comer y después de una larga mirada a
toda la mesa se pone a ello con ganas. Miro a Nina y la insto que haga
la mismo, pero a pesar de que ella parece tener tanta hambre como él, se
contiene y come con más mesura. <br />
<br />
- Deja eso y come algo con
más proteínas. - le digo a Finn. - En la arena necesitaréis estar todo
lo fuertes y sanos que podáis. <br />
<br />
- Deja que el chico coma lo que
quiera Mags, aun queda mucho tiempo para que empiecen los juegos. - me
suelta el tipo del pelo verde. <br />
<br />
Me giro para encararlo y él me
sonríe con suficiencia al tiempo que se lleva el tenedor a la boca, con
el meñique alzado y gran delicadeza. <br />
<br />
- Perdona, creo que no nos han presentado. ¿Tú nombre es? - le digo sin un ápice de delicadeza en la voz.<br />
<br />
- Lǜ, mi nombre es Lǜ. Creo que ya nos conocíamos de antes,
pero es normal que a tu edad no lo recuerdes. - dice uniéndose a las
risas de Tigris y Niwl. <br />
<br />
No he visto a este tío en mi vida, con esas pintas lo recordaría, estoy segura. Noto que Finnick se tensa y está a punto de saltar, pero le pongo una mano sobre el brazo y sonrío ampliamente. <br />
<br />
- Tu trabajo, consiste en que ellos - digo señalando a los chicos. -
estén presentables. El mio, en que logren salir con vida de la arena y
puedan regresar a sus casas. Así que limítate a hacer tu trabajo y no me
digas como hacer el mio. - cuando acabo de hablar, lo imito llevandome el
tenedor a la boca, pero al contrario que él, sin tanta pomposidad.<br />
<br />
Cuando termina la cena, nos reunimos todos frente al televisor para ver
la repetición de esta noche. Pero como siempre es más de lo mismo, me
marcho arrastrando a los chicos conmigo. Lǜ está a punto de replicarme,
pero lo acallo con una mirada. Los acompaño a sus respectivas
habitaciones y me marcho a la mía. Al entrar me acerco al gran ventanal y
después de un largo y silencioso vistazo a las coloridas luces del
Capitolio, oscurezco los cristales y me acerco lentamente hasta la cama.
<br />
<br />
Me levanto con las primeras luces del alba, aunque llevo más
de media noche despierta. Una extraña y horrible pesadilla me atacó sin
piedad, privándome de mi descanso y dejándome aterrorizada en la cama
por el resto de la noche. Cuando salgo al pasillo, inmediatamente
aparece la chica avox de anoche. Me ayuda a ir hasta el salón y sentarme
en un cómodo sillón color coral, para acto seguido traerme un té con limón.
Lo deja sobre la mesita que tengo justo delante y se aparta, aunque no
se marcha muy lejos, pues cuando adelanto el cuerpo en el sillón para
alcanzar la hermosa taza de porcelana con mis aun temblorosas manos,
reaparece para ayudarme de nuevo. Pasado un rato, ya más calmada, me
levanto para ir a despertar a los muchachos, pronto tienen su primer
entrenamiento y no me gustaría que llegaran tarde.<br />
<br />
<br />
<div class="content noh direction_ltr" id="id.396073520439793">
Después
de un buen desayuno y algún que otro consejo rápido, bajo con ellos en
el ascensor. Me despido en mi planta y los dejo seguir solos. <br />
<br />
Caminar por estos pasillos después de tanto tiempo me resulta de lo más
extraño. Unos gritos me sobresaltan cuando estoy a medio camino de mi
destino, me giro para comprobar de donde proceden y veo a Haymitch
siendo arrastrado de malas formas por un agente de la paz y un chico
avox muy menudo. Me acerco a ellos y les pido que me dejen a solas con
él. <br />
<br />
- ¿Está de broma señora? - me pregunta el agente con cara
de bobo. - Este tío está borracho como una cuba, usted sola no podrá con
él. <br />
<br />
- No te preocupes por mí. Pero la próxima vez habla con
más respeto, este hombre es un ganador de Los Juegos del Hambre y merece
ser tratado como tal. - le espeto en tono cortante. <br />
<br />
- Tiene razón, le pido disculpas. - me dice, ahora avergonzado. <br />
<br />
Asiento con la cabeza y le digo al avox que me ayude a llevarlo a la
sala de mentores. Una vez dentro, lo tumbamos como podemos en uno de los
sofás que hay esparcidos por la sala. Miro a mi alrededor y todos nos
miran, esto hace que me irrite y les eche una mirada capaz de matar a
cualquiera que ose decir palabra. Aun mirándolos me dirijo a una de las
mesas que contienen todo tipo de comida y bebidas, agarro una gran
jarra de agua fría y se la arrojo por encima a Haymitch, provocando que
se despierte dando grandes bocanadas en busca de aire. Me recuerda a un
pez cuando está fuera del agua. Una vez que ya es consciente de lo que
pasa mira a su alrededor buscando al culpable y me pongo en su campo de
visión. Después de unos cuantos minutos mirándome con el ceño fruncido,
cae en la cuenta de que yo soy la culpable. Frunce aun más el ceño. <br />
<br />
- ¿Estás loca? - me grita. <br />
<br />
- No más que tú. - le digo sentándome frente a él. <br />
<br />
- ¿Porqué demonios has hecho tal cosa? - me pregunta con un gruñido gutural. <br />
<br />
- Necesitas estar fresco para poder ayudar a tus tributos. - le digo. <br />
<br />
Pasamos el resto del día discutiendo, sobre su comportamiento
vergonzoso y finalmente parece que lo he convencido, que lo que le llevo
diciendo todo el día hace mella en él. Pero al cabo de un rato lo veo
servirse una copa y me doy por vencida. Espero que algún día tenga unos
tributos lo bastante fuertes como para que se mantenga más o menos
sobrio para ayudarlos. Al final del día, Enobaria se me acerca para hablar de posibles alianzas con los del dos.<br />
<br />
- Piénsalo, necesitan unirse para quitarse del medio a los débiles. Eso hará que los juegos sean más interesantes para el público.<br />
<br />
- Tengo que hablar con mis chicos, aun no tengo un plan definido. - le digo sin poder apartar la vista de sus dientes.<br />
<br />
- Sabes que lo terminarás haciendo, solo es cuestión de tiempo. - me dice con una sonrisa que deja sus puntiagudos dientes al aire.<br />
<br />
Me despido de ella y me dirijo a la puerta para ir a los ascensores. Cuando llego a mi planta me voy derecha a mi habitación y me doy un baño. Al salir, me encuentro con Finnick sentado en mi cama.<br />
<br />
- ¿Que haces aquí? - le pregunto extrañada.<br />
<br />
- Necesitaba hablar a solas contigo. - me dice.<br />
<br />
- Entonces, adelante. Te escucho. - le digo sentándome a su lado.<br />
<br />
- Los del uno y los del dos nos han propuesto unirnos a ellos. - dice en un susurro. - Yo les dije que primero quería hablar contigo, pero Nina aceptó de inmediato.<br />
<br />
- No te preocupes, mañana en cuanto los veas, acepta el pacto. - le digo.<br />
<br />
- ¿Estás segura? - pregunta con el ceño fruncido.<br />
<br />
- Completamente. Eso os dará más tiempo y posibilidades. - le digo. - Y créeme, que necesitas todas esas cosas a tú favor si quieres volver.<br />
<br />
- Supongo. - dice.<br />
<br />
- Nada de supongo. Tienes que volver, hice una promesa que no me puedo permitir romper. - le digo en tono severo.<br />
<br />
Asiente despacio. Puedo ver la tristeza en sus ojos y eso me parte el corazón. Me acerco más a él y lo estrecho torpemente entre mis brazos. Nos quedamos así, hasta que unos golpes en la puerta nos sobresaltan y nos obligan a apartarnos. Me levanto despacio y abro la puerta. Nina está al otro lado.<br />
<br />
- ¿Podemos hablar? - pregunta.<br />
<br />
- Por supuesto, pasa. - le digo abriendo más la puerta.<br />
<br />
Entra despacio, pero bastante decidida, hasta que ve a Finnick sentado en la cama. Entonces se gira para encarame y levanta las cejas.<br />
<br />
- Si estás ocupada, puedo volver en otro momento. - me dice.<br />
<br />
- Si lo que tienes que decir es algo referente a una alianza, puedes hacerlo delante de él. - le digo despreocupada.<br />
<br />
Ella se gira y fulmina a Finnick con la mirada, antes de volverse de nuevo hacia mí.<br />
<br />
- No te preocupes, no pasa nada. Me alegra que tomaras la iniciativa, eso dice mucho de ti. - le digo.<br />
<br />
- Entonces, ¿hice lo correcto? - pregunta.<br />
<br />
Asiento y veo aparecer el alivio en su rostro. Un nuevo golpeteo en la puerta nos saca de nuestra conversación. Abro y la joven avox me indica que la cena está servida. Le doy las gracias y me giro hacia los chicos, les hago un gesto y juntos salimos al pasillo. Al llegar al comedor, todos nos esperan. Nos sentamos en los sitios vacíos y empezamos a cenar con una charla insulsa que no parece interesar a nadie. Al acabar el postre me levanto despacio, pues la maldita rodilla vuelve a hacer de las suyas, me despidos de todos y acompaño a los chicos a sus habitaciones. Cuando entro a la mía, me acerco a la cama y en lo único que soy capaz de pensar es en tener una noche sin pesadillas. Me tumbo despacio, intentando no apoyar demasiado la rodilla y me acomodo. Me siento tan agotada que poco tardan mis pesados párpados en caer en la negrura.<br />
<br />
Un leve zarandeo me obliga a abrir los ojos, la luz procedente de las ventanas me hiere y me hago sombra con la mano. Cuando consigo enfocar la mirada, veo a la chica avox. Me alzo sobre los codos mirando a mi alrededor y miro la hora. Me he dormido.<br />
<br />
- ¿Los chicos se han marchado ya? - le pregunto.<br />
<br />
La muchacha asiente y me ayuda a levantarme de la cama. Me doy una ducha rápida y salgo disparada hacia los ascensores. Bajo hasta la planta baja, pero en lugar de dirigirme hacia la sala de mentores, me dirijo a la calle. Antes de salir miro a mi alrededor con disimulo y me meto en las calles como una más, sin llamar la atención. Giro por una calle y me dirijo al callejón que hay detrás de una tienda de llamativas pelucas de colores. Camino en silencio hasta una pared de ladrillos, saco uno de ellos y meto la mano hasta el fondo con cuidado, noto algo al final del hueco y lo agarro. Cuando la vuelvo a sacar, abro la mano y encuentro un papel arrugado. Miro hacia ambos lados antes de abrirlo y leo lo que pone.<br />
<br />
<b><span style="font-family: "Courier New",Courier,monospace;"> calle rosa, pastel azul, 15 </span></b><span style="font-family: "Courier New",Courier,monospace;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"></span></span><br />
<span style="font-family: "Courier New",Courier,monospace;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;"><br /></span></span><br />
<span style="font-family: "Courier New",Courier,monospace;"><span style="font-family: Arial,Helvetica,sans-serif;">[N. de Drewinthesky] </span></span><i>Lǜ, significa "verde" en chino (escrito en fonética). Se pronuncia más o menos "LUÍ"</i></div>
</div>Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-4148427877263223302012-07-06T11:20:00.000-07:002012-07-07T14:46:14.440-07:00CAPÍTULO 26 MagsHace quince años que no piso el Capitolio. Desde el segundo vasallaje,
cuando perdí a cuatro niños inocentes. Muchos son los que me dicen que
tengo que volver a hacer de mentora, que soy la mejor. Yo no creo que
eso sea cierto, todos los que han ido en mi lugar en los últimos años lo
han hecho muy bien, aunque nadie a traído de vuelta a tantos tributos
como yo. Pero ya soy muy mayor y no me veo con fuerzas.<br />
<br />
Aunque
no haya ido a los juegos, he estado trabajando desde aquí, enseñando a
los niños técnicas de supervivencia tales como crear anzuelos o redes
capaces de atrapar a un contrincante. Me siento en la playa cada día y
observo a mis nietos crecer, hasta que el griterío de niños en la orilla
me obliga a levantarme, con esfuerzo e ir en su encuentro.<br />
<br />
- ¡Buenos días a todos! - los saludo al llegar junto a ellos. - ¡Se os oye desde mi casa! - todos ríen, y yo con ellos. <br />
<br />
- ¡Llegas tarde Mags! - dice Dawn, sentándose a mi lado.<br />
<br />
- Lo sé pequeña, pero ya no estoy tan ágil ni soy tan rápida. - mi
declaración provoca más risas. - ¿Alguien me pasa un poco de cuerda? Os
voy a enseñar a hacer un nudo del que nadie, sin un arma cortante podrá
escapar. <br />
<br />
Estas últimas palabras callan toda conversación o
risa. Ahora todos me prestan la mayor de las atenciones. Estoy ayudando a
Awel con su nudo, cuando noto que alguien se acerca al grupo de
puntillas. <br />
<br />
- ¡Finnick Odair, llegas tarde!. - digo sin levantar la vista de la cuerda que tengo en las manos. <br />
<br />
Escucho las risas de los otros y la suya propia mientras se acerca a
mí. Me rodea con los brazos y me da un beso en la mejilla. <br />
<br />
-
Lo siento Mags, estaba practicando con el tridente y se me fue el
tiempo. - se disculpa con esa voz dulce y zalamera que sabe que desarma a
cualquiera. <br />
<br />
- Dile a tu padre que los nudos también son
importantes. - le digo pasándole una cuerda. - ¿Acaso ya a olvidado
quien le enseñó a atar cabos? Aun recuerdo la primera vez que el mar se
llevó su barquita porque no supo amarrarla correctamente. - todos ríen y
veo aparecer a River, el hijo mayor de Ona.<br />
<br />
- ¿Puedo unirme al grupo? - pregunta algo tímido. <br />
<br />
Tras unos
segundos mirándolo, le ofrezco una cuerda y lo invito a sentarse a mi
lado. Estoy algo nerviosa, es la primera vez que voy a hablar con uno de
mis nietos. Se parece mucho al hombre del cual heredó el nombre,
excepto los ojos, tiene los ojos de su madre, que son exactamente igual a
los míos. <br />
<br />
- Creo que no nos conocemos, me llamo Mags. - me presento a la vez que le ofrezco la mano. <br />
<br />
- River Frey. - se presenta mientras me estrecha la mano. <br />
<br />
- Justo ahora les estaba enseñando a hacer un nudo corredero, ideal
para atrapar presas. - mientras los otros van practicando sus nudos, yo
le explico paso a paso a River algunos nudos importantes que ya hemos
hecho. <br />
<br />
A lo lejos se oyen las voces de algunas madres llamando
a sus hijos, miro al cielo y me doy cuenta de que se nos a pasado la
mañana volando. Algunos se levantan y me enseñan sus nudos antes de irse
a casa. Yo me levanto y me acerco a la orilla para mojarme un poco la
cara. Cuando me giro para marcharme, Finnick está tumbado en la arena
trabajando en sus nudos y River sigue sentado donde lo dejé. Me acerco a
él y me siento a su lado, está intentando hacer un nudo tejedor, pero
anticipa una vuelta de cuerda y cuando la estira se deshace todo.<br />
<br />
- Primero has de pasar la cuerda por debajo y después volverla a pasar
por arriba, luego le das la vuelta y ya lo tienes. - le explico. <br />
<br />
Sigue mis instrucciones y finalmente lo consigue. Me mira sonriendo y me
lo enseña, asiento sonriendo también y entonces, aparece ella
acompañada de una niñita preciosa de bucles cobrizos iguales a los de
ella. <br />
<br />
- ¡Ri! - lo llama. <br />
<br />
Él se gira y la llama con
la mano para que se acerque. Ella pone los ojos en blanco, pero
finalmente echa a andar hacia nosotros. <br />
<br />
- Hola. - me saluda de
pasada y yo asiento con la cabeza en un saludo silencioso. Se agacha
junto a su hijo y este le enseña el nudo. - ¿Desde cuando te interesan
los nudos?<br />
<br />
- No lo sé, pero me pareció buena idea aprender algunos, por si acaso... - dice susurrando las últimas palabras. <br />
<br />
- ¡Tú no vas a ir a los juegos, no necesitas saber esto! - le espeta ella con claro disgusto en la voz. <br />
<br />
- Mi abuela siempre decía que el saber no ocupa lugar. - le digo. <br />
<br />
- Y eso lo dices tú, que estás aquí sentada enseñando a todos esos
niños a hacer nudos para atrapar a otros niños y así poder matarlos. -
me dice empezando a alzar la voz. <br />
<br />
- Mamá, te estás pasando. No tienes ni idea de lo que estás diciendo. - le espeta River a su madre. <br />
<br />
- No creo que ese sea modo de hablar a tu madre jovencito. - le
reprocho a River. - Y con respecto a lo que me echas en cara. - empiezo a
decirle a ella. - Yo no estoy aquí para enseñar a niños a matar a otros
niños, les enseño a sobrevivir. Todo lo que yo les enseño les sirve
para la vida aquí, en el mar. - le digo mientras se lo señalo. - Son
cosas que todo habitante del distrito cuatro necesita saber si quiere
labrarse un futuro. <br />
<br />
Dicho esto me levanto y me giro hacia Finnick, que no a levantado la vista de su cuerda ni un segundo. <br />
<br />
- ¡Finn! - lo llamo. - Acompañame a casa, tengo algo para Lux.<br />
<br />
Lux es íntima amiga mía y abuela de Finnick. Él y su padre, Jonah, viven
con ella desde que su madre murió cuando él tenía siete años. A pesar
de que Jonah trabaja y Finn lo ayuda de vez en cuando, no siempre tienen
suficiente dinero para comer. Por eso yo me encargo de que no les falte
de nada, igual que hago con mi hija y su familia, aunque al contrario
que Lux, ella no lo sabe. <br />
<br />
Por el camino que lleva hasta mi
casa, Finnick me avasalla a preguntas sobre distintos tipos de nudos o
sobre como hacer un anzuelo con la espina de un pescado y el tallo de
una flor. Finalmente llegamos y lo invito a pasar, lo conduzco hacia la
cocina y le ofrezco un gran pedazo de bizcocho de limón y un vaso de té
helado. Mientras él come, seguimos hablando del tema y yo le voy
preparando todo lo que se tiene que llevar a casa: comida, algunas
medicinas, algo de ropa y un poco de dinero. Pasado un rato, nos
despedimos y ya cargado de provisiones se marcha. Yo me siento en mi
mullido sillón y me pongo a bordar el regalo de cumpleaños de Sirin, la
hija pequeña de Ona. <br />
<br />
Llaman a la puerta y aunque mi primer pensamiento fue no abrir, finalmente lo hago y me arrepiento casi al instante. <br />
<br />
- ¿Cuantas veces he de decirte que no vengas a mi casa? - le espeto a
la vez que la tomo del brazo y la meto corriendo en casa, asegurándome
de que nadie la ha visto antes de cerrar la puerta. <br />
<br />
- A pasado mucho tiempo Mags... - dice Rose en tono cansado. <br />
<br />
- Eso no importa, mientras ella siga viva nadie debe saberlo. -
susurro. - Dime que necesitas y te lo daré, pero debes marcharte cuanto
antes. <br />
<br />
- No necesitamos nada gracias a ti. - dice. <br />
<br />
- Entonces, ¿a qué has venido? - le pregunto, ahora preocupada. <br />
<br />
- Ona me ha contado vuestra discusión de esta mañana. - me explica. -
Está muy disgustada por la forma en que te habló y me ha pedido que
viniera a disculparme.<br />
<br />
- ¿Porqué no ha venido ella? - le pregunto, aunque realmente no quiero saber la respuesta. <br />
<br />
- Porque está avergonzada. - me dice. - Y más después de que yo la reprimiera por su conducta. <br />
<br />
- ¿Porqué has hecho tal cosa? - le digo, ahora claramente enfadada. <br />
<br />
- Pues porque soy su madre, ¿no? - esa simple frase me parte el alma,
porque aunque me duela, es la verdad. Ella es su madre, no yo. Es su
deber reñirle aunque ya sea una mujer adulta, yo quise que así fuera el
día que se la entregué. <br />
<br />
- Tienes razón, tú eres su madre. - le digo con pesar. - Dile que está todo olvidado, que no la culpo por lo que dijo. <br />
<br />
Rose asiente y la acompaño a la puerta, antes de cerrar recuerdo el
regalo y le grito que espere, me meto en la casa y cojo el vestido
blanco bordado en plata que cuelga del brazo del sillón, vuelvo hacia la
puerta y bajo los escalones del porche para encontrarme con ella. <br />
<br />
- Toma, es mi regalo para Sirin. - le digo entregándoselo. - Espero
haber acertado con las midas. - le digo con una triste sonrisa en el
rostro. <br />
<br />
Ella vuelve a asentir y se marcha por el camino de tierra, yo me quedo dónde estoy hasta que la veo desaparecer colina abajo. <br />
<br />
Una semana después, de camino a la plaza para la cosecha, veo a Ona
junto a su marido y Sirin, que lleva el vestido que le hice. Supongo que
River ya ha ido a ponerse junto a los demás chicos de su edad. Subo al
escenario con la ayuda de Tyr y me siento en mi sitio antes de que el
alcalde Sattherwaite empiece con su aburrido discurso de siempre, al
finalizar, le llega el turno a Niwl, que después de saludar pomposamente
se dirige a la urna de la chicas, coge una papeleta y vuelve al centro
del escenario. Carraspea tímidamente y lee en voz alta y clara:<br />
<br />
- Nina MadHatter. <br />
<br />
Vemos aparecer a una chica de unos dieciséis
años alta y delgada, con el pelo castaño recogido en una coleta. Parece
segura de si misma y eso me gusta. <br />
<br />
Niwl la recibe sobre el
escenario con un fuerte apretón de manos y acto seguido, se lanza a por
el nombre del chico. Tarda unos segundos en coger la papeleta porque la saca del fondo, vuelve al centro y lee:<br />
<br />
- Finnick Odair. <br />
<br />
Mi corazón se detiene con una sacudida dolorosa cuando veo aparecer al
chico en el escenario. Parece fuerte y seguro de sí mismo, pero yo lo conozco desde
que nació, y se que detrás de esa gran sonrisa, está aterrorizado. Miro
hacia el público y encuentro a Lux llorando desconsoladamente sobre el
hombro de Jonah. Sigo mirando en busca de River, que está a salvo, junto
a sus padres y es entonces cuando me decido. <br />
<br />
Hacía mucho
tiempo que no entraba en el Edificio de Justicia, pero no parece haber
cambiado nada. Subo en el ascensor hasta la primera planta. Me topo con un
agente de la paz cuando se abren las puertas y sin hacer caso de lo que
me grita, aprieto el paso y me dirijo a la sala de espera de los
familiares de los tributos. Justo cuando llego, se abre la puerta y
aparece una sollozante Lux agarrada del brazo de Jonah, que no llora
pero tiene los ojos muy rojos. <br />
<br />
- ¡Lux! - grito, acercándome para estrecharla entre mis brazos. - No temas, iré con él y lo traeré de vuelta, te lo prometo. <br />
<br />
Un par de agentes aparecen para llevárselos y es entonces cuando me escabullo dentro de la sala donde está Finnick. <br />
<br />
- ¡Mags! - exclama al verme aparecer por la puerta. <br />
<br />
- No te preocupes, volverás a casa aunque sea lo último que haga. - le
digo mientras le acaricio el cabello del color del bronce. - Te espero
en el tren, no digas ni hagas nada hasta que nos veamos. <br />
<br />
Vuelvo al ascensor para bajar y el mismo agente que antes me gritaba,
vuelve para seguir con su perorata de antes. Yo simplemente lo miro
sonriente, como si no entendiera ni una palabra de lo que me dice. Llevo
años haciéndome pasar por senil. He fingido tener varios ataques
propios de mi edad, pero aparte de una rodilla un poco cascada, estoy
fuerte como un tifón. Al llegar abajo, me voy directa al tren y a pesar
de las súplicas de Tyr y Balder de que es mejor que me quede en el
distrito, me subo al vagón. Poco después, aparece Niwl con Finnick y
Nina, que a pesar de la serenidad de su rostro, el enrojecimiento ocular
la delata.<br />
<br />
Le hago a Niwl un gesto con la mano, pidiéndole un poco de intimidad y
ella enseguida desaparece tras una puerta dejándonos solos. Los invito a
tomar asiento y yo hago lo propio frente a ellos. Al doblar la rodilla,
emito un leve quejido de dolor y Finnick, siempre atento, se levanta de
su asiento para ayudarme. <br />
<br />
- Gracias. - le digo acariciándole la cara con suavidad. <br />
<br />
El sonríe y se vuelve a sentar junto a Nina. <br />
<br />
- No tenemos mucho tiempo, pronto llegaremos al Capitolio y una vez
allí pasareis a manos de los estilistas y sus equipos de preparación. -
les informo. - No volveremos a vernos hasta después de la ceremonia
inaugural. Portaos bien y sed educados con todos ya que la primera
impresión que causéis será la más importante durante vuestra estancia
aquí, eso os ayudará a conseguir patrocinadores. <br />
<br />
- ¿Crees que podrás conseguir buenos patrocinadores? - me pregunta Nina. <br />
<br />
- ¡Por supuesto que lo hará! - exclama Finnick algo molesto. - Era la mejor mentora de todo Panem. <br />
<br />
- Y yo no lo pongo en duda. - se defiende Nina. - Pero has de reconocer
que es muy mayor y está enferma, todo el distrito cuatro lo sabe. <br />
<br />
- ¿Porque habláis como si yo no estuviera aquí? - les pregunto, ambos
bajan la mirada avergonzados. - Soy mayor, pero todavía rijo, créeme.
Todo lo que oigas en el distrito sobre mí, son solo cuentos de vieja
chismosa. <br />
<br />
- Si, de una vieja chismosa llamada "Mags" - dice
entre risas Finnick a la vez que hace unas comillas con los dedos al
pronunciar mi nombre. <br />
<br />
- Si, bueno, admito que yo inventé
algunas de esas cosas. Pero no es mi culpa que la gente las creyera, ¿no?
- les pregunto. - Al fin y al cabo, estaba siempre en la playa
enseñando a todo el que quisiera, podrían haber preguntado.<br />
<br />
<div class="content noh direction_ltr" id="id.358912357515342">
- Supongo que si. - dice Nina. <br />
<br />
- Bueno, ahora dejémonos de tonterías y vayamos al grano. - les digo en
tono mas serio. - Vuestras habilidades. Necesito saberlas para empezar a
trabajar. - ambos me prestan toda su atención. - Finnick, ya se cuales
son tus puntos fuertes, pero quizás te guardes un as en la manga,
¡sorprendeme!.<br />
<br />
- En realidad ya conoces mas o menos todo lo se
hacer... Aunque últimamente he estado practicando mucho con el tridente
de mi padre, que es mas grande y pesado. - explica. <br />
<br />
- Jonah es un gran maestro y si tu eres la mitad de bueno que el, no tendrás muchos problemas. - le digo. - ¿Nina?<br />
<br />
- Bueno, yo no sé manejar un tridente. - dice mirando a su compañero de
reojo. - Pero se nadar bastante bien y soy ágil y rápida.<br />
<br />
- Bastará si eres inteligente. - le digo. <br />
<br />
Sigo dándoles instrucciones para causar una buena impresión en su
llegada al Capitolio, mientras tomamos un tentempié, cuando aparece Niwl
para avisarnos de que en breve llegaremos a la siempre atestada
estación. <br />
<br />
- Perfecto, gracias Niwl. - le digo, antes de
girarme para encararlos de nuevo. - Recordad todo lo que hemos estado
hablando y todo saldrá a pedir de boca. <br />
<br />
Quince minutos
después, el tren entra en la abarrotada estación. Parece que todo el
Capitolio esta aquí metido, no cabría ni un alfiler. Al bajarnos, todos
gritan el nombre de Finnick. Mujeres y hombres, niños y niñas, todos. Hasta que salgo de entre las sombras creadas por el vagón y un susurro
de exclamación y sorpresa recorre toda la estación. << ¡<i>Es Mags!</i> >> murmullan
algunos, << <i>No puede ser...</i> >> musitan otros, <<<i> Parece muy mayor</i> >> susurran. ¡Que esperaban!, que fuera siempre joven y guapa.<br />
<br />
Unos avox vienen a recoger a los tributos para llevarlos con sus
correspondientes equipos de preparación y a mí, como si me hiciera falta,
uno me agarra del brazo y me guía hasta la sala de mentores, dónde me
ayuda a sentarme en un cómodo sillón de terciopelo color borgoña y me
ofrece una vaso de zumo de naranja. Supongo que cree que necesito tomar más
vitaminas. Me bebo el zumo por no hacer el feo, mientras espero a que
lleguen los demás mentores. Justo cuando voy a dar el último trago,
aparece el mentor que faltaba, borracho como una cuba. Se sienta a mi
lado y el pestazo a alcohol de su aliento me da arcadas, pero me
contengo. Es el ganador del segundo vasallage de los veinticinco. No
tengo el placer de conocerlo, tuve que marcharme del Capitolio en el
mismo instante en que murió mi último tributo. De todos los que han
estado o estamos aquí, sin duda alguna, él es el mejor, el que tienen
más mérito. Tuvo que superar el doble de adversidades y oponentes,
cuarenta y siete niños tuvieron que morir para que él pudiera volver a
casa. <br />
<br />
- Tú debes de ser Haymitch, ¿no es cierto? - le digo en una voz que es apenas un susurro. <br />
<br />
Se gira hacia mí y me mira con el ceño fruncido, se aparta el pelo de la cara, tose sin taparse la boca y me dice:<br />
<br />
- Si señora, soy yo. - dicho esto se recuesta hacia atrás en su asiento y empieza a roncar sonoramente.<br />
<br />
Pasado un rato que se me hace interminable, nos indican que debemos ir a
las cuadras. Finjo que me cuesta levantarme y sorprendentemente
Haymitch es el único que se ofrece para ayudarme Me lleva del brazo
hasta el pasillo, dónde un avox que me resulta vagamente familiar me
ofrece su brazo. Durante el camino hasta los ascensores, no puedo evitar
mirarlo de reojo de vez en cuando, intentando recordar de que lo
conozco, pero no caigo. Me meto en el primer ascensor que encuentro
abierto junto con tres mentores más a los que no presto ni la más mínima
atención. Cuando se abren las puertas, Niwl me está esperando. <br />
<br />
- ¡Estoy deseando ver la cara que pones cuando veas a los chicos! - exclama. <br />
<br />
Me lleva hasta un carro tirado por unos impresionantes caballos tan
blancos como la nieve. Justo al lado veo a los chicos, Finnick lleva una
toga blanca que le deja el maquillado torso al descubierto. Le han
dibujado pequeñas escamas en tonos azules y verdes brillantes por aquí y
por allá. En su mano derecha lleva un tridente pequeño y plateado, a
juego con el que Nina lleva puesto en el pelo, para sujetarle la melena.
Su vestido, deja también mucha piel al descubierto, pero tapa todo lo
que tiene que tapar. <br />
<br />
Siento a Niwl llamarme y me giro para
encontrarme con ella. Está con una mujer muy extraña. Tiene la piel
estirada, decorada con unos tatuajes formando rayas negras y doradas y la nariz
aplastada con largos bigotes. Me acerco a ellas y Niwl me la presenta. <br />
<br />
- Te presento a Tigris, la estilista de Finnick. <br />
<br />
Le doy la mano y la estrecha entre las suyas, de uñas largas y afiladas.</div>Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-366305073102139702012-06-30T09:29:00.001-07:002012-06-30T09:29:41.160-07:00CAPÍTULO 25 MagsHan pasado veinticinco años, veinticinco años sin River, veinticinco años viendo crecer a mi hija desde la soledad de mi escondite, viéndola crecer con una madre que no soy yo, sufriendo por ella en sus años de cosecha y ahora, veinticinco años después viendo como se convierte en madre sin mí.<br />
<br />
Sentada en una roca, sintiendo la brisa en la cara, observo de lejos a Ona, que acuna a su bebé para que se duerma arrullado por las olas del mar, exactamente igual que hacía yo cuando ella era una bebé. Sigo observándola en silencio a lo lejos, hasta que alza el rostro y nuestras miradas se encuentran. Nos miramos solo unos segundos, pero a mí se me hacen eternos. Alguien la llama, porque aparta la mirada y se vuelve. Asiente con la cabeza y después de un rápido vistazo en mi dirección, se marcha. Me quedo sentada dónde estoy hasta que la pierdo de vista por el camino que lleva al centro del distrito. Cuento hasta veinte y después de tragar un buen trago de aire, me levanto y me encamino hacia mi casa en la Aldea de los Vencedores. Al llegar a casa, miro el reloj que pende de la pared de la entrada. <<Son casi las doce - me digo - El show va a empezar>>. Me dirijo al salón y me siento en el mullido sillón color arena que hay junto a la ventana. La rodilla derecha me cruje al sentarme. <<La edad no perdona>> pienso mientras me la froto.<br />
<br />
A las doce en punto, Caesar Flickerman, el hijo de Eustace, hace su aparición en el escenario, es incluso más pomposo que su padre. Bromea y ríe con el público, después de unas cuantas palabras más, grita a pleno pulmón:<br />
<br />
- ¡Ya ha llegado el momento del Vasallage de los Veinticinco!<br />
<br />
El presidente Snow aparece en escena después de ser anunciado por Caesar. Camina hasta el centro del escenario, seguido de un niño vestido de blanco que porta en sus delgados brazos una sencilla caja de madera, seguro que de caoba, ya que en el Capitolio "todo" es de caoba. Ya en el centro, empieza con su discurso, nada nuevo, siempre lo mismo, habla sobre los vasallajes y nos explica lo que sucedió en el primero, el que ganó Sarah. Acaba y suena el himno. Todo el mundo guarda silencio. Al terminar la música, Snow se gira hacia el chico y me sorprende cuando le dedica una sonrisa y le revuelve los cabellos. Abre la caja y saca el sobre amarillento con el numero cincuenta grabado, levanta la solapa, saca la tarjeta y lee:<br />
<br />
- En el cincuenta aniversario, como recordatorio de que murieron dos rebeldes por cada ciudadano del Capitolio, todos los distritos enviarán el doble de tributos de lo acostumbrado.<br />
<br />
Una mueca de horror aparece en mi rostro, cuatro niños por cada distrito. Cuarenta y ocho participantes, un solo ganador. Este año, el cincuenta será memorable. El doble de muertes, el doble de diversión, al menos para algunos. Apago el televisor, no quiero ver más a ese desalmado, esta disfrutando con todo esto. Decían que Rain era malo, pero Snow es absolutamente perverso.<br />
<br />
Llaman a la puerta y cuando me levanto para abrir, la maldita rodilla me vuelve a crujir. Voy todo el camino hasta llegar a la puerta mascullando. Abro la puerta y me topo de cara con Tyr, uno de mis chicos. Hace cinco años logré traerlo de vuelta, fue un milagro, porque nadie apostaba por él. El pobre nació con un solo brazo, pero aún así luchó y venció. Ahora es bastante famoso en el Capitolio, las mujeres se lo rifan.<br />
<br />
- Pasa, no te quedes ahí parado como un pasmarote. - le digo.<br />
<br />
- ¿Qué vas a hacer? - pregunta, entrando en la casa. - Cuatro tributos son demasiados.<br />
<br />
- Nada. - le digo mientras le ofrezco un asiento.<br />
<br />
Se queda parado dónde está, a medio camino del sillón, yo me siento y esta vez no puedo evitar un mueca al doblar la pierna.<br />
<br />
- ¿Nada? - frunce el ceño. - Mags, no te entiendo. ¿Qué quieres decir?<br />
<br />
- Que no voy a hacer nada, no pienso ser participe en estos juegos. - le digo mirando fijamente a su cara de perplejidad.<br />
<br />
- Pero no puedes hacer eso... ¡No puedes abandonarnos! - me dice alzando la voz.<br />
<br />
- Estoy convencida de que tú lo harás igual de bien que yo. - le digo con dulzura, pero él niega con la cabeza.<br />
<br />
- Yo no estoy tan seguro. - dice alejándose por el pasillo hacia la puerta. La abre si se marcha dando un portazo.<br />
<br />
Su reacción me hace sonreír. Me recuerda un poco a mí, con ese temperamento. No pienso ir a estos juegos, lo tengo decidido desde que acabaron los últimos. Estoy cansada de todo esto y lo único que me apetece hacer ahora es quedarme en casa.<br />
<br />
***<br />
<br />
Hoy es el día de la cosecha. Hace meses que no veo a Tyr, desde nuestra conversación el día de la lectura de la tarjeta que no lo veo. Es posible que me esté evitando, quiero pensar que no me importa, pero no es así. Me levanto con parsimonia de la cama y me meto en el baño. Después de una ducha, me visto con lo primero que encuentro y sin pararme a desayunar, salgo de casa. Me dirijo a la playa, por el camino que hay cerca de mi casa. La más alejada de la aldea. Serpenteo por la estrecha senda hasta llegar a mi roca. Me siento y aspiro el aire puro. Cierro los ojos y miro al cielo, mis párpados se tornan naranjas. Casi puedo notar los brazos de River rodeando mi cintura. Ese pensamiento me hace abrir los ojos de golpe, aún después de tantos años, pensar en él me duele en los más profundo de mi ser. Me levanto de mi asiento y me acerco a la orilla. El agua helada moja mi piel provocando que un escalofrío recorra mi cuerpo, mis pies se hunden en la arena y esa sensación me encanta porque me recuerda de dónde provengo. Unas risas lejanas hacen que me gire. Allí está ella, como cada día desde hace doce años. Saco los pies de la arena con bastante esfuerzo, el agua los ha hundido a conciencia. <<No quiere que me vaya>>. - pienso para mis adentros. Vuelvo a sentarme en la roca y la contemplo hasta que se marcha.<br />
<br />
- ¡Mags! - grita alguien a mi espalda.<br />
<br />
Me giro y me encuentro con Alia, la nieta de mi antiguo mentor Seah, que viene corriendo por el camino que lleva hasta mi casa. Me levanto y camino lentamente hacia ella. Cuando llega a mi altura, respira con dificultad. Espero a que se reponga y la guío hacia mi casa, dónde le ofrezco un gran vaso de agua que bebe sin pararse a respirar. Deja el vaso con fuerza sobre la mesa y me mira sonriendo.<br />
<br />
- ¿Vas a contarme a que ha venido todo esto? - pregunto sonriendo también.<br />
<br />
- Me envía mi abuelo. - responde.<br />
<br />
- Seguro, pero ¿para qué? - pregunto entrecerrando los ojos con sospecha.<br />
<br />
- Hoy es la cosecha. - dice.<br />
<br />
- Lo sé.<br />
<br />
- Tienes que ir. - me dice seriamente.<br />
<br />
Miro la hora, está a punto de comenzar la cosecha y no podemos faltar.<br />
<br />
- Vamos. - le digo haciendo un gesto con la mano.<br />
<br />
Juntas nos encaminamos a la plaza. Al llegar todo el mundo me mira y me hace pasillo para dejarme llegar hasta el escenario. Estoy segura de que ha corrido la voz de que este año no voy a ir a los juegos, porque los oigo cuchichear sobre ello. Cuando llego arriba, saludo a los otros ganadores, al alcalde Sattherwaite y a Niwl, la nueva acompañante del Capitolio asignada al distrito cuatro. Es alta y esbelta, siempre viste de azul, combinando diferentes tonos. Su pelo es blanco con reflejos azules, parece una princesa de hielo. Pero a pesar de su frío aspecto es una chica muy cálida y agradable, me cae realmente bien para ser del Capitolio. El alcalde da su discurso y recuerda a los habitantes las reglas del segundo Vasallaje de los Veinticinco. Una vez concluido el discurso, Niwl ocupa su puesto en el centro del escenario. Pronuncia unas pocas palabras y se dirige a la urna de las chicas. Coge dos papeletas y vuelve al centro, carraspea y lee en voz alta y clara:<br />
<br />
- Juniper Pearl.<br />
<br />
Joon, la hija pequeña del boticario. La chica, de apenas doce años sube al escenario entre lágrimas. Se me parte el alma al pensar que esa diminuta niñita tendrá que enfrentarse a cuarenta y siete oponentes. Niwl desdobla el segundo papel y lee:<br />
<br />
- Raven Darkholme.<br />
<br />
Veo aparecer por el escenario a una chica preciosa de pelo rojo como el fuego y ojos dorados. Es mayor que Joon, yo diría que tiene unos dieciséis o diecisiete años, es alta y esbelta, pero fuerte y atlética, creo que tiene posibilidades. Ahora es el turno de los chicos y Niwl se acerca a la urna y coge dos papeletas más.<br />
<br />
- Leo Lighthouse.<br />
<br />
Lighthouse, conocí a un hombre que se llamaba así. Trabajaba con mi padre, seguramente fuera su abuelo. Sube con paso decidido, es rubio y tiene los ojos azul clarito, tanto, que de lejos solo se le ve la pupila. El último tributo está a punto de ser escogido y el público guarda silencio.<br />
<br />
- Benjamin Barker.<br />
<br />
Un chico alto y desgarbado, con la melena negra y rizada despeinada se abre paso entre el gentío. Al llegar al lado de sus compañeros lo veo apretar fuertemente los puños. Niwl termina con unas pocas palabras más y los tributos quedan en custodia. Me levanto para marcharme a mi casa, pero las caras de los otros ganadores me frenan en seco. Seah se me acerca, pero lo paro en seco con un movimiento de la mano. Bajo del escenario y me encamino hacia mi casa. La gente murmura a mi alrededor, pero no hago caso. Veo a Ona junto a Rose, esta última lleva en brazos al bebé, no puedo evitar que la envidia me azote con toda su fuerza. Acelero el paso y salgo de la plaza, pero cuando estoy a punto de llegar a la aldea, algo me hace volverme y a pesar de mi rodilla, echo a correr como alma que lleva el diablo. Llego justo a tiempo para subir al tren, Tyr sonríe al verme aparecer y Balder, que era el otro mentor elegido para ir a estos juegos, se baja del tren.<br />
<br />
- Sabía que no nos ibas a dejar en la estacada. - dice dándome un abrazo.<br />
<br />
- Jamás me lo habría perdonado. - digo, viendo pasar el distrito tras la ventana del tren.<br />
<br />
Este año, a pesar de que llevamos al doble de tributos de lo acostumbrado, todo es igual. Al llegar al Capitolio los tributos pasan a las manos de los equipos de preparación y nosotros nos reunimos con los demás mentores. Los conozco a todos, aunque rara vez cruzo más de dos palabras con ninguno. La única con la que mantengo una relación más estrecha, aparte de mis compañeros de distrito, es Lilac, que sigue siendo la única vencedora del doce. Después del desfile de inauguración, vamos directamente a nuestra planta y tomamos la cena comentando todo lo ocurrido hasta el momento.<br />
<br />
La semana de los entrenamientos se me pasa volando, tanto que cuando me dicen que es la hora de preparar a los tributos para las entrevistas previas a la arena, me quedo patidifusa. Joon, no es muy buena en la pelea y desgraciadamente es demasiado joven como para saber hacer algo que pueda provocar la muerte de nadie, así que su táctica será la de ir de niña indefensa que necesita que la cuiden a toda costa. Raven es harina de otro costal, es fuerte, atlética y muy guapa, así que no tendrá dificultad a la hora de encontrar patrocinadores. Cuando les llega el turno a los chicos, ellos mismos lo tienen bastante claro. Leo, es la simpatía personalizada, su papel irá por ahí, intentará ganarse al público de ese modo. Benjamin es un chico muy reservado. Su pelo alborotado le da un aire misterioso que gustará a la gente del Capitolio. Pese a mis dudas iniciales, este año los tributos han sido bastante fáciles de guiar. Así que no es de extrañar, que en las entrevistas destaquen sobre los otros, a excepción del chico del doce, Haymitch Abernathy. El chico realmente llama mi atención, es mordaz, arrogante e indiferente, pero por encima de todo eso es un ganador. Si mis chicos no tienen ninguna posibilidad de ganar, espero que lo haga él.<br />
<br />
La mañana de los juegos, me despierto bastante alterada, un mal presentimiento me atormenta. Me despido de ellos al modo acostumbrado, juntando nuestras cabezas y dándoles un último consejo. Sé que lo harán bien, al menos eso espero.<br />
<br />
Un murmullo de admiración recorre el lugar al contemplar la arena, es la más impresionante que he visto en los cincuenta años de los juegos. La Cornucopia se encuentra en medio de un prado sembrado de hermosas flores, el cielo azul, tiene esponjosas nubes blancas flotando por él, a la derecha se extiende un bosque magnífico y a la izquierda una gran montaña nevada ocupa el lugar.<br />
<br />
El baño de sangre se cobra dieciocho víctimas, ninguna del distrito cuatro, lo que es un alivio. En los días siguientes, nos damos cuenta de que no solo es la arena más impresionante de todas, también la más mortífera. Los tributos van cayendo, la mayoría víctimas de la arena, ya que casi todo es venenoso (los frutos que penden de arboles y arbustos, el agua de los arroyos e incluso el aroma de las flores). Los profesionales no tienen demasiados problemas, ya que están bien surtidos gracias a la Cornucopia, pero no puedo decir lo mismo de la mayoría de ellos. Solo los del doce parecen arreglárselas de maravilla, a pesar de algunos incidentes.<br />
<br />
A los cuatro días, la majestuosa montaña se transforma en un volcán hambriento de sangre, que se traga a doce tributos, entre ellos Leo y la pequeña Joon. El mismo día en que los dos tributos aliados del doce deciden separarse, la chica, creo recordar que se llama Maysilee muere al ser atacada por una bandada de pájaros rosa chillón. Ese mismo día un poco más tarde Raven muere tras luchar con Jack Ripper, el único tributo del dos que queda con vida, aunque no tarda mucho en morir tras la picadura de una mariposa. Solo quedan tres tributos, Benjamin, Haymitch y la chica del distrito uno. Unas dos horas después los gritos de Ben atraen las miradas de todos los presentes, esta siendo atacado por una manada de ardillas, el cañonazo no tarda en sonar. Con ese cañonazo, mi estancia en el Capitolio se termina. Me giro y busco a Lilac con la mirada. Está rodeada de gente, que ahora, al final de los juegos quieren ayudarla a patrocinar a su tributo. Me quiero acercar a ella, pero Niwl viene en mi busca, debemos marcharnos ya.<br />
<br />
Al día siguiente, cuando abro la puerta de mi casa, la desolación se apodera de mí.Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com13tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-87633098032143523712012-06-23T11:47:00.001-07:002012-06-23T11:47:17.624-07:00CAPÍTULO 24 Mags- ¡AUGUSTUS MERRYWEATHER A MUERTO! - grita Solem entrando en el vagón comedor.<br />
<br />
Sarah y yo nos miramos de soslayo, mientras Solem nos explica lo sucedido.<br />
<br />
- Parece ser que anoche, durante la cena en la mansión del presidente, ¡LO ENVENENARON!<br />
<br />
- Es una pena. - digo sin más, mirando a Sarah, que ahora mira su plato totalmente concentrada, intentando pinchar un guisante algo rebelde. - ¿Cómo te has enterado? - pregunto, notando la mirada de Sarah ahora concentrada en mí.<br />
<br />
- ¡Todo el Capitolio lo sabe! - exclama llevándose las manos al pecho muy alterado. - Todo el mundo está muy asustado, temen por sus vidas. ¡Ese loco desalmado podría matar a cualquiera!<br />
<br />
- Puede que solo sea un hecho aislado... - empiezo a decir.<br />
<br />
- ¿Pero quién podría querer acabar con la vida de Augustus? - pregunta al borde de las lágrimas. - Era un hombre maravilloso...<br />
<br />
Le doy unas palmaditas en la espalda, no para consolarlo, si no para que se calle de una maldita vez. No me arrepiento ni por un instante de lo que hice anoche, lo volvería a hacer una y mil veces. De mil maneras diferentes, todas ellas dolorosas, que le produzcan un dolor tan terrible como el que me produjo a mí al arrebatarme al amor de mi vida, de mi existencia.<br />
<br />
- Gracias Mags, te agradezco el consuelo, pero si me disculpáis, me retiro a mi compartimento. - dice levantándose pesaroso de su asiento.<br />
<br />
- Claro, descansa. Ha sido un día muy largo, lleno de emociones... - le digo sin pizca de emoción en la voz.<br />
<br />
Cuando se cierra la puerta del vagón, me giro hacia Sarah que me mira pidiéndome las explicaciones que tanto tiempo lleva esperando a que le de.<br />
<br />
- ¿Qué quieres saber? - le pregunto sin más rodeos.<br />
<br />
- Todo, desde el principio. - responde también sin rodeos.<br />
<br />
- Hice algo.... que provocó... que... que mataran a... River... - me cuesta pronunciar su nombre, duele demasiado. Al ver que Sarah no responde, levanto el rostro hacia ella y su miranda es de absoluto espanto.<br />
<br />
- ¿Qué hiciste para que algo tan terrible sucediera, fue por nosotros? - pregunta con voz estrangulada.<br />
<br />
- No, no... - no sé que hago contándole esto, es tan solo una niña y está sufriendo por mi culpa. - Fue por mí. Desde que gané los juegos, Augustus se encaprichó de mí de forma enfermiza. Me acosaba de forma verbal... y a veces incluso física. Aquel día no pude más y me enfrenté a él. - le digo sin apartar la mirada de su cara de espanto. - Después de hablar con el médico que te atendió tras ganar los juegos, una avox me condujo hasta una sala totalmente a oscuras y me encerró allí. Justo en la habitación contigua, entraron dos agentes de la paz arrastrando a River... - el nudo que me oprime el corazón aumenta. - Poco después apareció Augustus y le disparó en la cabeza después de pronunciar unas pocas palabras que jamás olvidaré. - una punzada de dolor me atraviesa y me deja sin aire al recordar esas últimas palabras, mientras los ojos abiertos por el pánico de River, me miraban por última vez.<br />
<br />
- Ahora entiendo tu comportamiento... y el de mi madre... - murmura.<br />
<br />
- ¿Qué tiene que ver Dora en todo esto? - pregunto extrañada.<br />
<br />
- Estoy segura de que ella sabía lo te pasaba, no es muy habladora,pero tiene un instinto para estas cosas, y más desde que murió Nereo. - dice muy convencida.<br />
<br />
- Vino a verme el día que empezaba la gira... Me trajo té. - digo rememorando ese día.<br />
<br />
- Lo sé, quise acompañarla, pero no me lo permitió. Dijo que aun no estabas preparada para verme... En ese momento no lo entendí, pero ahora... - dice, alargando la mano sobre la mesa para tomar la mía.<br />
<br />
- Por eso lo hice, por eso eché la pastilla en la copa de ese mal nacido. Espero que puedas mantener el secreto, porque lo que hice, a pesar de que no me arrepiento, es algo muy grave. - le digo mirándola de forma algo severa.<br />
<br />
- No vi nada, así que no hay nada que contar. - dice.<br />
<br />
- Mejor. - le digo. - No querría que te vieras envuelta en nada de esto, y menos por mi culpa.<br />
<br />
Pasamos el resto de la velada en silencio, aunque de vez en cuando alabamos la comida. Después de comer, nos sentamos en sendos sillones, y aunque realmente no conversamos, la compañía mutua nos satisface. Solem aparece en algún momento de la tarde, para avisarnos de que pronto llegaremos al distrito cuatro, dónde finalizará la Gira de la Victoria y podremos seguir con nuestras vidas.<br />
<br />
Mi nueva y solitaria vida. Una vida a la que jamás podré acostumbrarme, sin River ni Ona, que lo son todo para mí... o lo eran. La venganza fue realmente dulce, pero ahora ya no me queda nada. Daría lo que fuera por revivir ese momento una y otra vez, en un bucle incesante de venganza y destrucción. Por él, por River, por esos profundos ojos zafiros en los que jamás me podré volver a perder, por ellos reviviría ese momento hasta la saciedad.<br />
<br />
***<br />
<br />
Unos golpes en la puerta me sobresaltan, dejo lo que estoy haciendo y me dirijo a la fuente de aquel estruendo. Abro la puerta de golpe y me topo con James, el padre de Sarah.<br />
<br />
- ¡TIENES QUE HACER ALGO! - grita. - ¡Se llevan a Sarah!<br />
<br />
- ¿Quién se la lleva? - pregunto confundida.<br />
<br />
- Unos agentes de la paz, dicen que a cometido un delito y se la llevan al Capitolio para ajusticiarla. - su voz suena distorsionada por el pánico. - ¡Deprisa!<br />
<br />
Salgo corriendo tras él. Su casa, que está a pocos metros de la mía, está abarrotada de agentes de la paz y varias personas del Capitolio, entre ellos Solem. Sarah está sentada junto a su madre, que la aprieta fuertemente contra su costado mientras le acaricia el cabello en ademán tranquilizador. Ambas levantan la mirada al verme entrar por la puerta y Dora suspira con los ojos cerrados mientras vocaliza unas palabras que no soy capaz de descifrar. <br />
<br />
- Que nadie mueva un dedo hasta que aclare todo esto - ordeno a nadie en particular, mirando a Solem fijamente.<br />
<br />
Me acerco a él rápidamente y lo agarro por un brazo, sacándolo de la estancia. Entramos en la cocina y es entonces, cuando pese a sus muchos intentos por escapar de la prisión de mi mano, lo suelto.<br />
<br />
- ¿Qué demonios está pasando aquí? - le espeto. - ¿Quién es toda esta gente? - aunque no me veo, se que mi mirada es severa, porque Solem retrocede tras mis palabras.<br />
<br />
- Han averiguado quién mató a Augustus. - dice tranquilamente mirando alrededor con despreocupación.<br />
<br />
- ¿Y qué tiene que ver Sarah en todo esto? - pregunto confundida y enfadada a la vez.<br />
<br />
- Fue la última en hablar con él. - dice pasando un dedo por la encimera y mirándoselo con cara de asco a la vez que se lo frota contra el pulgar. - No se como esta gente puede vivir así.<br />
<br />
- Sigo sin entenderlo, que hablara con él no implica que fuera ella quien lo matara. - digo intentando razonar.<br />
<br />
- Nadie ha dicho que fuera ella. - dice mirándome con los ojos entrecerrados.<br />
<br />
- ¿Entonces porque os la lleváis a ella? - pregunto mirándolo de igual modo.<br />
<br />
- Porque alguien tiene que pagar por ello. - dice mirando el reloj de bolsillo que pende de su chaqueta. <br />
<br />
- ¿Y vais a culpar a una niña inocente de matar a alguien, por el simple hecho de que fue la última en hablar con él? - pregunto alzando un poco la voz.<br />
<br />
- Si. - dice poniendo los ojos en blanco, como si su respuesta fuera algo normal y corriente, casi aburrido. - Quizás tu no lo puedas entender, pero en el Capitolio, las cosas son así. La gente necesita un culpable y tiene que ser ella.<br />
<br />
- ¿Quién lo ha decidido? - pregunto desafiante.<br />
<br />
- El presidente. - dice en tono solemne.<br />
<br />
- ¿Rain? - pregunto frunciendo el ceño.<br />
<br />
- Snow. - dice con ojos brillantes de admiración. - Tenemos nuevo presidente, ¿no lo sabias? - pregunta extrañado mirando de nuevo el reloj. - Bueno querida, se hace tarde. El tren nos espera y no hay tiempo que perder.<br />
<br />
Cuando esta a punto de salir por la puerta, lo agarro del brazo. Se gira lentamente para mirarme a los ojos.<br />
<br />
- Fui yo. - digo. - Yo maté a Augustus.<br />
<br />
- ¿Crees que no lo sabemos? - pregunta con una sonrisa en sus rosados labios. <br />
<br />
- ¿Entonces por que la culpáis a ella, porque no me matáis a mí? - le pregunto agarrándolo por la chaqueta y sacudiéndolo.<br />
<br />
- Por guardar tu secreto. Ella sabia lo que hiciste y aun así no dijo nada. Merece ser castigada. - dice. <br />
<br />
- No es culpa suya, yo le pedí que no dijera nada. Es a mí a quien tenéis que castigar. - le digo casi suplicando.<br />
<br />
- ¿No lo entiendes? - pregunta soltado una carcajada. - Tu castigo es vivir. Vivir sabiendo que ella murió por tu culpa, igual que River.<br />
<br />
Dicho esto se marcha de la estancia con paso firme, sin mirar atrás ni atender a mis súplicas. Me quedo paralizada dónde estoy. Los gritos procedentes del salón me sacan de mi estado de inmovilización. Salgo corriendo de la cocina y llego a tiempo de ver como arrancan a Sarah de brazos de su madre, que llora desconsoladamente. A James lo tienen sujeto por el cuello contra la pared entre tres agentes. Solem sale por la puerta seguido de los agentes que llevan a Sarah agarrada por los brazos. Ella gira la cabeza y nuestro ojos se encuentran en una mirada cargada de pánico. Esa mirada me hace reaccionar y hecho de nuevo a correr.<br />
<br />
- ¡Solem! - grito. - No puedes hacer esto.<br />
<br />
- Ya está hecho. - dice sin mirarme.<br />
<br />
- ¡Soltadla! - les gritos a los hombres que la tienen presa. - ¡Es a mí a quien buscáis, yo lo hice, yo lo maté!<br />
<br />
Ninguno me hace caso, oigo a los padres de Sarah gritar dentro de la casa. Ella forcejea en un vano intento de zafarse. Agarro por las ropas al agente que tengo a mi derecha y lo zarandeo para que la suelte, le asesto varias patadas, pero su mano de hierro no suelta a su presa. Lo único que consigo es hacerme daño y varias miradas de odio. Los sigo hasta el coche, suplicando para que me lleven a mí en su lugar, pero nadie me escucha, lo único que se escucha más fuerte que mis súplicas, son los gritos de Sarah, que solo se acallan cuando la meten de forma poco amable en la parte de atrás de una furgoneta negra. Corro tras ellos, pero consiguen dejarme atrás en pocos segundos. Me dejo caer de rodillas al suelo rendida y un dolor punzante me atraviesa. Agacho la cabeza y veo la sangre manar de mis rodillas. Alguien viene corriendo hasta dónde me encuentro tirada y me ayuda a levantarme.<br />
<br />
- ¡Mags! - me llama una voz familiar. - ¿Estás bien, te han hecho daño?<br />
<br />
Levanto la mirada para ver de quien se trata y ahí está ella, tan hermosa como siempre, con esos ojos zafiros tan parecidos a los de su hermano.<br />
<br />
- ¡Te dije que no te acercaras a mí! - le espeto a gritos mientras me alejo de ella.<br />
<br />
La oigo gritar mi nombre, pero no me giro. Ella tampoco me sigue, lo que es un consuelo. Cuando llego a casa de Sarah, los agentes de la paz sacan a James por la puerta medio a rastras, sangrando copiosamente por la cabeza. Echo a correr en dirección a la casa y me encuentro a Dora tirada en el suelo, en iguales condiciones que su marido.<br />
<br />
- ¿Qué les habéis hecho? - grito a los agentes que aún pululan por la casa.<br />
<br />
- No atendían a razones. Esta casa ya no es suya, vuelve a ser propiedad de Panem. - dice un agente rubio muy alto.<br />
<br />
- Al igual que ellos. - sentencia otro entre risas, provocando así las de sus compañeros.<br />
<br />
- ¿Qué quieres decir con eso? - pregunto medio gritando.<br />
<br />
- Que servirán al Capitolio como avox.Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com26tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-63827721606221144632012-06-09T19:15:00.002-07:002012-06-09T19:15:31.865-07:00CAPÍTULO 23 MagsUn golpeteo sordo me obliga a abrir los ojos, miro a mi alrededor extrañada, en busca de la causa del ruido, estoy sola y no parece haber nada fuera de lugar. Me froto los ojos y me aparto el pelo de la cara. Vuelvo a escuchar el golpeteo. Me levanto perezosamente de la cama y me dirijo a la puerta, pero antes de salir de la habitación, me giro para coger la camisa de River que siempre me acompaña allá dónde vaya. Ya no tiene su olor, pero el simple roce de la tela sobre mi piel me reconforta, como una caricia invisible. Bajo los escalones mientras me la abotono, se oye de nuevo el golpeteo y abro la puerta de la entrada. La luz solar me ciega, alzo la mano para hacer pantalla y retrocedo un par de pasos. En la penumbra de mi hogar, veo a Dora Russet esperando en el porche. Le hago un gesto con la mano invitándola a entrar y ella da un paso adelante.<br />
<br />
- Siento el recibimiento. - mi voz suena aspera y dura. Llevo demasiado tiempo encerrada sin hablar con nadie.<br />
<br />
- No te preocupes. - dice en tono dulce.<br />
<br />
- Pasa, no te quedes ahí. - le digo echando a andar. - ¿Te apetece un té?.- le pregunto desde la cocina.<br />
<br />
- Sí, claro. - contesta a mis espaldas.<br />
<br />
Saco la tetera plateada del armario y me dirijo a la despensa a por el té. Al abrir la puerta un fuerte olor me golpea la nariz. Llevo mucho tiempo sin salir y las pocas mis existencias escasean. Me giro para encararla.<br />
<br />
- Lo siento, pero no me queda té. - digo avergonzada.<br />
<br />
Las dos miramos a nuestro alrededor. La casa esta en pésimas condiciones, si no fuera, porque se que es mía, diría que está abandonada. El polvo abunda por doquier, hay vasos y platos sucios escampados por la cocina y las arañas, parecen acampar a sus anchas entretejiendo sus complicadas telas allá dónde les place. Avergonzada, agacho la cabeza.<br />
<br />
- Toma. - levanto un poco la cabeza y veo que me ofrece algo.<br />
<br />
Son unas bolsitas de té. Al ver que no me muevo del sitio, se acerca y empieza a llenar la tetera de agua y la pone al fuego. Cuando se gira para fregar las tazas, la tomo del brazo y negando con la cabeza, doy un paso al frente y las limpio yo misma. Ella limpia un poco la mesa, para quitarle el polvo que la cubre y cuando el agua hierve, nos sentamos una frente la otra. Pasamos varios minutos sin hablar, ella me mira fijamente y yo lo hago de vez de cuando, mientras doy pequeños sorbos a la humeante taza. Dora se aclara la garganta, da un sorbo y dejando de nuevo la taza sobre la mesa empieza por fin a hablar.<br />
<br />
- Gracias.<br />
<br />
- Soy yo la que debería dártelas a ti, al fin y al cabo, el té lo has traído tú. - digo intentado bromear aunque sin el tono adecuado de voz.<br />
<br />
- Sabes que no me refería a esto. - dice señalando la taza.<br />
<br />
- Lo sé. digo asintiendo.<br />
<br />
- Perder un hijo es muy duro. - dice,siento una punzada de dolor que intento disimular bebiendo. - Cuando el distrito eligió a Sarah para participar en los juegos, creí que no podría soportarlo. Perderla a ella también. - dice estremeciéndose. - Pero conseguiste traerla de vuelta y te estaré eternamente agradecida por ello.<br />
<br />
- Yo no hice nada. - mi voz ahora suena floja y sin vida.<br />
<br />
Nos volvemos a mirar largo rato, apenas apartamos la mirada de la otra, empiezo a cansarme de esto, estoy cansada y quiero volver a la cama. Ella parece leer mi pensamiento, porque se levanta.<br />
<br />
- Pareces agotada. Deberías darte una ducha antes que vengan todos.<br />
<br />
- ¿Que? - pregunto confundida.<br />
<br />
- A mediodía vendrán a buscaros para la Gira de la Victoria. - me dice extrañada. - ¿No te acordabas?<br />
<br />
Niego con la cabeza mientras mi cuerpo entra en tensión. La acompaño a la puerta y la cierro tras de si. Subo las escaleras corriendo y me encierro en la habitación. Me apoyo en la puerta y me deslizo por ella hasta quedar sentada en el suelo. Me cuesta respirar y el corazón me va desbocado, las manos me sudan y estoy mareada. Intento relajarme respirando lentamente por la nariz, pero me cuesta calmarme. Pasado un rato que se me hace eterno, mi respiración vuelve a ser más o menos normal. Me levanto con dificultad y me meto en el baño, me quito la camisa y la cuelgo tras la puerta, me despojo de las pocas ropas que me quedan y me meto en la bañera. Dejo que el agua resbale por mi cuerpo, eliminando todo resto de tensión y suciedad. Cierro el agua cuando empieza a salir fría y salgo de la bañera. No me seco, salgo chorreando y empapando todo a mi paso, me acerco a la ventana y aparto las bastas cortinas para que entre la luz del día. Me siento mojada sobre la cama y dejo que sol ardiente seque mi piel lentamente. Llaman de nuevo a la puerta, me levanto lentamente, me pongo ropa interior y la raída camisa. Bajo las escaleras con parsimonia y al abrirla me encuentro de frente con Drew.<br />
<br />
- Venía a ver si estabas lista, pronto saldremos. - dice, entrando y dándome un cálido abrazo.<br />
<br />
Me mira de arriba a abajo y la pillo mirando de reojo a la casa. Me pasa una brazo por los hombros y subimos de nuevo las escaleras. Entramos a la habitación y lo primero que hace es abrir de par en par la ventana. Se gira y abre el armario. Me acerco corriendo y cierro la puerta dando un fuerte golpe.<br />
<br />
- ¡No toques ahí! - le espeto.<br />
<br />
- Lo siento, no pretendía molestarte. - se excusa rápidamente levantado las manos.<br />
<br />
- Mi ropa está aquí. - digo dándole unos toquecitos a la puerta de al lado.<br />
<br />
Asiente despacio y abre la puerta. Pasa unos minutos mirando y se decide por un pantalón estrecho de color negro, con americana a juego. Sigue buscando y rescata del fondo una camisa blanca de cuello mao. Me visto en silencio, notando su miranda posada en mí.<br />
<br />
- Estás muy delgada.- dice con tono preocupado. - Y terriblemente pálida.<br />
<br />
- Últimamente no salgo mucho. - respondo sin más.<br />
<br />
Cuando termino de arreglarme, salimos de casa y nos dirigimos a la de Sarah, que está tres casas más allá. Veo al equipo de preparación salir delante de ella. La han dejado radiante. Sarah se gira y se despide de sus padres. Un carraspeo cercano me saca de mi ensimismamiento. Solem nos hace señas, mientras nos muestra un reloj dorado pendido de su levita verde. Nos dirigimos a los coches, antes de entrar me giro y asiento en dirección a Dora en agradecimiento por lo de antes. El trayecto en coche no dura más de diez minutos. Conforme nos acercamos a la estación vemos más y más gente que viene a despedirnos. Miro por la ventanilla, pero aparto la mirada rápidamente intentando ocultar mi rostro. Una niñita de rizos cobrizos saluda enérgicamente desde los brazos de una mujer rubia, Rose. No la culpo por venir, al fin y al cabo le dije que debía comportarse con total normalidad, pero ver a Ona tan cerca y no poder acercarme y estrecharla entre mis brazos me resulta terriblemente doloroso. Una mano aprieta la mía y alzo la mirada para ver de quién se trata. Sarah, con ese gesto tan insignificante a conseguido que no estalle en lágrimas. Le devuelvo el apretón, mientras meto la otra mano en el bolsillo y me pongo las oscuras gafas de sol que Drew me dio hace ya tanto tiempo.<br />
<br />
Durante la gira, apenas cruzo palabras con nadie, a excepción de Sarah, Drew y Solem, aunque menos con este último. Hoy es la última parada antes de regresar a casa. El tren nos deja en la atestada estación del Capitolio. Nos llevan a dar un pequeño recorrido por toda la ciudad antes de conducirnos a la plaza. Durante el discurso del presidente, el último antes de jubilarse, oigo chistar a alguien. Me giro y veo a un hombre de mediana edad que me hace señas para que me acerque. Lo hago y al llegar a su altura me sujeta del brazo y nos escondemos entre las sombras.<br />
<br />
- No tengas miedo, soy un amigo. - dice para tranquilizarme.<br />
<br />
- ¿Qué quiere? - le pregunto extrañada por la urgencia de su voz.<br />
<br />
- Ayudarte, se lo que pasó en el Capitolio los pasados juegos. - frunzo el ceño, pensando en lo ocurrido con River y él, asiente como si supiera lo que pienso.<br />
<br />
- ¿Cómo? - pregunto, ahora la urgencia sale de mi boca. - ¿Quién es usted?<br />
<br />
- La resistencia. - susurra mirando en derredor. - Toma. - pone en mi mano una diminuta pastilla amarilla, la miro detenidamente, intentando averiguar que es.<br />
<br />
Cuando levanto la mirada para preguntarle, estoy sola en la penumbra. Oigo aplausos y salgo rápidamente de mi escondite y me pongo al lado de Solem, que no se ha dado cuenta de mi ausencia. Una vez terminada la pequeña entrevista, nos conducen a la mansión del presidente. Al entrar compruebo que nada a cambiado desde mi última visita hace cuatro años, aunque a decir verdad, no ha cambiado desde que la pisé por vez primera después de ganar los juegos. Como un poco de todo y apenas me separo de Sarah.<br />
<br />
- No creo que quieras hacer eso. - le digo arrebatándole una diminuta copa de entre las manos.<br />
<br />
Ella frunce el ceño y le explico lo que ese insignificante líquido transparente es capaz de hacer si se lo bebe. Deja la copa lentamente sobre la mesa de una forma muy cómica, como si en lugar de una copa, estuviera dejando una bomba que podría estallar al menor movimiento brusco. Cuando la copa reposa de nuevo sobre la mesa, se gira para mirarme y se pasa una mano por la frente, como si se secara el sudor. Las dos nos reímos y no puedo evitar sentirme extraña al oírme reír, hacía mucho que no lo hacia.<br />
<br />
- Vaya, veo que estás muy contenta, ¿Ya te has olvidado de tu marinero? - pregunta sonriendo Augustus.<br />
<br />
Me giro para mirar su repulsiva cara y nada más posar mi ojos en él, mi mandíbula se tensa y mis manos se convierten en puños. Meto ambas manos en los bolsillos para disimular y noto algo en el derecho. Palpo con la mano y recuerdo la pastillita amarilla. Vuelvo a sonreír, aunque esta vez falsamente y me acerco a él, poso una mano sobre su hombro.<br />
<br />
- Quería pedirle disculpas por todo lo que pasó. Estoy muy arrepentida por mi comportamiento. - le digo, intentando que no se note la falsedad en mi voz.<br />
<br />
- Tranquila querida, está todo olvidado desde el momento en que puse fin a la vida de ese pobre desgraciado. - dice restándole importancia inocentemente. - Tendrías que estar agradecida de que lo hiciera tan rápido, podría haber jugado con él durante horas, ¡días quizás!<br />
<br />
- Lo estoy. - digo retirando mi mano de su hombro y dejando caer por el camino la pastilla en su copa.<br />
<br />
- En fin, tengo que dejarte. - se despide. - Sarah, estás preciosa, espero verte más por aquí.<br />
<br />
Las dos lo observamos alejarse y entremezclarse con la multitud. Estoy atenta, no lo pierdo de vista, quiero saber para que sirve la pastilla amarilla. Sarah sigue a mi lado, mirando a la muchedumbre.<br />
<br />
- ¿Qué le has echado en la copa? - pregunta entre susurros.<br />
<br />
- No lo sé, pero pronto lo averiguaremos.<br />
<br />
Dos horas después, veo que Augustus sale del salón y se dirige al jardín. Miro a Sarah, pero está ocupada haciéndose fotos con los presentes y aprovecho el momento para irme sin ser vista. Salgo al jardín y lo veo de rodillas, agarrado con un brazo a una maceta enorme que contiene una palmera, hiperventilando. Me ve acercarme y me pide ayuda. Me agacho a su lado y le susurro.<br />
<br />
- Esto te enseñará a no jugar con la persona equivocada.Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com18tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-45706776197889837672012-06-06T19:39:00.002-07:002012-06-06T19:39:43.775-07:00CAPÍTULO 22 MagsMe quedo dónde estoy, tirada en el suelo, con las manos aún apoyadas sobre el cristal. No se cuanto rato pasa hasta que vienen a buscarme. Un hombre me agarra por debajo de los brazos y me alza, pero no me tengo en pie. Al ver que no puedo caminar decide cogerme y llevarme en brazos. Cierro los ojos y la oscuridad se extiende sobre mí, con un peso aplastante. Cuando los abro de nuevo, Drew está sentada frente a la cama. Me llevo las manos a la cara y un llanto incontrolable se apodera de mí. Noto sus manos acariciando mi pelo mientras me susurra que todo irá bien. A pesar de sus palabras de consuelo, no lo hallo por ningún sitio y las lágrimas no cesan de manar de mis ojos. Me traen algo de comida, pero ni siquiera la miro. Siento que la cabeza me va a estallar en mil pedazos y a pesar de que hace rato que dejé de llorar, los sollozos siguen. Oigo a Drew hablar, pero no consigo entender nada de lo que dice hasta que se gira hacia mí.<br />
<br />
- Tienes que levantarte, en una hora empieza programa. - dice mientras le hace señas a alguien.<br />
<br />
Una avox le ayuda a tirar de mí para levantarme, me siento muy débil, pero puedo mantenerme en pie sola. Drew se marcha y me quedo a solas con la avox, que me ayuda a meterme en la ducha y pulsa los botones de la ducha. También me ayuda a salir y a vestirme. Cuando acabo de arreglarme la miro.<br />
<br />
- Gracias. - mi voz suena rota, apenas audible. Ella asiente con la cabeza, se lleva una mano al pecho y luego la posa en el mío.<br />
<br />
Nos miramos largo rato y no dejamos de hacerlo hasta que Solem llama a la puerta para indicarme que debemos marcharnos ya. Pongo una mano sobre el pomo, pero antes de abrir la puerta me giro y le doy un abrazo a la chica. Ella me da unas palmaditas en el hombro y salgo por la puerta. Bajamos en el ascensor hasta la planta que da a parar a la plaza y desde allí nos dirigimos por varios pasillos hasta encontrarnos con Drew, Eldur y los equipos de preparación. Todos me miran, pero nadie dice nada excepto Drew.<br />
<br />
- Toma. - dice, dándome unas oscuras gafas de sol. - Tienes los ojos rojos e hinchados. Te harán parecer interesante.<br />
<br />
Asiento y me las pongo. Suena el himno y Eustace Flickerman aparece en el escenario y el público estalla en aplausos y gritos ensordecedores. Los primeros en subir al escenario, son los equipos de preparación, seguidos por Solem, Drew y Eldur salen entre vítores y algún que otro grito de admiración. Llega mi turno. Salgo al escenario sin mirar a ninguno de los presentes y me siento sin estrechar la mano del presentador. Aquí arriba el calor de los focos es insoportable, me doy aire con la mano pero no es suficiente. Siento que me falta el aire, cierro los ojos fuertemente y las imágenes que me asaltan me hacen abrirlos de golpe, miro a mi derecha y Eldur me pasa un vaso con agua que bebo en dos largos tragos. Dejo el vaso sobre la mesita y miro al centro del escenario. Sarah está sentada en un sillón cerca de Eustace, viendo las repeticiones de la arena. Miro a la pantalla y veo a Sarah agarrada a la escalera plateada del aerodeslizador. ¿Cuanto rato llevo aquí?. Cierro los ojos y cuando los vuelvo a abrir todos están de pie, esperando a que empiece el himno, me levanto rápidamente y miro al frente sin ver. Una mano me agarra por el codo y me guía de nuevo hasta los ascensores.<br />
<br />
Cuando vuelvo a abrir los ojos es de día, me siento en la cama y me quedo ahí. No se que hora es, pero alguien me dice desde el otro lado de la puerta que en breves partiremos hacia el distrito cuatro.Agacho la mirada y veo que llevo la ropa que me puse ayer, está arrugada, pero me da igual. Ni siquiera me paro a peinarme, me dirijo directamente a la puerta, pero cuando tengo la mano a medio camino del pomo, me acuerdo de la foto y me vuelvo para sacarla de su escondite. Levanto un poco el colchón y ahí está, la cojo y me la guardo sin mirarla. Cuando salgo todos están esperándome, incluida Sarah, que me mira con infinidad de preguntas en los ojos, evito su mirada y me vuelvo a poner las gafas de sol. Unos coches nos esperan en la puerta para llevarnos a la estación, me subo al primero y dejo que Sarah vaya con Solem. Llegamos al tren y yo sin decir una palabra me voy a mi compartimento. A pesar de que me llaman para comer y luego más tarde para cenar, no salgo, no lo hago hasta que no llegamos a casa.<br />
<br />
Una marabunta nos da la bienvenida al distrito. Veo a Sarah echar a correr y lanzarse a los brazos de sus padres, yo aprovecho que la gente está distraida para escabullirme de allí e irme a mi casa. Al abrir la puerta, los olores familiares me inundan los sentidos y me dejo caer al suelo presa de un llanto incontrolado. Cuando por fin me calmo un poco, consigo arrastrarme hasta mi habitación. Entro y voy directa al armario, lo abro y me abrazo a la ropa de River, inspiro fuertemente para captar su olor y las lágrimas acuden a mí de nuevo junto con miles de recuerdos. Nuestro primer beso, el día que nos casamos, el nacimiento de nuestra hija, su cara al gritar su nombre en aquella horrible habitación, las gotas de sangre salpicando el cristal... Arranco su camisa favorita de la percha y me tumbo en la cama sujetándola fuertemente contra mi pecho vacío y roto por el dolor.<br />
<br />
- ¿Mags?<br />
<br />
Siento que alguien me llama, pero estoy muy cansada y no tengo fuerzas para abrir los ojos. Noto que me zarandean un poco y con gran esfuerzo consigo abrirlos un poco. Es Rose, la hermana de River.<br />
<br />
- Lo siento. - es lo único que consigo decir antes de echarme a llorar de nuevo.<br />
<br />
- ¿Que a pasado, dónde está River? - pregunta con voz temblorosa. Al ver que no contesto y que las lágrimas me están ahogando en la más oscura de las tristezas, se lleva una mano a la boca y otra al pecho y rompe a llorar.<br />
<br />
No se cuanto rato pasa hasta que dejamos de llorar y soy capaz de contarle todo lo ocurrido, no aparta la mirada de mi hasta que acabo de hablar y justo cuando creo que me empezará a gritar por lo que he provocado, se acerca a mí y me abraza largo rato.<br />
<br />
- No es culpa tuya. - dice acariciándome el rostro.<br />
<br />
- Claro que sí, si hubiera aguantado un poco más y me hubiera mordido la lengua nada de esto habría pasado. - le digo alejándome un poco de ella.<br />
<br />
- Estabas en tu derecho de hacer lo que hiciste, nadie es dueño de nadie. Ni siquiera la adinerada gente del Capitolio. - dice dando un paso hacia mí. - Hiciste lo que hubiera hecho cualquiera.<br />
<br />
- ¡No, lo que hice no está bien! - empiezo a gritar. - ¡La que tendría que estar muerta soy yo! - noto como la respiración se me acelera y los sollozos vuelven como fuertes latigazos.<br />
<br />
- Cálmate, respira despacio. - dice apoyando sus manos en mis hombros. - Te prepararé un té, eso te calmará y cuando estés más tranquila te traeré a Ona. Está deseando verte.<br />
<br />
Niego con la cabeza y Rose me mira extrañada.<br />
<br />
- No puedes traerla. - le digo sintiendo una punzada de dolor dónde antes estaba mi corazón. - Es peligroso, ahora me estarán vigilando. Nadie puede saber que es mía.<br />
<br />
- Pero... - empieza a decir, pero la interrumpo antes de que diga nada más.<br />
<br />
- Pero nada Rose, ahora es hija tuya. - otra punzada de dolor. - No nos volveremos a ver, será como si nunca nos hubiéramos conocido. - esta vez, la punzada es tan grande que me llevo una mano al pecho. - No tendrás que preocuparte por el dinero, yo me encargaré de hacértelo llegar regularmente. Ahora es mejor que te marches.<br />
<br />
- ¿Ni siquiera vas a despedirte? - pregunta afligida.<br />
<br />
- Es mejor que no, sería demasiado peligroso. - le digo.<br />
<br />
- ¿Que debo decirle si pregunta por ti? <br />
<br />
-Nada, aún es muy pequeña, pronto se olvidará de mí. - mi voz se rompe al pronunciar la última palabra.<br />
<br />
Nos damos un último abrazo, pero no digo nada más, aunque dudo mucho que pudiese. La puerta se cierra y me giro para quedar de cara al espejo de la entrada. Pero estoy sola y no hay nadie en el espejo.<br />
<br />
[N. de Drewinthesky] <i>la última frase es de un poema de J.L.Borges.</i><br />
<br />Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com27tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-8996841344552458262012-06-04T11:09:00.001-07:002012-06-05T17:10:49.554-07:00CAPÍTULO 21 MagsEn los días siguientes al baño de sangre, Doom y su compañera de distrito, una chica bastante menuda llamada Ursula, causan cuatro muertes más, entre ellos los dos tributos del uno. Al parecer las alianzas no significan demasiado para él. El chico del siete lleva varios días perdido, deambulando en busca de algo que llevarse a la boca. Howl y Sarah no tienen ese problema gracias a las patrocinadoras de él, aunque no sé a que están esperando para separarse, solo quedan cinco tributos en la arena y no les conviene posponerlo por más tiempo. Esa situación hace que me tense pensando en lo que podría llegar a pasar si no se despiden en breve. Alguien me llama y me giro para ver de quién se trata. Scar se acerca a mí con expresión socarrona.<br />
<br />
- ¿Has visto lo cerca que está mi chico de deshacerse de los tuyos?<br />
<br />
- No vendas la piel del oso antes de cazarlo. - le digo, dedicándole una sonrisa maliciosa. - ¿Acaso ya has olvidado lo que pasó hace cuatro años?<br />
<br />
Claro que se acuerda, lo delata la mirada asesina que me lanza justo antes de girarse y alejarse. Eso me hace sonreír, pero esa sonrisa no tarda de desparecer, porque justo en ese momento pasan muy cerca de mí un par de agentes de la paz. No puedo evitar sentir un ramalazo de miedo recorrer mi cuerpo cada vez que los veo. Desde lo ocurrido con Augustus, espero el momento en que vengan a buscarme. Solo me relajo cuando los veo desaparecer, pero me vuelvo a tensar al ver lo que está pasando en la arena.<br />
<br />
Doom y su compañera han encontrado al tributo extraviado, se miran y se sonríen mutuamente. El chico se levanta lentamente, no parece asustado, más bien resignado. Los tributos del dos se separan y caminan hacia el otro cada uno por un lado, rodeándolo. El chico del siete, los mira a uno y a otro de forma simultánea. Doom se cruza de brazos mientras la chica lo empuja lanzándolo varios metros más allá, el chico se levanta y carga contra ella. Se dan varios empujones, algunos acompañados de puñetazos y algún que otro corte, producido por el cuchillo que ella lleva en su mano. Forcejean y pierde el cuchillo. En ese momento él se pone encima de Ursula y la sujeta por el cuello, manteniéndola bajo el agua. Doom se limita a mirar la escena con la cabeza ladeada, disfrutando del espectáculo. Ursula deja de patalear bajo el agua y él aprovecha para ponerse en pie y mirarse las manos con expresión culpable. Algo le hace darse la vuelta bruscamente y enfrentarse cara a cara con Doom. Este se acerca lentamente, saboreando el momento y cuando llega a su altura, le clava un daga en el estómago. El chico cae de rodillas, con lo ojos muy abiertos y un hilillo de sangre manando de su boca. Doom le arranca el arma apoyando un pie en su hombro, provocando que caiga muerto al agua. Entonces, entre sonoras risotadas se acerca el filo de la daga a la boca y lame lentamente la sangre que la impregna.<br />
<br />
Los aplausos me traen de vuelta a la abarrotada sala. Me giro y los miro a todos con el ceño fruncido. Esa reacción ante lo que acabamos de ver me saca de mis casillas, pero no puedo decir nada, porque se supone que ese tipo de reacciones son normales y aunque pudiera decir algo, ahora no sería mi mejor momento para entrar en disputas. Me acerco a la barra y le pido al camarero algo fuerte. Me sirve una bebida color ambarina que me bebo de un solo trago. El líquido recorre mi garganta como si de fuego se tratara, abrasando todo cuanto está en su camino. Una mueca desfigura mi rostro y me lagrimean los ojos. Aparto el vaso lo máximo posible de mí.<br />
<br />
- ¡Agua! - le pido al camarero con una voz apenas audible.<br />
<br />
- ¿Dándole al whisky? - bromea Drew.<br />
<br />
El camarero me ofrece una copa de agua pomposamente decorada. Le quito las sombrillitas y las plumas que la decoran de forma poco cuidadosa y las lanzo por encima de mi hombro. Me bebo el agua como si llevara semanas privada de ella. Me giro y miro a Drew con el ceño fruncido.<br />
<br />
- ¿Whisky? eso más bien parece fuego. - digo recuperando mi tono de voz normal.<br />
<br />
Ella ríe, pero yo no le veo la gracia. Me giro para pedir más agua y esta vez la bebo con más calma y si arrancar los molestos adornos. Drew me da unos toquecitos en el brazo y me señala la pantalla que tenemos más cerca. Al parecer Sarah y Howl han decidido separarse. Demasiado tarde, solo espero que no queden ellos dos para el final. Ese pensamiento me produce nauseas, no solo porque en tal caso se tendrían que matar entre ellos, si no porque deseo desesperadamente que uno de los dos muera primero. Drew, que parece leer mis pensamientos, me toma del brazo y me dirige a un restaurante cercano a la plaza. Nos sentamos una frente a la otra y comemos, aunque yo más que comer muevo la comida de un lado a otro del plato fingiendo comer. Apenas hablamos y yo casi no levanto la mirada del plato, pero varias expresiones de asombro y algún que otro gritito de sorpresa, me sacan de mi abstracción. Miro hacia la enorme pantalla que tienen en el restaurante y no puedo creer lo que ven mis ojos. Salgo corriendo dejando a Drew dónde está y me dirijo al centro de la plaza en busca de mi grupo de patrocinadoras. Cuando llego todas están llorosas, me giro y no puedo creer lo que estoy viendo. Howl se agarra con ambas manos la garganta y de entre sus dedos se ve la sangre fluir rápidamente empapando sus ropas. Cae al suelo de rodillas al mismo tiempo que lo hago yo. Justo en ese instante aparece Sarah corriendo y se tira al suelo al lado de Howl.<br />
<br />
- <i>Gv-ge-yu-hi. - </i>son las últimas palabras que Howl consigue pronunciar antes de sucumbir.<br />
<i><br /></i><br />
Se oye el cañonazo y Sarah rompe a llorar. Doom, al ver su reacción suelta una gran carcajada, echando la cabeza hacia atrás y estirando los brazos a ambos lados de su cuerpo, celebrando su próxima victoria. Pero sus risas no tardan en desaparecer, porque mientras él se mofaba de la muerte de Howl, Sarah le ha lanzado la daga con la que Doom le cortó el cuello a Howl. Le acierta en el pecho, justo en el centro. Pero este, lejos de caerse muerto se lo arranca y se tambalea hacia Sarah con una expresión llena de odio, empuñando la pequeña daga plateada dispuesto a matarla, pero cuando se agacha para llevar a cabo su cometido, Sarah se levanta del suelo y le clava un cuchillo que llevaba escondido en la bota. Se que dan muy juntos por un momento y Sarah aprovecha para susurrarle algo al oído.<br />
<br />
- Esto, es por todos aquellos que han muerto mientras tú te reías.<br />
<br />
Retrocede unos pasos y él cae hacia delante al mismo tiempo que suena el cañonazo que anuncia su muerte. Las trompetas empiezan a sonar y la atronadora voz de Augustus Merryweather proclama a Sarah como vencedora del primer vasallage de los veinticinco. La gente empieza a arremolinarse a mi alrededor, me dan abrazos y me felicitan. Veo aparecer a Drew, que me saca de ahí con bastante esfuerzo. Me lleva a la cuarta planta, dónde Solem y Eldur nos están esperando. Todos me abrazan y me felicitan, están felices por haber ganado, pero yo no me siento feliz ni mucho menos. Nunca lo estoy en estos casos. Me entregan dos chicos y solo devuelvo uno y eso si hay suerte. No creo que sea motivo de celebración, pero no digo nada. Pasadas unas horas, Solem me indica que ya puedo bajar al hospital a ver como está Sarah. Al entrar por la puerta, el fuerte olor a antiséptico me golpea fuertemente en el rostro. Me acerco al médico que está esperándome al final del pasillo.<br />
<br />
- ¿Como está?<br />
<br />
- Cuando llegó estaba bastante deshidratada y tenía un fuerte ataque nervioso. La hemos tratado y ya se encuentra bastante mejor, mañana por la mañana podrá salir de aquí. - me dice y después de estrecharnos la mano se aleja y yo me vuelvo por dónde he venido.<br />
<br />
Llamo al ascensor, pero una avox me pide que la acompañe. La sigo por varios pasillos poco iluminados hasta una puerta. La abre para que entre y se marcha, dejándome sola en la habitación. Miro a mi alrededor y no hay nada. Es una sala cuadrada, con tres paredes de hormigón y una de cristal. Me giro hacia la puerta y al girar el pomo me percato de que está cerrada, empiezo a ponerme nerviosa y me tiemblan las manos. La habitación de al lado se ilumina y veo una silla en el centro de la misma. La puerta se abre y entran un par de agentes de la paz llevando a rastras a un hombre al que no logro ver el rostro. Lo sientan en la silla y entonces veo quien es.<br />
<br />
- ¡River! - grito aporreando la pared de cristal que nos separa, levanta la cabeza y me mira asustado. - ¡RIVER!<br />
<br />
La puerta vuelve a abrirse y aparece Augustus sonriente. Se gira para quedar cara a mí y empieza a hablar.<br />
<br />
- ¿Tánto te costaba ser amable? - pregunta. - Siempre fui cortés contigo y tú en cambio, me lo pagaste con continuos desprecios. - continúa, ahora con expresión dolida. - Sabes que podría habértelo dado todo... sin en cambio, he decidido quitártelo todo.<br />
<br />
Se gira y pese a mis gritos de súplica y mis incesantes golpes a la pared, se acerca a River y le dispara en la cabeza, la sangre salpica el cristal dónde tengo las manos apoyadas. Augustus se pasa las manos por el traje y se vuelve a girar para mirarme.<br />
<br />
- Esto te enseñará a no amenazar a la persona equivocada.<br />
<br />
[N. de Drewinthesky]<i> Gv-ge-yu-hi, </i>significa<i> Te quiero </i>en<i> cherokee. </i><span style="color: #000066; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif; font-size: x-small;"></span>Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com22tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-81526156455934366672012-06-01T11:45:00.002-07:002012-06-01T11:50:20.406-07:00CAPÍTULO 20 MagsYa está, lo he hecho. No les resultará difícil deshacerse de mi, un accidente y nadie hará preguntas.<br />
<br />
Estos pensamientos acuden a mi mente mientras echo a caminar dejándolo atrás. Miro hacia delante, con la cabeza alta intentado no mirar a ninguna de las personas que han tenido el honor de presenciar mi ataque de estupidez transitoria. Noto una mano cerrándose de nuevo sobre mi brazo. No puedo evitar sentir un ramalazo de odio subir por mi espalda y justo empiezo a abrir la boca para comenzar a gritar improperios, cuando me doy cuenta de que la mano que me agarra esta vez pertenece a Lilac, que me mira con verdadero terror en los ojos. Me empuja hasta un rincón apartado de las miradas curiosas y me empieza a reprender con débiles susurros que impactan en mi como puñales.<br />
<br />
- ¿Se puede saber en que demonios pensabas? - dice llevándose ambas manos a la cabeza. - ¿Te das cuentas de lo que has hecho? - continua, negando con la cabeza y empezando a dar vueltas por nuestro pequeño escondite a la vez que sigue con la reprimenda.<br />
<br />
Debería enfadarme por todas las recriminaciones que está haciendo sobre mí, pero se que es la verdad y no puedo refutar nada de lo que dice. Me limito a mirarla sin apenas entender nada de lo que me dice, la veo dar cortos paseos y gesticular de forma exagerada con los brazos, pero no entiendo nada, solo puedo pensar en Ona. Lilac se gira y me mira, dice algo que no logro captar, entonces se acerca a mi y me suelta una bofetada que me devuelve de nuevo a la realidad, obligándome a hablar. <br />
<br />
- Ya no hay marcha atrás, ahora solo queda esperar... aunque eso signifique mi muerte. - digo entre susurros. - Pero te aseguro que no me voy a rendir tan fácilmente. - le digo encaminándome de nuevo hacia dónde se encuentra la multitud.<br />
<br />
Varios ojos se clavan en mí cuando regreso, pero los ignoro y sigo a lo mío. Si hay algo que se hacer muy bien es fingir que no pasa nada, es algo que he ido perfeccionando desde que nació mi hija. Me acerco a la pantalla más próxima y busco a mis tributos para asegurarme de que están bien. Pasan unos minutos hasta que las cámaras los captan, se encuentran abriéndose camino por entre las raíces de los manglares. Están completamente empapados y no paran de tiritar mientras caminan, necesitan fuego y difícilmente lo podrán obtener. Miro atentamente la pantalla y veo lo que parecen unos cocos colgando de unos arboles cercanos, una idea acude rauda a mi mente y me giro para buscar a las odiosas señoras que me pueden ayudar.<br />
<br />
- ¿Preparadas para enviar el primer el primer regalo? - les pregunto expectante.<br />
<br />
- ¡Por fin! - responde Violet.<br />
<br />
- ¿Qué es lo que necesita? - pregunta Pansy.<br />
<br />
- Pedernal. - respondo.<br />
<br />
- ¿Qué es eso, algún tipo de comida exótica? - pregunta una señora con extraños tatuajes en el rostro.<br />
<br />
- No, sirve para hacer fuego... - respondo asombrada por su ignorancia.<br />
<br />
- ¡Oh! - exclama. - No tenía ni idea de que el fuego se pudiera crear.<br />
<br />
- Es un tipo de magia muy antigua. - bromeo.<br />
<br />
- ¡Magia! - repite con alegría. - ¡Me encanta!<br />
<br />
Todas sonríen complacidas, aunque dudo mucho que realmente hayan entendido mi broma. Una vez que dan su aprobación para enviar el pedernal, pulso un botón en el lateral de la mesa que hay frente a los sillones dónde mi grupo de patrocinadoras están sentadas disfrutando de los juegos y aparece una pantalla, desde la cual se hacen los envíos. Tecleo la palabra "pedernal" y pulso enviar. Justo después de confirmar que el envío pronto se hará efectivo, surge un recuadro en blanco en el que podemos enviar mensajes a los tributos, nada que les pueda dar ventaja sobre los otros, pero si guiarlos desde la lejanía del Capitolio.<br />
<br />
<i><< Utilizad los cocos >></i><br />
<br />
Una vez finalizado el envío, miro la pantalla y ahí está, el paracaídas plateado. Veo como lo recogen y descubren el pedernal. Al principio lo miran extrañados, pero Sarah le explica a Howl su utilidad. Él tiene la nota en sus manos y cuando acaba de leerla frunce el ceño mirando a su alrededor, una sonrisa se dibuja en su rostro al descubrir los cocos a pocos metros de su posición. Deja a Sarah dónde está y va en busca del fruto, al volver con su compañera, sonríe y se lo lanza.<br />
<br />
- ¿Qué hacemos con esto? - pregunta.<br />
<br />
- Fuego. - dice y sin más explicación saca su cuchillo y empieza a golpearlo hasta que se parte en dos.<br />
<br />
Supongo que hacer fuego con la ayuda de un coco es algo insólito e interesante, porque ahora todas las pantallas las ocupan mis tributos. Después de beber el agua de su interior, Howl le arranca toda esa capa fibrosa que lo rodea hasta llegar a la cascara dura, lo vacía y lo limpia a fondo antes de secarlo. Entonces mete parte de la llesca arrancada previamente y rasca el pedernal con el filo del cuchillo hasta que esta prende. Un murmullo de asombro recorre la sala al ver el pequeño cuenco albergando el fuego. La imagen cambia repentinamente, ahora vemos a Doom, está desmembrando al pobre chico del cinco entre sonoras risotadas. La cruel visión que nos están ofreciendo me da nauseas y no puedo evitar apartar la mirada. Miro el reloj y son más de las nueve, me despido gentilmente de las señoras y me dirijo a los ascensores que me llevarán a la cuarta planta. Cuando las puertas se abren veo a Solem mirándome fijamente desde el salón, me acerco pensado en la que me espera por lo sucedido esta mañana con Augustus, pero en lugar del rapapolvo que esperaba por su parte, me obsequia con una sonrisa.<br />
<br />
- Lo has hecho genial para ser solo el primer día. Tienes a todos muy contentos. - dice alegremente.<br />
<br />
- Gracias. - respondo con un deje de duda en la voz. No me puedo creer que no se haya enterado de lo ocurrido.<br />
<br />
- He invitado a Drew y a Eldur a cenar, no creo que tarden en llegar. - dice mientras chasquea los dedos para llamar a un avox.<br />
<br />
Lo dejo hablando con el avox y me voy a mi habitación. Al entrar lo primero que hago es mirar la foto que tengo escondida bajo el colchón y la observo largo rato. Unos golpes en la puerta me sobresaltan y guardo la foto apresuradamente. Drew asoma la cabeza por la puerta y me indica que la cena ya está servida. Juntas nos dirigimos al comedor dónde nos esperan Solem y Eldur sentados a la mesa. Nos sentamos juntas y todos empezamos a comer. Nadie menciona nada de mi enfrentamiento con Augustus y eso me preocupa, pero no digo nada. Terminamos la cena y nos vamos al salón a ver como van los chicos. Justo cuando encendemos el televisor, empieza a sonar el himno que precede al recuento de los tributos muertos. Quince caras aparecen en la pantalla, es todo un récord. Pero teniendo en cuenta la presencia de Doom en los juegos, no me resulta tan extraño el resultado, ese chico está totalmente perturbado, a destrozado a varios chicos cortándolos en pedazos. Ponen las repeticiones de las muertes y verlo me da escalofríos, espero que mis tributos no tengan que enfrentarse a él. Hoy a sido un día muy largo, por lo que me despido pronto y me voy a mi dormitorio, quiero descansar, porque mañana tendré que enfrentarme de nuevo a esa panda de gallinas cacareantes.<br />
<br />
Cuando me tumbo en la cama, no puedo evitar la sensación de sentirme atrapada. Solo quiero ser libre. Pero nadie es libre, hasta los pájaros están están encadenados al cielo. Con esa última frase, tan antigua como el mismo mundo, me despido de este horrible día para siempre, deseando que mañana todo vaya mejor.<br />
<br />
<i>"Nadie es libre, hasta los pájaros están están encadenados al cielo</i>". Bob Dylan.<br />
<span class="hasCaption"></span>Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com20tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-22383400446840172962012-05-28T16:09:00.001-07:002012-05-28T16:09:51.111-07:00CAPÍTULO 19 MagsAl despuntar el alba, cansada de dar vueltas en la cama durante toda la noche, decido levantarme y darme una ducha rápida para aclararme la cabeza de todos los pensamientos horribles que no dejaron de atormentarme durante la noche. Salgo de la habitación y me dirijo al salón dónde una avox me ofrece un café bien cargado que termina de despejarme. Media hora después aparecen Drew y Eldur, que serán los encargados de acompañar a Howl y Sarah hasta la sala de lanzamiento.<br />
<br />
- ¿Preparada para enfrentarte a todas esas señoras locas por mi chico? - me pregunta Eldur con una sonrisa pícara en el rostro.<br />
<br />
- Ayer ya tuve el placer de conocer a unas cuantas de esas encantadoras señoras y creo estar más que preparada para enfrentarme a todas ellas. - respondo encogiendome de hombros.<br />
<br />
- Más te vale estar segura, porque varias de esas señoras me han asaltado por la calle pidiendome patrocinar a Howl. - dice riendo.<br />
<br />
- Haré todo lo que esté en mi mano, te lo aseguro. - le digo, ahora más seria. - Voy a despertarlos.<br />
<br />
Me encamino por el pasillo hacia las habitaciones de los chicos. Me paro en la habitación de Howl y llamo a la puerta, pero no obtengo respuesta. Entro lentamente y lo encuentro en la cama profundamente dormido, me da pena despertarlo, pero no hay más remedio.<br />
<br />
- ¡Arriba chico, tienes que prepararte! - digo sin mucho entusiasmo, a la vez que le zarandeo suavemente.<br />
<br />
- ¿Ya es la hora? - pregunta aún dormido.<br />
<br />
- Desgraciadamente sí, ya es la hora. No hagas esperar demasiado a Eldur. - le digo saliendo por la puerta.<br />
<br />
Me giro para llamar a la de Sarah, pero antes de que mis nudillos toquen la puerta, esta se abre sobresaltándome.<br />
<br />
- ¡Me has asustado! - exclamo llevándome las manos al pecho.<br />
<br />
- Lo siento, no era mi intención. - dice.<br />
<br />
- Pues menos mal... - suelto aún alterada. - Drew te está esperando en el salón, en breve os marchareis.<br />
<br />
Asiente y me mira fijamente a los ojos cuando dice: <br />
<br />
- Bueno, supongo que esto es el final. <br />
<br />
- No digas eso, ven aquí. - le digo, abriendo los brazos.<br />
<br />
No tarda ni dos segundos en acercase y la estrecho fuertemente entre mis brazos, justo en ese instante la puerta de enfrente se abre y aparece Howl. Le miro sin dejar de abrazar a Sarah y le invito a unirse a nosotras. Los tres nos fundimos en un abrazo durante largo rato. Un leve carraspeo nos obliga a soltarnos.<br />
<br />
- Tienen que marcharse ya. - nos indica Solem.<br />
<br />
Vuelvo a girarme hacia los chicos y poniendo mis manos sobre sus hombros los acerco a mi y apoyamos nuestras frentes unas contra otras.<br />
<br />
- Recordad todo lo que os he dicho, poned en práctica todo lo que habéis aprendido estos últimos días, protegeos el uno al otro todo el tiempo que podáis... Os quiero. - dicho esto último, les beso a ambos en la mejilla y me marcho de allí antes de que las lágrimas acudan a mis ojos.<br />
<br />
Me voy directa a los ascensores y me bajo hasta el primer piso, dónde junto a los demás mentores, negociaremos con los patrocinadores. Al abrirse las puertas, me topo con una docena de señoras histéricas que tiran de mí en todas direcciones. Intento tranquilizarlas, aunque sin mucho éxito, finalmente consigo que no sentemos en unos sillones y que me hablen de una en una.<br />
<br />
- ¡Ayer, después de las entrevistas me prometiste que podría patrocinar a Howl! - me grita exaltada la señora de pelo púrpura. <br />
<br />
- Cierto, se lo prometí, pero parece que hay más interesadas en patrocinar a Howl. - le digo intentando apaciguarla.<br />
<br />
- ¡De eso nada! - dice furiosa. - ¡El chico es solo mío, yo lo vi primera!<br />
<br />
- ¡Já! ¿quién ha dicho que fuiste tú la primera en querer patrocinarlo? - grita ahora otra señora.<br />
<br />
- ¡Cierra el pico Pansy! - le espeta la señora del pelo púrpura.<br />
<br />
- ¿Que cierre el pico? - grita la otra señora empezando a levantarse del sillón.<br />
<br />
- ¡CALMA! - voceo en medio de aquel gallinero. - ¡Todas pueden patrocinar a Howl, no tienen porque pelear!<br />
<br />
- Pero mi marido dijo que podía quedármelo... - gimotea la del pelo púrpura.<br />
<br />
- Necesitará muchas cosas en la arena, ¿no cree que entre todas pueden darle algo mejor? - le digo dulcemente.<br />
<br />
- Pero... - empieza de nuevo.<br />
<br />
- ¡Pero nada Violet! - la interrumpe Pansy. - Mags tiene razón, mientras más seamos más regalitos podremos mandarle a la arena. - dice entusiasmada dando palmaditas.<br />
<br />
Un murmullo general de aprobación y varios apretones de manos, dan por finalizada la pelea por patrocinar a Howl. Unos gritos de excitación nos advierten de que los tributos están preparados para saltar a la arena en cuanto suene el gong. No puedo creer lo rápido que se me ha pasado el tiempo con estas mujeres tan odiosas. Me levanto y me dirijo a la pantalla más cercana para no perder detalle de nada de lo que ocurra en los primeros minutos en la arena. Me cruzo de brazos para que nadie vea mis puños apretados con fuerza y le pido a mi abuela que los proteja desde dónde esté.<br />
<br />
Quedan diez segundos y no puedo evitar aguantar la respiración. Tres, dos, uno... todos saltan en tropel, unos alejándose del baño de sangre, la mayoría sin éxito. Otros, entre ellos los mios, se lanzan hacia delante agarrando todo cuanto esta a su alcance. No puedo evitar cerrar los puños con fuerza cuando Doom, el tributo del dos se gira y ataca a Howl sin ningún tipo de contemplación. Unas risas cercanas, las de Scar, me confirman lo que imaginaba, si no hay alianza, hay que deshacerse de él y eso es lo que está haciendo. Pero Howl no se deja amedrentar tan fácilmente, le propina un par de golpes estratégicos que lo dejan doblado por la mitad. Ahora soy yo la que río. Sarah tira de Howl para alejarlo de Doom y después de hacerse con dos mochilas de provisiones se meten entre los enraizados arboles de los manglares adyacentes. Los veo correr durante unos pocos segundos más, hasta que todas la imágenes que muestran las pantallas que nos rodean se centran el baño de sangre que está teniendo lugar frente a la Cornucopia. Me giro para mirar a mi alrededor y veo a Lilac a pocos metros de mi posición, decido acercarme a preguntar por sus tributos.<br />
<br />
- ¿Qué tal a ido?<br />
<br />
- Sophia a caído nada más pisar el suelo... Keith a tenido más suerte, esperemos que le dure. - responde algo esperanzada.<br />
<br />
- Si... - respondo distraida mirando de nuevo a la pantalla.<br />
<br />
Apenas han pasado una hora y media desde que empezaron los juegos y ya están de agua hasta el cuello, parece que el jefe de los vigilantes no mentía. Este año la arena es un gran bosque de manglares, con agua y raíces predominando sobre el terreno. Lo van a tener muy difícil, el presidente Rain podrá sentirse orgullo de sus últimos juegos estando al mando de Panem. A pesar de las dos mochilas que han conseguido acarrear con ellos, no tienen muchas provisiones, así que me giro en busca del grupo de señoras que quieren patrocinar a Howl para ir dándoles ideas de lo que podrían necesitar, cuando Augustus Merryweather hace su aparición en el lugar. Lo veo tontear con varias chicas, pero sé que no se contentará con ellas, nunca lo hace.<br />
<br />
- ¡Mags! - vocea en mitad de la muchedumbre, acercándose con esa sonrisa repugnante suya dibujándose en su rostro. - ¿Te han dicho alguna vez que el primer día de los juegos siempre fomenta tu hermosura?<br />
<br />
- Si me permite. - le digo intentando escabullirme. - Ahora estoy harto ocupada. <br />
<br />
- ¡Vamos, querida! no seas tan remilgada, además tu ya sabes que puedes tutearme. - me dice pasándome una mano suavemente a lo largo del brazo.<br />
<br />
- Ya le he dicho que estoy ocupada. - le suelto cortarte intentando zafarme de su mano.<br />
<br />
- No te hagas la difícil Mags. - dice apretando la mano que me sujeta del brazo. - Sabes que yo siempre gano.<br />
<br />
- ¡Sueltame, me haces daño! - le digo en tono más brusco, a la vez que tiro del brazo.<br />
<br />
En vez de soltarme me agarra con más fuerza y acerca su rostro estirado quirúrjicamente al mío con la clara intención de hacer algo más que dedicarme unas palabras al oído. Estoy furiosa y no pienso tolerar esta situación ni un segundo más, tiro con fuerza de mi brazo aprisionado y lo agarro fuertemente por la camisa con ambas manos a la altura del pecho para alejarlo de mí, pero antes de soltarlo, me agacho para estar a su altura.<br />
<br />
- Si me vuelves a poner la mano encima, te mataré con mis propias manos. - dicho esto me alejo de él dejando dónde está.Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-28108532102241677742012-05-21T16:56:00.000-07:002012-05-21T16:58:03.432-07:00CAPÍTULO 18 MagsPor la mañana temprano, los chicos se van con sus estilistas a prepararse para la entrevista de esta noche y yo me voy hacia los ascensores para bajar hasta la sala de mentores. Hoy será la última reunión, ya que a partir de mañana nos centraremos exclusivamente en encontrar patrocinadores, solo hablaremos entre nosotros si nuestros tributos se alían, así que este año estaré sola.<br />
<br />
Voy andando por el pasillo a paso ligero, cuando unas voces me hacen detenerme tras una puerta entre abierta, es la sala de control y sé que no debería estar cotilleando, pero una de las voces que salen por la rendija me resulta familiar...<br />
<br />
- ¿Entonces la arena estará prácticamente anegada de agua? - pregunta la voz de Scar.<br />
<br />
- Si, este año no lo van a tener nada fácil esos desgraciados. - contesta la otra voz con un deje de diversión. - Es el último año de Rain y quiere que se recuerden sus últimos Juegos del Hambre como presidente.<br />
<br />
- Si el presidente quiere unos juegos inolvidables, los tendrá y para que eso ocurra tú me vas a ayudar. - dice Scar.<br />
<br />
- ¿Y en que puedo ayudarte? - pregunta, casi puedo notar la sonrisa en sus labios.<br />
<br />
- Tienes que hacer que gane Doom, cueste lo que cueste. - dice con un tono cortante y agresivo.<br />
<br />
- Veré lo que puedo hacer. - contesta burlón.<br />
<br />
Unas voces lejanas me obligan a dejar de escuchar la más que interesante conversación de Scar y su compinche. Me vuelvo a poner en movimiento y está vez me paro en la puerta que corresponde a la sala de reuniones. Al entrar busco con la mirada a Lilac y la hallo al final de la habitación sentada junto a los mentores del once y del siete, me uno a ellos e intercambiamos opiniones. Cuando traen la comida, nuestro pequeño grupo se disuelve y Lilac y yo nos quedamos a solas, le cuento la conversación entre Scar y el jefe de vigilantes y ella me toma del brazo y me conduce a la otra punta de la sala para hablar sin ser escuchadas por nadie.<br />
<br />
- ¿Estás segura de lo que dices? - pregunta en un susurro casi inaudible.<br />
<br />
- Totalmente. - respondo también entre susurros.<br />
<br />
- Será mejor que esto no salga de aquí. No le cuentes esto a nadie más, solo conseguirás meterte en problemas. - dice, realmente preocupada.<br />
<br />
- Tranquila, no pensaba contárselo a nadie... pero creí que esto podría servirte de ayuda. - digo.<br />
<br />
Me mira fijamente con agradecimiento en los ojos y nos damos un abrazo rápido para no llamar demasiado la atención. Pasamos el resto del día apartadas de los demás, ideando diferentes planes para los chicos. Mis tributos no tendrían porque tener problemas para salir con vida del baño de sangre, pero los suyos no lo tienen tan fácil. Pero ahora que su mentora sabe más o menos lo que les espera en la arena, puede que tengan una oportunidad.<br />
<br />
A las ocho en punto, me reuno con todos en la plaza dónde se harán las entrevistas, los chicos están espectaculares. Sarah lleva una vestidito de gasa blanco por encima de las rodillas, sin mangas y cuello cisne, todo bordado, el pelo lo lleva recogido en un sencillo moño y apenas lleva maquillaje. Howl, lleva un traje de lino beige y una camisa blanca que le sientan genial con su tono de piel, le han dejado el pelo suelto y me sorprende lo largo que lo tiene. Nos despedimos de ellos y les deseamos suerte antes de ir a ocupar nuestros asientos.<br />
<br />
El público enloquece y estalla en aplausos cuando aparece sobre el escenario Eustace Flickerman con su radiante sonrisa y sus sonoras carcajadas. Se acerca al borde del escenario y hace unas cuantas reverencias a los espectadores, que no cesan de lanzarle flores y besos. Este año, Eustace nos da un pequeño discurso sobre el primer vasallage de los veinticinco, no dice mucho más de lo que ya nos explicó el presidente Rain, pero aún así tienen que recalcarlo, no quieren que nadie lo olvide. Durante el discurso, miro a mi alrededor y no dejo de ver a personas emocionadas y asintiendo a las palabras del presentador, me pone furiosa y empiezo a rasgar el panfleto que nos repartieron al sentarnos. Una última floritura y todos nos ponemos en pie para escuchar el himno de Panem que precede a las entrevistas.<br />
<br />
Los primeros tributos entrevistados son bastante superficiales, pero cuando les toca el turno a los del dos, queda claro que no tienen nada de superficial, al contrario, están deseosos por llegar a la arena. Los del tres no brillan mucho sobre el escenario, ni siquiera con la ayuda de Eustace. Llega el turno de Sarah que se levanta decidida y se dirige hacia el centro del escenario. <br />
<br />
- ¡Espectacular! - exclama Eustace mientras Sarah va a su encuentro. Le ofrece una mano que ella toma y la hace girar para contemplar su vestido. - Tienes unos ojos maravillosos Sarah, ¿Os habéis fijado? - pregunta al público y en ese momento, un primer plano de los ojos color ámbar de Sarah ocupan todas las pantallas.<br />
<br />
Intercambian saludos y ambos toman asiento. La entrevista empieza con Eustace prodigando adulaciones sobre el aspecto físico de Sarah, ella responde con educación pero con tono frío.<br />
<br />
- Bueno, a llegado el momento que todos estábamos esperando. Tu hermano y tu mentora compartieron juegos, ¿como te sentiste al ver morir a tu hermano y ahora estar en manos de la persona que lo vio morir sin hacer nada para evitarlo?<br />
<br />
- Solo tenía cinco años, ¿como pretendéis que lo recuerde? - responde cortante. - Y en lo referente a mi mentora, ella no tiene la culpa de lo que pasó.<br />
<br />
- Clara y concisa. - dice mirando al público. - Este año, los nombres de los elegidos, salieron mediante votación, ¿que fue lo primero que pasó por tu mente al salir elegida por tus propios amigos y vecinos? - pregunta adoptando un tono más serio.<br />
<br />
- Rabia, dolor, traición... - la última palabra la dice mirando directamente a cámara. - Unos sentimientos que jamás podré olvidar.<br />
<br />
Justo en ese momento suena el zumbido que da por finalizada la entrevista y le llega el turno a Howl. Se acerca a Eustace y se estrechan la mano, el público estalla en risas cuando el presentador hace un chiste sobre la diferencia de altura entre ambos.<br />
<br />
- Lo primero... bueno, en realidad es lo segundo. - se ríe de su propio chiste y continua. - Lo segundo que más me ha llamado la atención al verte, ha sido tu color de piel y tu pelo, nunca habíamos visto a nadie como tú en el Capitolio, ¿cierto? - pregunta dirigiéndose a los espectadores, que niegan a voces. - ¡Cuentanos tu historia!<br />
<br />
- Provengo de un linaje muy antiguo, más incluso que los tiempos anteriores a los Días Oscuros, se nos conocía como <i>ah-ni-yv-wi-ya</i>. - empieza. - Ahora solo quedamos unos pocos, pero como puedes comprobar, somos unos grandes supervivientes. - termina poniendo gran énfasis en las últimas palabras.<br />
<br />
- ¡Impresionante! - exclama Eustace. - <i>Ah-ni</i>... ¿como era? - pregunta y el público ríe.<br />
<br />
<i>- Ah-ni-yv-wi-ya. - </i>responde solícito Howl.<br />
<br />
- Impresionante. - repite entusiasmado. - ¿Podrías decirnos algo más en esa extraña lengua?<br />
<br />
<div class="MsoNormal">
- Yo no se mucho, pero mi abuelo nos enseño algo cuando eramos pequeños. - dice. - <i><span lang="es">Nigada aniyvwi nigeguda'lvna ale unihloyi unadehna duyukdv gesv'i.
Gejinela unadanvtehdi ale unohlisdi ale sagwu gesv junilvwisdanedi anahldinvdlv
adanvdo gvhdi.</span></i></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="es">El público suspira por este chico, se los ha conseguido meter a todos en el bolsillo con ese intrincado lenguaje suyo.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="es">- ¡Maravilloso! - exclama de nuevo. - ¿Que quiere decir en nuestro idioma?</span></div>
<br />
- Que debemos estar agradecidos con nuestro sino y ser fuertes en los acontecimientos venideros. - contesta con una sonrisa deslumbrante.<br />
<br />
- ¡Precioso! ¿no creéis? - pregunta volviéndose de nuevo hacia el público, que vitorea a Howl.<br />
<br />
El zumbido da por finalizada su entrevista, Eustace hace pucheros al tener que despedirse de él ya que apenas a tenido tiempo de preguntar nada. La noche sigue y con ella las entrevistas. Cuando por fin se despide del tributo del doce, todos nos ponemos en pie para el himno. Con las últimas florituras musicales, nos ponemos en marcha para reunirnos con los chicos. Están a escasos quince metros de mí, cuando una señora de mediana edad y pelo color púrpura me para agarrandome del brazo.<br />
<br />
- ¡Quiero patrocinar a Howl! - exclama excitada. - Es un chico guapísimo y sería una verdadera pena que pasara penurias en la arena. ¡Mi marido a dicho que puedo quedármelo!<br />
<br />
- ¡Eso es maravilloso! - respondo con igual entusiasmo. - Mañana a primera hora, después del lanzamiento me reuniré personalmente con usted.<br />
<br />
- ¡Perfecto! - chilla. - Cuando se lo diga a Pansy se va a morir de la envidia - dice alejándose de mi a saltitos.<br />
<br />
Tres señoras más me paran por el camino con idénticas intenciones, pero finalmente consigo reunirme con ellos.<br />
<br />
- ¡Felicidades chicos! habéis estado sublimes. Sarah has interpretado tu papel a las mil maravillas y Howl... ¡me has dejado sin palabras! - exclamo. - Apenas te ha podido preguntar nada, lo has llevado a tu terreno y ni se ha enterado, ¡excelente!<br />
<br />
Subimos hasta el cuarto piso y nos dirigimos directamente hasta el comedor dónde nos espera una mesa repleta de suculentos manjares. Comemos y comentamos las entrevistas, entonces Solem pregunta:<br />
<br />
- A sido muy bonito lo que has dicho en ese extraño lenguaje Howl, tus palabras darán fuerza a los tributos venideros.<br />
<br />
- En realidad no significa lo que dije... - responde mirándome avergonzado.<br />
<br />
- ¿Y que es lo que significa entonces? - pregunta Solem a la vez que da un largo trago de vino.<br />
<br />
<div class="MsoNormal">
- <span lang="es">Dice algo así como que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos.
Dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los
unos con los otros en un espíritu de hermandad. - dice provocando que Solem se atragante. - Es un antiguo tratado que mi abuelo nos inculcó en casa.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="es"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="es">- Pues espero que nadie se entere de esto o provocarás que nos castiguen a todos. - dice a gritos Solem.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="es"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="es">Sé que la palabra "castigo" no es la apropiada para lo que nos podría pasar si lo descubren, pero no pienso llevarle la contraria, porque sé que en cierto modo tiene razón, aunque estoy muy orgullosa de Howl por el valor que ha tenido al decir esas palabras para todo Panem.</span></div>Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com13tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-20450248146446452892012-05-20T11:58:00.002-07:002012-05-20T11:58:49.851-07:00CAPÍTULO 17 MagsDespués del desayuno, Howl se va con Solem a practicar sus modales para la entrevista de mañana y Sarah se queda conmigo para la sesión de contenido, que básicamente consiste en darle una personalidad que atraiga a la gente y con suerte, la quieran patrocinar. Nos sentamos en el salón y empezamos a buscar su enfoque.<br />
<br />
- No te voy a engañar Sarah. - empiezo. - Tu aspecto es prácticamente en lo único en lo que se van a fijar todos. Las preguntas de tu entrevista se basarán en eso y probablemente también te pregunten por tu hermano. - le digo, ella asiente.<br />
<br />
- ¿Y que se supone que les tengo que decir de Nereo? - pregunta. - Solo tenia cinco años cuando el murió, no recuerdo nada de sus juegos... solo el dolor y la desolación que produjo a mi familia. - esto último lo dice en un susurro casi imperceptible.<br />
<br />
Aprieto fuertemente su mano entre las mías porque conozco a la perfección esos sentimientos. Nos quedamos largo rato en silencio, el cual aprovecho para pensar y solo lo rompemos cuando una avox nos ofrece un té. Suelto su mano para que pueda coger su taza y me recuesto hacia atrás en el sillón, la miro largamente y se me ocurre algo que podría funcionar.<br />
<br />
- ¿Y si...? - empiezo a preguntar. - No, no es una tontería... aunque, podría funcionar. - musito, sentándome al filo del sillón y echándole azúcar a mi té.<br />
<br />
Noto su mirada clavada en mí, pero la evito y tomo un poco de té, me siento de nuevo hacia atrás y cruzo las piernas.<br />
<br />
- ¿Qué podría funcionar? - pregunta mirándome con suspicacia.<br />
<br />
- No, nada... solo era una idea pasajera que enseguida he desechado, por lo ridícula que te iba a resultar... - respondo sin apenas dedicarle una mirada y bebiendo más té.<br />
<br />
- Aún así quiero saberla. - me dice.<br />
<br />
- Había pensado en que fueras implacable, que respondieras a las preguntas sobre tu hermano como algo que pasó hace tanto tiempo que ni siquiera te acuerdas. - le digo restándole importancia, mientras alargo una mano para coger una pastita.- Y cuando te preguntaran como te sentiste al salir escogida por tu propio distrito, que fueras cortante, que dieras a entender que los culpabas por ello y que no pensabas ser indulgente.<br />
<br />
- No quiero que piensen eso de mí en el cuatro, yo no soy así... - dice un poco molesta.<br />
<br />
- Solo pensarán eso de ti en el Capitolio. - la tranquilizo.- Nadie que te conozca creerá nada de lo que digas. Esto no es más que un juego, pero uno al que sabemos jugar todos.<br />
<br />
- ¿Entonces tengo que parecer enfadada? - pregunta con ese tono dulce tan propio de ella.<br />
<br />
- ¡Tienes que estar enfadada! - exclamo. - ¡Esa gente mató a tu hermano y obligó a tu pueblo a elegirte para matarte a ti también! - le digo señalando por la ventana y sé, por su expresión que acabo de ganar este asalto.<br />
<br />
- ¡Tienes razón! - dice levantándose. - ¡Estoy enfadada! no, ¡estoy furiosa! - dice mirándome con llamas en los ojos. - Los voy a tratar como se merecen, con desprecio y odio. ¡Todo Panem va a saber quien es Sarah Russet!<br />
<br />
Las cuatro horas de Sarah han concluido satisfactoriamente. Me despido de ella y me dirijo al comedor para encontrarme con Howl, la comida está servida así que me siento frente a él y empezamos la sesión mientras comemos.<br />
<br />
- ¿Qué tal la mañana con Solem?<br />
<br />
- Soporífera. - responde llevándose un muslo de pollo a la boca.<br />
<br />
- Entonces como siempre. - le digo y ambos estallamos en sonoras carcajadas.<br />
<br />
- ¿Qué tal la tuya con Sarah? - pregunta expectante.<br />
<br />
- No tan soporífera. - le respondo con una sonrisa. - Mi plan a funcionado.<br />
<br />
- ¿Has logrado enfadarla?<br />
<br />
La sonrisa que se forma en mis labios le responde y continuamos con una charla insulsa hasta que terminamos de comer. Una vez que los avox han despejado la mesa, nos ponemos serios.<br />
<br />
- ¿Tienes algo pensado? - le pregunto sin rodeos.<br />
<br />
- Voy a ser yo mismo, no puedo aparentar ser otra cosa. - contesta encogiéndose de hombros.<br />
<br />
- Perfecto, justo lo que quería que dijeras. - le digo. - Quiero que seas natural y lo más sincero que puedas. Responde lo que quieras, pero piensa antes de responder, no quiero que te metas en lios antes de empezar. Estoy segura de que a ti te hará muchas preguntas, tu aspecto es algo nuevo para ellos y lo querrán explotar al máximo.<br />
<br />
- Supongo que por eso quedamos pocos... porque nos quisieron explotar al máximo. - dice apesadumbrado.<br />
<br />
- Yo no creo eso y tu tampoco deberías, sois unos supervivientes y tendrías que estar orgulloso de ello.<br />
<br />
- Hablas igual que mi abuelo. - dice sonriendo.<br />
<br />
- Tu abuelo es un gran hombre y el entretenimiento número uno del distrito hasta que nació Sarah y los revolucionó a todos con sus canciones. - le digo y volvemos a estallar en risas.<br />
<br />
Seguimos con nuestra charla hasta la hora de la cena. Durante la misma, no puedo evitar bostezar varias veces, las últimas noches apenas he podido pegar ojo entre pesadilla y pesadilla y esto empieza a pasarme factura. Cuando terminamos de cenar, me despido de todos y me voy a mi cuarto. Me estiro en la cama y saco la foto de mi familia de su escondite, la miro unos instantes y la beso antes de volver a guardarla y caer rendida a un sueño profundo y sin pesadillas.Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-35420091717097136772012-05-14T17:29:00.000-07:002012-05-14T17:29:14.153-07:00CAPÍTULO 16 MagsUnos suaves toquecitos en el brazo me salvan de ver morir de nuevo a Nereo atrapado en los musculosos nudos de la serpiente. Mi respiración está muy agitada y estoy completamente empapada en sudor, miro a mi alrededor apartándome el pelo de la cara y restregándome los ojos hasta conseguir aclararme la vista. La avox me mira asustada, por mi brusca reacción al despertarme.<br />
<br />
- Lo siento, no pretendía asustarte. - le digo, con una voz tan temblorosa como mi cuerpo.<br />
<br />
Me tambaleo un poco al levantarme de la cama y ella me ayuda sujetándome por el brazo, estoy mareada y siento unas terribles ganas de vomitar. Siempre es el mismo sueño, la misma reacción, el mismo día desde hace tantos años. Me doy una ducha rápida y me visto antes de salir a encontrarme con los demás. Soy la última en llegar, todos se giran hacia mi cuando hago mi aparición en la sala. Lanzo una rápida mirada a la estancia y tomo asiento frente a los chicos. Howl parece concentrado, pensativo. Sarah en cambio parece cansada, unos círculos oscuros adornan sus ojos esta mañana.<br />
<br />
- Supongo que ambos tenéis claro lo que vais a mostrar a los vigilantes, ¿verdad? - pregunto expectante, aunque sin entusiasmo alguno en la voz.<br />
<br />
Asienten, pero ninguno habla. Se lanzan miradas furtivas, traman algo y al parecer estoy fuera del plan.<br />
<br />
- ¿Vais a contarme que os traéis entre manos? - digo empezando a exasperarme, evitan mi mirada y mi pregunta, doy un golpe sobre la mesa. - No estoy de humor para secretitos y menos estando tan cerca de la arena. - espeto, ahora enfadada de verdad.<br />
<br />
Siguen sin hablar y ya no aguanto más esta absurda situación. Me levanto bruscamente de la silla provocando que esta caiga con gran estruendo al suelo, los agarro a ambos por el brazo y los arrastro conmigo hasta mi habitación, cerrando de un portazo. <br />
<br />
- ¿Que os habéis creído, que podéis andar ocultándome cosas a estas alturas? ¿Así es como queréis volver a casa? - bramo, paseándome por toda la habitación. - ¿A caso no entendéis que sin mi ayuda estáis desamparados?<br />
<br />
- Claro que lo sabemos, por eso mismo te lo queríamos ocultar. - dice Sarah.<br />
<br />
- ¿Ocultarme el qué, si se puede saber? - pregunto aún enfurecida.<br />
<br />
Howl levanta la mirada y nos miramos a los ojos durante un par de segundos, luego se gira hacia Sarah.<br />
<br />
- Deberías ser tú la que se lo diga, al fin y al cabo fue idea tuya. - dice Howl.<br />
<br />
<br />
Empiezo a impacientarme y justo cuando voy a empezar a vociferar de nuevo, Sarah se levanta de la cama y empieza a hablar.<br />
<br />
- No voy a ganar, lo sabes tú y lo saben todos. No tengo ni la más mínima posibilidad de hacerlo - dice y cuando voy a intervenir alza una mano para acallarme. - Toda la ayuda que consigas de los patrocinadores debería ser para Howl, él si que tiene capacidad de sobra para ganar.<br />
<br />
- Eso debería decidirlo yo, ¿no crees? - le digo.<br />
<br />
- ¡No si lo que realmente quieres es protegernos! - dice alzando un poco la voz. - No podemos ganar los dos y lo sabes, así que debes elegir y tu mejor opción es Howl.<br />
<br />
Asiento despacio y me dirijo lentamente hacia la ventana, suspiro y me vuelvo para encararlos de nuevo.<br />
<br />
- ¿Eso es lo que quieres que le diga a tu madre cuando vuelva al distrito cuatro, que mi mejor opción era Howl y que te abandoné a tu suerte? - vuelvo a asentir. - Sus dos hijos muertos en la arena y por mi culpa. <br />
<br />
Sarah se levanta y se dirige a la puerta, miro a Howl y le hago una señal para que la siga. No quiero que lleguen tarde a la sesión privada. Me siento en la cama y repaso mentalmente lo que acaba de ocurrir. Pasan diez minutos cuando Drew asoma por la puerta.<br />
<br />
- ¿Va todo bien? - pregunta.<br />
<br />
- No lo sé. - respondo, ella cierra la puerta y se sienta a mi lado.<br />
<br />
- Sarah ha salido llorando de aquí... - dice.<br />
<br />
- Ya, bueno, supongo que ella misma se lo ha buscado un poco. - contesto, quizás demasiada brusquedad, porque Drew se gira hacia mí con el ceño fruncido.<br />
<br />
- Es solo una niña asustada. - dice.<br />
<br />
- ¡Todos estábamos asustados en su situación! - digo levantándome y echando a andar de nuevo por la habitación. - Pero ninguno tiramos la toalla antes de empezar y mucho menos se lo tratamos de ocultar a nuestro mentor. <br />
<br />
- ¿Sarah se ha rendido? - pregunta, ahora confusa.<br />
<br />
Asiento llevándome las manos a la cabeza y revolviéndome el cabello sin dejar de dar paseos.<br />
<br />
- Cree que no tiene posibilidad alguna y quiere que me centre exclusivamente en Howl. - le explico. - Hoy no tengo un buen día y toda esta historia no ha hecho más que empeorarlo, le he mencionado a su madre y por eso lloraba.<br />
<br />
- Su madre... supongo que la conoces, ¿no? - pregunta.<br />
<br />
Asiento mientras me acerco a la ventana y miro el Capitolio en todo su esplendor.<br />
<br />
- Más desde que gané los juegos, eso de alguna forma nos unió. Aunque nunca lo he entendido muy bien. - digo.<br />
<br />
- Supongo que porque tu fuiste la última persona que estuvo con su hijo y lo cuidó. - dice.<br />
<br />
- Su hijo murió por mi culpa. Si hubiera muerto yo, él ahora estaría aquí. - musito.<br />
<br />
- Si el llegó tan lejos en la arena fue por ti. - dice, acercándose a la ventana y posando su mano en mi hombro.<br />
<br />
- Tengo que irme a la última reunión de mentores, después nos vemos. - le digo encaminándome hacia la puerta y dejándola dónde está.<br />
<br />
Al llegar a la altura del salón, veo a Solem por el rabillo del ojo, negando con la cabeza al verme pasar. La puerta del ascensor se abre casi al instante, entro y pulso el botón que me llevará hasta mi destino. Esta vez cuando se abren las puertas el pasillo está más concurrido, hay varios avox portando bandejas de comida y jarras con bebidas de colores llamativos. Suspiro aliviada y entro en la sala. Apenas intercambio unas pocas palabras con Lilac y los demás mentores. Un avox muy alto se me acerca y me entrega un papel en el que me indican que mis tributos ya han concluido su entrenamiento privado y que por lo tanto debo reunirme con ellos en nuestro piso. Me despido de todos de forma poco efusiva y salgo de la sala dirección a los ascensores. Justo cuando se abren las puertas y me dispongo a entrar una voz me sobresalta.<br />
<br />
- ¡Mags! ¡querida! - me llama la voz de Augustus, pero en ese momento se cierran las puertas y me siento agradecida por una vez a la extrema rapidez del Capitolio.<br />
<br />
Al llegar a mi planta, el corazón aún me anda desbocado, no puedo creer la suerte que he tenido. Me dirijo al salón dónde están todos sentados, Howl me lanza una mirada apacible, que me indica que todo está bien. Sarah no me mira y ahora mismo, una simple mirada es lo único que necesito, pero no lo hace, es tan orgullosa como yo. Me aclaro un poco la garganta y digo:<br />
<br />
- ¿Podemos hablar? - alza la mirada. - a solas. - les indico mirándolos a los dos.<br />
<br />
Se levantan y los tres nos volvemos a encaminar a mi habitación, aunque esta vez sin forcejeos ni gritos.<br />
<br />
- Haremos lo que queráis. - ambos me miran con los ojos muy abiertos. - Pero será a mi manera y dependiendo de la puntuación que saquéis esta noche, se hará de un modo u otro, ¿entendido? - asienten y los tres volvemos al salón.<br />
<br />
Una vez de vuelta, Solem les pregunta que es lo que han hecho en sus sesiones privadas. Howl explica como tumbó a varios ayudantes en combates cuerpo a cuerpo y que probó varias lanzas con buenos resultados. Sarah probó con varios ejercicios de habilidad y rapidez y lanzó algunos cuchillos, pero no está muy contenta con su actuación. La cena ya está lista y todos nos sentamos a disfrutarla. Después de la cena volvemos al salón a ver para ver las puntuaciones por la televisión. Eustace Flickerman hace su aparición en pantalla para anunciar los puntos otorgados por los vigilantes, empiezan por el tributo del uno que saca un nueve, igual que su compañera, el chico y la chica del dos se hacen con un diez cada uno y cuando llega el turno de los tributos del tres la cosa cambia, el obtiene un seis y ella un cinco. Ahora es nuestro turno, Howl consigue un diez y para sorpresa de todos Sarah obtiene un ocho. Casi no prestamos atención a las demás puntuaciones ya que estamos todos exultantes. Miro a Sarah que sonríe incrédula por lo que acaba de pasar.Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com30tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-55393759244137313062012-05-11T15:53:00.000-07:002012-05-13T17:43:53.034-07:00CAPÍTULO 15 MagsMe paso gran parte de la mañana ponderando las opciones de mis tributos. Como plantearles a los patrocinadores que son los mejores y que con su ayuda son más que capaces de hacerse con la victoria. Cuando ya tengo un plan más o menos definido, me dirijo al comedor dónde están Drew y Eldur, el estilista de Howl. Ambos están ensimismados comparando telas y distintos diseños para los trajes de las entrevistas. Me siento al otro extremo de la larga mesa y reviso mis apuntes una y otra vez hasta que nos sirven la comida. Me sirvo un plato bastante generoso de arroz salvaje con verduras y setas, que está delicioso. Por la tarde me reuno con los demás mentores en la sala de reuniones e intercambiamos impresiones, mañana cuando nos volvamos a ver, ya tendremos una idea de con quien tenemos que hablar para las negociaciones de las alianzas entre los tributos.<br />
<br />
A las ocho en punto regresan los chicos de su primera sesión de entrenamiento, Solem los manda a sus habitaciones para que se aseen un poco antes de la cena que se servirá a las nueve. Quedan quince minutos para la cena y Sarah todavía no aparece. Miro a Howl con el ceño fruncido a modo de pregunta y se encoge de hombros. Voy en su busca y al llegar a su puerta llamo y espero, pero no obtengo respuesta. Abro la puerta despacio y miro dentro, pero no está, me dirijo al baño dónde se oye agua correr y vuelvo a llamar.<br />
<br />
- ¿Sarah? - pregunto. - ¿Estás bien?<br />
<br />
- ¡Sí! enseguida salgo. - responde con voz temblorosa.<br />
<br />
Me giro hacia la puerta, pero al llegar a su altura me detengo con la mano a medio camino del pomo y me vuelvo para sentarme a esperarla. Sale enseguida, tal y como dijo y se sorprende mucho al verme esperándola.<br />
<br />
- ¿Que tal ha ido el entrenamiento? - pregunto, mientras ella se viste.<br />
<br />
- Bien... bueno, ha sido muy duro. Los tributos profesionales son enormes y dan mucho miedo. - responde.<br />
<br />
- Recuerda que tu también eres una profesional. - digo.<br />
<br />
- No como ellos. En el cuatro mi trabajo consistía en recoger moluscos cuando la marea lo permitía, no en combates cuerpo a cuerpo, lanzar cuchillos y esas cosas... - explica.<br />
<br />
- Lo sé, pero ellos no. Podemos darles una impresión equivocada, ¿no crees?<br />
<br />
- Supongo... - responde al tiempo que gruñe su estómago.<br />
<br />
- Vamos a cenar. - le digo riendo.<br />
<br />
Durante la cena, hablamos de los entrenamientos, de los demás tributos y de las diferentes estrategias que quiero que sigan. Cuando terminamos, los chicos se marchan a dormir agotados. Yo me quedo dónde estoy, mirando a Solem de hito en hito hasta reunir las fuerzas necesarias para enfrentarme a él.<br />
<br />
- Siento mucho lo que pasó ayer por la noche y quería disculparme contigo. - suelto de golpe, rompiendo el silencio reinante.<br />
<br />
- Me alegra que te disculpes. Tu comportamiento de ayer estuvo totalmente fuera de lugar. - dice dedicándome una blanca sonrisa de suficiencia.<br />
<br />
Después de escuchar sus palabras me levanto y me voy despotricando por el pasillo hasta llegar a mi cuarto. Cierro la puerta y me desnudo de camino al baño, dónde me doy una ducha rápida antes de acostarme. Doy unas cuantas vueltas antes de perderme en la bruma de un sueño lleno de pesadillas. Me despierto antes del amanecer, me visto con ropa cómoda y salgo hacia el salón. Pido un té y me siento en un sillón cercano a la ventana para contemplar la ciudad esperando a que el astro rey haga su aparición. Subo los pies y los rodeo con mis brazos apoyando la cabeza en las rodillas. Pienso en River, seguro ya habrá zarpado y estará surcando el mar en busca de algo que pescar. Ona en cambio estará durmiendo. Los echo mucho de menos, pero me siento responsable de estos niños y no puedo dejarlos a su suerte.<br />
<br />
El último día antes de los entrenamientos privados bajo con los chicos en el ascensor para ir a reunirme con los otros mentores, me bajo un piso antes que ellos y me encamino por un largo y solitario pasillo. Voy totalmente concentrada en mis cosas hasta que el sonido de unos pasos me saca de mi ensimismamiento. Reconocería el sutil repiqueteo de esos zapatos en cualquier sitio. Es Augustus Merryweather, mi primer pensamiento es el de huir y esconderme cual animalillo asustado, pero no me da tiempo.<br />
<br />
- ¡Oh! Mags querida, que alegría volver a verte ¿te has estado escondiendo de mi? - pregunta poniéndose de puntillas, acercando su rostro sudoroso al mio.<br />
<br />
Niego con la cabeza alejándome todo lo posible de él, pero enseguida me topo con la dura pared y me arrincona.<br />
<br />
- Seguro que has estado muy ocupada, ¿verdad? - pregunta con una voz que pretende sonar seductora al tiempo que me acaricia la mejilla.<br />
<br />
- Si, es un trabajo muy duro. - respondo rehusando mirarle, sin un ápice de entusiasmo en la voz.<br />
<br />
- Sabes que eso podría cambiar si tú quisieras... - dice enroscando uno de sus rechonchos dedos en mi pelo.<br />
<br />
Me siento aprisionada entre él y la pared, cada vez lo noto más cerca, pero sigo sin mirarle, no quiero que vea la desesperación en mi rostro y esto se convierta en un juego más divertido para él. Noto su aliento, caliente y asqueroso sobre mi cara. Justo cuando decido apartarlo de mí de un empujón, Lilac viene en mi rescate.<br />
<br />
- ¡Mags! creí que ya no vendrías...<br />
<br />
- ¡Ya voy! - digo aliviada. - ¿Me permites? - pregunto mirando el brazo estirado de Augustus que me corta el paso.<br />
<br />
- ¡Oh! por supuesto, faltaría más. - responde retirando el brazo y lanzándole una mirada desdeñosa a Lilac.<br />
<br />
Miro a Lilac dedicándole un silencioso "gracias", ella asiente y juntas nos encaminamos a la sala de reuniones. Nada más entrar Scar se me acerca, da un poco de miedo con esa cicatriz cruzándole el ojo.<br />
<br />
- ¡Al fin apareces! quiero a tu chico. - suelta sin andarse por las ramas.<br />
<br />
-Ya, bueno... aun tengo muchas cosas que decidir y hablar con ellos. - respondo.<br />
<br />
- Nada de "ellos", solo quiero al chico. - dice entornando los ojos con suspicacia.<br />
<br />
- Pues tendrás que esperar. - le digo, dejándolo dónde está.<br />
<br />
Me vuelvo a reunir con Lilac, que está sentada en uno de los numerosos sillones de la estancia.<br />
<br />
- ¿Que se ha creído ese? - le digo algo molesta.<br />
<br />
- Lo mismo que todos los del dos, que el mundo es suyo. - responde formando media sonrisa.<br />
<br />
- ¿Como vas con los patrocinadores? - le pregunto, aunque está bastante claro que viniendo de dónde viene la cosa está mal.<br />
<br />
- ¿Tú que crees? - dice con una sonrisa amarga en los labios.<br />
<br />
Reposo mi mano en su brazo. Lilac no ha tenido mucha suerte con sus tributos, chicos y chicas famélicos y desnutridos que apenas duran diez minutos en la arena. Se me parte el alma cada vez que se marcha de vuelta a su distrito, sabiendo que no pudo hacer nada por ellos, salvo una semana de buenas comidas y camas mullidas. El día se me hace larguísimo, son casi las nueve cuando finalmente las puertas del ascensor se abren para dejarme en la cuarta planta. Todos me esperan sentados a la mesa.<br />
<br />
- Siento el retraso. - digo mientras le arrebato una patata frita de la mano a Howl.<br />
<br />
- No te preocupes, tu trabajo es muy importante. - dice Solem restándole importancia.<br />
<br />
- ¿Que tal el día? - pregunto mientras me sirvo una rodaja de salmón wellington que huele de maravilla y me recuerda vagamente a casa.<br />
<br />
- Los del dos no se han separado de mi ni un segundo. - dice Howl.<br />
<br />
- He recibido cuantiosas ofertas de su mentor para que os aliéis con ellos. - digo.<br />
<br />
- ¿Los dos? - pregunta Sarah con un deje de incredulidad en la voz.<br />
<br />
- ¡Por supuesto! ¿que esperabas? tu también eres una profesional. - miento, concentrándome en mi plato.<br />
<br />
Asiente, aunque no parece estar muy de acuerdo. Howl la mira con tristeza y se vuelve hacia mi.<br />
<br />
- ¿Tú que quieres que hagamos?<br />
<br />
- De momento que terminéis de cenar y os vayáis a la cama, mañana son los entrenamientos privados y tenemos mucho que preparar. - respondo. <br />
<br />
Obedecen mis instrucciones y se marchan al acabar, yo me aplico el cuento y hago lo mismo. Me siento en la cama y ojeo mis apuntes: estrategias, patrocinadores... Estoy cansada y se me cierran los ojos, dejo los papeles sobre la mesita y me tumbo de lado, mirando hacia las iluminadas calles del Capitolio. Mañana es un día importante, porque mañana, es el principio del fin.Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-12486160707186743452012-05-07T16:27:00.000-07:002012-05-11T15:45:22.020-07:00CAPÍTULO 14 MagsYa en los ascensores, me permito relajarme, he estado en tensión desde mi encontronazo con Augustus. Miro a Sarah y un ramalazo de tristeza me golpea el pecho. La cojo de la mano y se la aprieto con fuerza, noto su mirada clavada en mi, pero yo sigo mirando al frente. El ascensor hace una para en el tercer piso y cuando las puertas se vuelven a cerrar les digo:<br />
<br />
- Esto es solo el principio.<br />
<br />
Se abren las puertas del ascensor y salgo disparada a mi habitación, cierro la puerta y me siento al borde de la cama. Saco una fotografía del bolsillo y una sonrisa aparece en mi rostro al ver a River y a Ona sonriéndome, pero la sonrisa dura lo que dura un suspiro y una lágrima silenciosa recorre mi mejilla. Justo en ese momento llaman a la puerta y me limpio rápidamente el rostro con el dorso de la mano.<br />
<br />
- ¿Puedo entrar? - pregunta Drew desde el otro lado de la puerta.<br />
<br />
- Si, pasa. - respondo.<br />
<br />
Entra despacio y se sienta a mi lado, me pasa un brazo por los hombros y yo apoyo mi cabeza en el suyo. Me coge la foto de las manos y la mira sonriendo.<br />
<br />
- No puedo creer cuanto a crecido ya... está preciosa. - dice devolviéndome la foto.<br />
<br />
- Si, ahora está en la fase de preguntar por todo y está muy graciosa. - digo guardándola de nuevo.<br />
<br />
- ¿Y tú, en que fase estás? - me pregunta.<br />
<br />
- Ahora mismo lo único que quiero es gritar hasta quedarme sin voz, estoy muy harta de todo esto, de Augustus, del Capitolio y de los Juegos del Hambre. Esto tiene que estallar algún día... y espero que sea pronto - respondo.<br />
<br />
- Eso es lo que todos queremos. - dice levantándose de la cama y arrastrándome con ella.<br />
<br />
Salimos de la habitación y nos dirigimos al comedor, dónde están todos esperándonos para cenar. Me siento frente a Howl que mira extrañado la comida.<br />
<br />
- Adelante come, aprovecha mientras estés aquí para fortalecerte todo lo que puedas. - digo. - ¡Los dos! - añado mirando también a Sarah.<br />
<br />
- Es todo tan... que no se por dónde empezar. - dice Howl mirándome.<br />
<br />
- Empezad por las grasas, os harán falta en la arena. Pero no os atiborréis, no sería bueno que os enfermaseis. - les digo.<br />
<br />
Después de tomar el postre, vemos la repetición de la ceremonia inaugural en el salón. Mis chicos son de los más aclamados, aunque no es de extrañar en el caso de Howl, ya que tiene un físico muy llamativo y eso es precisamente lo que más atrae a la gente del Capitolio. Antes incluso de reunirme con ellos después del desfile para ir a nuestra planta del Centro de Entrenamiento, ya he recibido varias ofertas de patrocinadores interesados en él.<br />
<br />
- Id a dormir, mañana es la primera sesión de entrenamiento y tenéis que estar descansados. - digo.<br />
<br />
- Buenas noches. - se despiden a la vez.<br />
<br />
Asiento en su dirección y se marchan. Me giro hacia los demás, que siguen comentado el desfile. Les comento mi corto intercambio de palabras con posibles patrocinadores y Drew pregunta:<br />
<br />
- ¿Como los vas a vender?<br />
<br />
- Muy a mi pesar, el exotismo de Howl es su mejor baza. Seguiré por ese camino con él, pero aún no sé que hacer con Sarah. - respondo.<br />
<br />
- Bueno, también es muy guapa. Podrías intentarlo también con eso, ¿no crees? - dice Solem.<br />
<br />
- Podría, pero será difícil, tiene un duro competidor. - respondo frotándome las sienes.<br />
<br />
- También podrías usar a su hermano, a la gente les encantan las tragedias familiares y Nereo era muy querido en el Capitolio. - dice Solem encogiéndose de hombros tranquilamente.<br />
<br />
- ¿Como puedes ser tan rastrero? - espeto indignada. - Debería darte vergüenza. - continuo, levantándome del sofá y marchándome a mi habitación.<br />
<br />
Cierro de un portazo y me dirijo a la cama, cojo un cojín, lo aprieto sobre mi rostro y grito todo lo fuerte que me permiten los pulmones. Tiro con fuerza el cojín, provocando que caiga un jarrón y se haga añicos. Me acerco a la ventana y los miro celebrar la muerte de unos niños que no son los suyos. En mi interior les grito toda clase de improperios.<br />
<br />
Me despierto al amanecer, no he dormido mucho, pero al menos he podido descansar algo. Me doy una ducha rápida y me pongo algo cómodo antes de salir a enfrentarme con los demás en el desayuno. Cuando llego están todos sentados menos Solem, mejor pienso, no tenía ganas de verlo. Me siento al lado de Sarah que parece tener mejor color y me sirvo un café bien cargado. Los observo atentamente durante un par de minutos, parecen amigos, puede que sea algo bueno, ya que significaría que llegado el momento podrían ser aliados y eso les beneficiaría a la larga, sobretodo a Sarah. Bebo un poco, me aclaro la garganta y empiezo a hacer mi trabajo como mentora.<br />
<br />
- ¿Habéis pensado como queréis entrenaros? - pregunto.<br />
<br />
- No entiendo... - dice Sarah.<br />
<br />
- ¿Juntos o separados? - pregunta Howl. - ¿Es eso a lo que te refieres? - continua.<br />
<br />
- Exacto. - asiento. - Os diré lo mismo que mi mentor nos dijo a mi y a mi compañero en su día. - digo mirando de reojo a Sarah. - Entrenaos juntos, pareced un equipo, uno fuerte. Los otros profesionales os aceptaran como parte de su grupo y eso os garantizará salir con vida del baño de sangre. <br />
<br />
Asienten, pero cuando están a punto de empezar a formular preguntas, levanto un dedo que los hace enmudecer.<br />
<br />
- Ahora toca mi consejo. - les digo. - Seguid solo la primera parte.<br />
<br />
- ¿No quieres que nos aliemos con nadie? - pregunta Howl frunciendo el ceño extrañado.<br />
<br />
- Solo entre vosotros, podéis confiar el uno en el otro y cuando llegue el momento de separaros lo sabréis. - respondo.<br />
<br />
- ¿Y que pasa si al separarnos solo quedamos nosotros dos? - pregunta Sarah. <br />
<br />
- Procurad que eso no ocurra. - respondo con voz apenas audible.<br />
<br />
Asienten en silencio y yo cambio de tema.<br />
<br />
- Otro asunto importante son vuestras habilidades, ¿cuales son? - pregunto mirándolos atentamente a ambos.<br />
<br />
- Yo soy bastante rápida y podría defenderme con un cuchillo si me hiciera con uno. - responde Sarah.<br />
<br />
- ¡Vaya! eso está muy bien Sarah, admito que me has sorprendido. - digo asombrada. - ¿Howl?<br />
<br />
- No soy muy rápido, pero en un cuerpo a cuerpo tendría posibilidades de ganar y tengo bastante puntería con las lanzas. Gracias a eso comemos en casa. - responde.<br />
<br />
- Está muy bien. - digo mirando la hora. - Será mejor que vayáis acabando y os reunáis con Solem en los ascensores para bajar a la sala de entrenamiento.<br />
<br />
Terminan de desayunar y se despiden de mi. Justo cuando los veo desaparecer por la puerta recuerdo lo más importante y me lanzo tras ellos.<br />
<br />
- ¡Esperad! - grito. - Procurad no mostrar lo que sabéis hacer, sería una desventaja para vosotros.<br />
<br />
Vuelven a asentir y se meten en el ascensor dónde ya está esperándolos Solem, que no me dedica ni una mirada más de las que le dedico yo a él. Admito que soy bastante rencorosa y que no es algo bueno que el acompañante de mi distrito y yo no nos dirijamos la mirada, pero anoche hirió mis sentimientos de la manera más cruel que pueda imaginar, aunque él parece no haberse percatado de que se equivocó. Tendré que sucumbir y tratar de disculparme, no necesito más enemigos en el Capitolio.Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-2170543220515801152012-05-02T19:48:00.000-07:002012-05-11T15:45:33.531-07:00CAPÍTULO 13 Mags<br />
Este año se cumplen veinticinco años desde que perdimos la guerra contra el
Capitolio.<br />
<br />
Es el veinticinco aniversario de los Juegos del Hambre.<br />
<br />
El presidente Rain ofrece un comunicado especial para la conmemoración.
Suena el himno del Capitolio y el gobernante sube al escenario, seguido de una
chica vestida de blanco que sostiene una caja de madera. Termina el himno y el
presidente inicia un discurso sobre los Días Oscuros y como de ellos, surgieron
los Juegos del Hambre. Explica que cuando se decidieron las reglas de los
juegos, se decretó que cada veinticinco aniversario se conmemoraría con el vasallaje
de los veinticinco. En el cual, los juegos serían especiales en memoria de los
caídos por la rebelión de los distritos. Finalizado el discurso, abre la caja
que sostiene la chica y saca un sobre amarillento de su interior con un
veinticinco grabado, rasga el sobre, saca la tarjeta y lee:<br />
<br />
- En el veinticinco aniversario, como recordatorio a los rebeldes de que sus hijos mueren por culpa de su propia violencia, todos los distritos deberán celebrar elecciones y votar a los tributos que los representarán.<br />
<br />
Han pasado algunos años desde que me proclame como ganadora de los Juegos
del Hambre. Tendría que sentirme orgullosa al decir que conseguí traer de vuelta
a dos tributos, pero como sentir tal emoción cuando he perdido a veinticuatro niños por
el camino. Cada año es más difícil y duro que el anterior. Mi vida es más dura
y difícil. Mi abuela dejó este mundo hace tiempo, aunque no estoy sola, tengo a
River y Ona, nuestra hija. La mantengo oculta, fuera de las garras del
Capitolio, porque sé que su nombre sería un más que apetecible regalo para sus
juegos. Vivo con miedo a que un día la descubran, pero sería peor si supieran
de su existencia. Mañana es la cosecha y no puedo pegar ojo, nos avisaron de
que este año sería diferente, de que tendríamos que elegir nosotros mismos a los tributos, un cambio en los juegos por el veinticinco aniversario. No paro de dar
vueltas en la cama así que decido levantarme e ir a ver como está ella, la
observo dormir en su cunita, tan pequeña y frágil, lo único que deseo en estos
momentos es acunarla en mis brazos y protegerla de todo, pero no quiero
despertarla.<br />
<br />
Me bajo a la cocina y me preparo un té. Noto unos suaves toquecitos en el
hombro que me sacan de mi duermevela, miro en derredor y ya es de día, debí
quedarme dormida.<br />
<br />
- ¿Pesadillas? - pregunta River.<br />
<br />
- Algo así. - respondo masajeandome las sienes.<br />
<br />
- Te prepararé el desayuno. - dice besándome el cabello.<br />
<br />
- No te molestes, no tengo hambre y aunque así fuera, no podría tomar
bocado. - digo levantándome y saliendo de la estancia.<br />
<br />
Subo las escaleras y me dirijo al cuarto de Ona, está despierta, de pie en
su cuna y cuando me ve aparecer alza sus bracitos gordezuelos para que la
coja. La tomo en mis brazos y la beso, pronto vendrán a llevársela para que no
la vean las gentes del Capitolio que en breve harán su aparición en el distrito.
Le pongo un vestidito azul y peino sus rizos cobrizos. Me visto con lo
primero que veo y bajamos a la cocina. Llaman a la puerta y mi cuerpo entra en
tensión, River va a abrir y es su hermana, la que se hará cargo de la niña
hasta que yo regrese. Me despido rápidamente de ella con lágrimas en los ojos y
me meto en casa sin echar la vista atrás.<br />
<br />
Falta media hora para que empiece la cosecha, pero no aguanto más dentro de
casa, así que salgo para dirigirme a la plaza. Desde que se anunció el vasallage, la gente del distrito cuando me ve por la calle, en las contadas ocasiones en las que abandono mi hogar, me detiene para preguntarme a quien deberían escoger para ir a la arena. Una pregunta que no se responder, porque es como si me preguntaran a quien quiero mandar a morir. Cuando hago mi aparición en la plaza, la gente se amontona a mi alrededor, pero yo apenas escucho un leve murmullo. La cosecha está apunto de comenzar y me dirijo a mi asiento en el escenario.<br />
<br />
Este año, en lugar de filas de niños esperando a registrarse, hay hileras de adultos esperando para votar, una vez que todos han votado, hacen un recuento rápido y anotan los nombres elegidos y los depositan en el interior de las urnas. El alcalde Hook recita su discurso anual, seguido de la lista de ganadores del distrito cuatro y da paso al viejo Solem, mi antiguo acompañante.<br />
<br />
- ¡Felices Juegos del Hambre! ¡Y feliz primer vasallaje de los veinticinco!<br />
<br />
Se acerca a la urna de las chicas y saca la única papeleta que hay en su interior, vuelve al centro del escenario y dice el nombre de la elegida:<br />
<br />
- Sarah Russet.<br />
<br />
La veo aparecer entre la gente, no parece la misma persona a quien todos llaman pajarito, ese brillo especial que siempre tienen sus ojos parece haberse apagado en el mismo instante en que Solem pronunció su nombre. Sube los escalones de forma pausada, como esperando que alguien se ofrezca voluntaria en su lugar. Cuando llega arriba, nuestras miradas se cruzan.<br />
<br />
- ¡Demosle un gran aplauso a nuestra primera tributo! - pide Solem<br />
<br />
El publico aplaude sin apenas dedicar una mirada a Sarah. Solem se vuelve ahora hacia la urna que contiene el nombre del tributo masculino, agarra el papel del fondo, vuelve a pasos apresurados al centro del escenario y lo lee:<br />
<br />
- Howl Wolf.<br />
<br />
Lo observo avanzar hacia el escenario a paso firme. Es alto y robusto, de piel rojiza, con el cabello y los ojos azabaches, una rareza en nuestro distrito. Al llegar arriba, Solem vuelve a pedir un aplauso y ambos tributos se dan la mano. Vuelve a sonar el himno que da por finalizada la cosecha y los conducen al interior del Edificio de Justicia, dónde podrán despedirse de sus familias.<br />
<br />
Ya en el tren, me acerco a Sarah y le doy un abrazo, ella apoya su cabeza en mi hombro y rompe a llorar desconsoladamente. Cuando al fin consigo calmarla la llevo a su compartimento, le preparo una ducha y la espero sentada en la cama.<br />
<br />
- ¿Porque yo? - pregunta con la cara aún hinchada por el llanto.<br />
<br />
- No lo sé.- es lo único que acierto a decirle.<br />
<br />
Se sienta a mi lado, pero yo me levanto y me dirijo al armario para buscarle algo de ropa para la cena. Se la paso, se viste y salimos a cenar. Una vez que estamos todos, empezamos a comer, aunque yo apenas pruebo bocado.<br />
<br />
- ¿Que os parece si vemos la repetición de las cosechas? - pregunta Solem.<br />
<br />
Miro a los chicos que no están muy por la labor, aunque parece que se convencen cuando digo:<br />
<br />
- Vayamos a ver a que nos enfrentamos.<br />
<br />
Nos sentamos en la sala del televisor y vemos las cosechas de los demás distritos. Este año nadie se presenta voluntario, los profesionales han tenido tiempo de venderse como ganadores y en los distritos más desafortunados nadie lo hará.<br />
<br />
- Id a dormir, mañana será un día muy largo. - les digo, abandonando la estancia.<br />
<br />
Me dirijo a mi compartimento y me tumbo en la cama, no dejo de pensar en lo que me espera cuando llegue al Capitolio. Ya está amaneciendo y no he pegado ojo, la cabeza me va a estallar, pero aún así salgo y me dirijo al vagón comedor.<br />
<br />
- Buenos días, ¿que tal habéis dormido? - pregunto cuando aparecen los chicos.<br />
<br />
- A ratos. - responde Howl, Sarah se limita a negar con la cabeza.<br />
<br />
- Es normal, seguro que estáis ansiosos por lo que está por suceder. - dice Solem con entusiasmo.<br />
<br />
- Comed algo, pronto llegaremos al Capitolio. - respondo tajante lanzándole una mirada envenenada a Solem.<br />
<br />
Me sirvo café, los observo durante un rato y finalmente rompo el incomodo silencio que se a apoderado de la habitación.<br />
<br />
- Pronto llegaremos a la estación y pasareis a estar en manos de vuestros estilistas, procurad ser amables y respetuosos. Y bajo ninguna circunstancia os neguéis, ni os resistáis a los que os pidan, ¿de acuerdo? - digo seriamente mirándolos a ambos.<br />
<br />
Asienten con la cabeza y terminan de desayunar justo cuando empezamos a adentrarnos en los dominios del Capitolio. El tren llega a la estación y llevo a los chicos hasta los avox que los acompañaran al Centro de Renovación.<br />
<br />
- Recordad lo que os dije en el tren. Ella os llevará con vuestro equipo de preparación. Nos vemos esta noche, ¡portaos bien! - les digo mientras se alejan detrás de la chica avox.<br />
<br />
Me giro hacia Solem y juntos nos dirigimos a la sala de reuniones para los mentores, dónde esperaremos todos juntos hasta que llegue la hora del desfile de inauguración. Cuando llegamos, la sala está llena de gente, que come, bebe y parlotea animada, pero al verme entrar algunos cesan sus conversaciones y me miran. Esto me hace sentir muy incomoda, porque se exactamente lo que están pensando, pero no voy a dejar que me afecte todavía. Me acerco a Lilac, la mentora del distrito doce, la única vencedora hasta el momento de su distrito y en una de las pocas personas que puedo confiar aquí.<br />
<br />
- ¿Que te a parecido la nueva jugada del Capitolio? - pregunta mientras me abraza.<br />
<br />
- Maquiavélica.- respondo sin más.<br />
<br />
Asiente y nos acercamos a una mesa abarrotada de deliciosos manjares. Alargo una mano para coger una uva cuando lo oigo.<br />
<br />
- ¡Vaya, vaya, vaya! ¿a quién tenemos aquí? - vocea Augustus Merryweather.<br />
<br />
Me giro al escucharlo y lo veo mirarme de arriba a abajo, como si formara parte de los manjares que colman la sala. Esa mirada me asquea, así que le vuelvo a dar la espalda, concentrándome en la uva que tengo en la mano. Lo oigo acercarse y noto una palmada en el trasero que provoca que espachurre la uva entre mis dedos. Intento mantener la calma, aunque lo que más deseo en estos instantes es girarme y partirle la cara. Lilac, que prevé mis intenciones me sujeta el brazo y yo aprieto los labios en una mueca de rabia.<br />
<br />
- ¿Que te ocurre, preciosa? - pregunta. - ¿Te a comido la lengua el gato? - continua.<br />
<br />
Cojo una servilleta para limpiarme la mano y me giro para plantarle cara.<br />
<br />
- Casi mejor que sea así. - respondo secamente dejándolo dónde está.<br />
<br />
Me voy lo más lejos que la sala me permite, desde que gané los juegos he tenido que aguantar que este miserable me acose desconsideradamente durante mis estancias en el Capitolio. Siento sus ojos clavados en mí, pero no me giro, no quiero darle el gusto de poder mirarme a la cara. La espera se me hace eterna y cuando por fin llega el avox que nos indica que los tributos están listos, soy la primera en salir disparada hacia los establos.<br />
<br />
Cuando llego a los chicos ya están esperando, Drew ha hecho un trabajo espléndido. Howl lleva una gruesa tela blanca anudada a la cintura que deja al aire su musculoso pecho, una corona adorna su cabeza y en sus manos sostiene un tridente plateado. Sarah en cambio lleva una toga blanca anudada en el hombro izquierdo, con un cinturon trenzado en plata bajo el pecho, lleva el pelo ondulado recogido y una corona a juego con Howl, no puedo evitar que se me salten las lágrimas al ver que lleva el mismo tridente hecho con diamantes que un día como hoy, hace trece años lució su hermano Nereo.Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-56283112328770578912012-04-29T16:49:00.002-07:002012-06-30T03:14:57.544-07:00CAPÍTULO 12 MagsEstoy sentada sola en la playa, contemplando la inmensidad del mar. Hoy el agua está en calma y la brisa me trae su aroma salado. Cierro los ojos y alzo el rostro para absorber los rayos de sol, siento la arena acariciando mis pies y el aire alborotando mis cabellos. Unos brazos me rodean por detrás y una sonrisa se forma en mis labios, me recuesto sobre su pecho y me obsequia con un beso.<br />
<br />
- ¿A que hora te vas? - me pregunta River.<br />
<br />
- A mediodía. - le digo.<br />
<br />
- Pues no tardarán en aparecer por aquí. - dice apesadumbrado.<br />
<br />
Me giro un poco para poder mirarle a la cara, apoyo mi mano en su rostro y se lo acaricio suavemente.<br />
<br />
- Solo serán unas semanas. - digo.<br />
<br />
- A partir de ahora serás mentora, viajarás al Capitolio todos los años.<br />
<br />
- Si, pero regresaré cada año. - le prometo.<br />
<br />
Nos levantamos y nos dirigimos a mi nueva casa cogidos de la mano. La gente nos mira y saluda al pasar por su lado. Que yo ganara los juegos a significado tener comida durante un año entero y eso supone mucho para ellos. Una niñita vestida de blanco se me acerca, es Sarah, la hermana pequeña de Nereo. Me agacho para ponerme a su misma altura.<br />
<br />
- ¡Hola pajarito! - saludo. - ¿Que haces tu solita por aquí?<br />
<br />
- ¡Jugar! - dice a voz en cuello.<br />
<br />
Miro en derredor y no veo a su madre, por lo que la tomo de la mano y la llevo a su casa. Por el camino va canturreando, de ahí viene lo de pajarito, todo el distrito la conoce por ese nombre ya que siempre va por ahí cantando y bailoteando. Cuando llegamos a su casa, su madre se lleva las manos al pecho y nos da las gracias. Me desea suerte para la gira mientras coge a la niña en brazos y vuelven a entrar en la casa.<br />
<br />
Cuando por fin llegamos a mi casa, todos nos están esperando. Mi equipo de preparación me arrastra hasta mi habitación para prepararme, mientras mi abuela y River conversan con Drew y Solem en el salón.<br />
<br />
Mientras Poppy me arregla las cejas, Lily se pone con mi pelo y Bubbles con el maquillaje. Me ponen potingues y más potingues hasta que estoy, según ellos perfecta. Cuando terminan, los dejo en el cuarto y me dirijo al salón para encontrarme con mi estilista Drew. Al verme entrar en la estancia, se levanta del sillón y se dirige hacia mi para darme un abrazo.<br />
<br />
- ¿Emocionada al volver a casa? - susurro sin deshacer el abrazo.<br />
<br />
Me responde con un leve movimiento de la cabeza, estrechándome más fuerte entre sus brazos.<br />
<br />
- Bueno, ¿me has echado de menos? - pregunta.<br />
<br />
- Solo un poco. - bromeo.<br />
<br />
- Vístete, tenemos mucho que hacer y pronto nos tendremos que marchar. - me dice y se vuelve a sentar al lado de mi abuela, que la toma de la mano y se la aprieta.<br />
<br />
Me visto con la ropa que Drew a preparado para mi: unos pantalones color beige, una camisa color marfil y unas manoletinas a juego. Cuando estoy lista, vuelvo a reunirme con ellos. El salón está abarrotado de cámaras que me grabaran mientras muestro mi "talento" al mundo y harán entrevistas a mi abuela y muy a mi pesar a River, ya que después de mi vuelta al distrito cuatro todo Panem sabe que estamos juntos.<br />
<br />
Mi talento especial, aparte de hacer anzuelos con lo primero que encuentro, es bordar. Teniendo en cuenta que mi abuela es la mejor del distrito, raro sería que no lo fuera yo también, así que eso es lo que enseño ante las cámaras. Cuando acaban de grabar todo, Solem nos indica que es la hora. Me despido rápidamente de mi abuela y River, que me da un beso muy dulce que las cámaras no logran captar. De camino a la estación, la gente me despide y me desea suerte.<br />
<br />
En el momento que el tren empieza a moverse, un nudo se forma en mi garganta y tengo que recordarme que está vez no voy a la arena, si no a esta estúpida Gira de la Victoria. Nos sirven una cena deliciosa, que todos comemos mientras charlamos. Una vez terminada la cena me voy a mi compartimento, el mismo que la última vez o al menos eso creo. Me pongo un pijama y me tumbo en la cama, no tardo ni cinco minutos en caer rendida.<br />
<br />
A la mañana siguiente, Solem llama a la puerta para indicarme que pronto servirán el desayuno. Me pongo lo primero que pillo y salgo hacia el vagón comedor, dónde me sirvo un poco de todo. Cuando termino, me llevan a terminar de arreglarme. Frunzo un poco el ceño al ver la ropa que han escogido para nuestra primera parada.<br />
<br />
- En el distrito doce hace mucho frío en esta época del año. - dice Drew desde la puerta.<br />
<br />
- ¿Tanto? - pregunto algo preocupada, el frío no es lo mio.<br />
<br />
- ¡Más! - responde.<br />
<br />
- ¿Nieve? -pregunto ahora ilusionada, ya que nunca he visto la nieve.<br />
<br />
Asiente sonriendo y me visto con la ropa que me dice: un vestido, aunque más que un vestido, parece una camisa muy larga, a cuadros rojos y negros con tres botones a la altura del pecho y un cinturón negro por debajo. Me pasa unos pantaloncillos negros muy estrechos que están hechos de una tela gruesa y cálida que ella llama leotardos. Para terminar me pongo unas botas negras de piel con cordones, aunque no los ato, me gusta como quedan así. Drew se encarga de maquillarme, labios rojos a juego con el vestido y ojos negros para resaltar mi verde natural.<br />
<br />
Solem nos avisa de que ya estamos entrando a la estación. Me pongo el abrigo que Drew me pasa, es negro, grueso y con botones, en la solapa hay un broche plateado en forma de tridente.<br />
<br />
- Toma. - me dice pasándome un gorro de lana. - Póntelo, no nos a dado tiempo a hacer nada con tu pelo y esto lo disimulará.<br />
<br />
Me lo pongo y tiro de el hacia atrás, dejando entrever el nacimiento del pelo. Seah me pone una mano en la espalda y tira de mi. La estación del distrito doce es muy diferente a la de mi distrito, está bastante desvencijada y mugrienta. Es la primera parada y ya estoy deseando volver a casa.<br />
<br />
Han preparado una especie de desfile en el que recorremos la ciudad mientras los habitantes nos vitorean, aunque está bastante claro que por obligación. Acabamos frente al Edificio de Justicia, dónde el alcalde lee un discurso en mi honor, al que yo respondo con un agradecimiento escrito por el Capitolio. Dos niñitas se acercan a mi, una me ofrece un gran ramo de flores y la otra una placa. Después, nos retiramos al interior del edificio, dónde ofrecen una cena especial para el vencedor. Todos los días son iguales, visitamos los distritos, nos leen un discurso, doy mis agradecimientos, más flores y placas, la cena en mi honor y vuelta al tren.<br />
<br />
Al llegar al Capitolio estoy agobiada de tanto viaje. Me pasean por multitud de lugares públicos para que la gente me pueda ver e incluso en algunas ocasiones saludarme personalmente y pedirme un autógrafo. Una vez finalizada esta pantomima, nos conducen a nuestro piso en el Centro de Entrenamiento, dónde me arreglan para la entrevista de esta noche.<br />
<br />
Ya tienen preparado el escenario delante del Centro de Entrenamiento, dónde un exultante Eustace Flickerman, con un traje fucsia a juego con su pelo y maquillaje, se encarga una vez más de entrevistarme para todo Panem. Después de la entrevista, solo queda la fiesta que el mismísimo presidente Rain celebra en la sala de banquetes de su mansión. Tengo que admitir que jamás me hubiera imaginado que un día estaría en un sitio como este. Los techos tienen como doce metros de altura, aunque parece carecer del mismo, porque al mirar hacia arriba, estoy contemplando un cielo en un día de verano, puedo ver el sol y nubes esponjosas. Hay músicos tocando unas melodías maravillosas, mesas cubiertas de todo tipo de manjares e incluso una pista de baile. Como todo lo que puedo y converso con infinidad de personas, me hago fotografías y sonrío. Me aparto un poco de la multitud y me acerco a una mesa llena de pequeñas copas de vino llenas de un liquido transparente, tomo una y cuando estoy a punto de llevármela a los labios, una mano aparece y me la arrebata.<br />
<br />
- ¿Porque has hecho eso? - digo girándome para encontrarme con Seah.<br />
<br />
- Por que no creo que quieras empezar a vomitar como una loca delante de toda esta gente, ¿verdad? - pregunta<br />
<br />
Frunzo el ceño a modo de pregunta y me explica lo que implican esas delicadas copas. La verdad es que no me sorprende de lo que es capaz esta gente tan extraña.<br />
<br />
- ¡Es la hora de dar las gracias y despedirse! - nos avisa Solem.<br />
<br />
Una vez cumplido con lo que nos dijo nuestro acompañante, nos dirigimos a un coche con los cristales tintados que nos lleva hasta la estación. Al día siguiente a media tarde llegamos al distrito cuatro, dónde nos espera el Festival de Recolección y el fin de la Gira de la Victoria.Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-39171248073309989622012-04-27T16:52:00.001-07:002012-05-19T08:11:25.430-07:00CAPÍTULO 11 MagsAl principio no consigo oír nada, el griterío del publico es incesante, pero en ese momento Eustace Flickerman se pone en pie y viene a hacia mi con las manos en alto en un intento de acallar a la audiencia. Me saluda efusivamente y me ofrece asiento. Una vez estamos sentados reducen la intensidad de las luces y aparece el sello del Capitolio en la gran pantalla, durante las próximas tres horas veremos un resumen de todo lo que ha pasado en la arena.<br />
<br />
Durante la primera hora, vemos los acontecimientos anteriores a la arena: la cosecha, la entrada en carro al Capitolio, las clasificaciones finales y las entrevistas. Un vez pasado todo esto, se centra en el campo de batalla, un más que minucioso resumen del baño de sangre con imágenes de tributos muriendo y matando cruelmente. Todo ello entremezclando con imágenes mías, en las que apenas me reconozco.<br />
<br />
Y ahí está, el momento que más temía, mi encuentro con Nereo, aparto la mirada de la pantalla porque no quiero llorar, pero tengo una cámara prácticamente pegada a la cara para mostrar todas mis reacciones, así que, aunque no quiero que la gente me vea, no puedo ocultarme.<br />
<br />
Más imágenes, ahí estoy yo atando a la chica del uno con la ayuda de mi compañero. La siguiente imagen es la muerte de Nereo seguida de mi lucha con el chico del diez. En ese punto la gente me aclama fervientemente, me aplauden por matar a un chico y eso me produce nauseas. Más muertes y finalmente mi cara a cara con la chica del dos, Bellatrix. Nos veo acechándonos mutuamente y acto seguido echando a correr delante de la bestia que nos perseguía, veo mi aparatosa caída y escucho mi grito al sacar el pie atrapado en el agujero, ahora todo son imágenes de las dos mezcladas, ella corre y yo me arrastro. La veo al borde del precipicio y ahí estoy yo, saltando con los brazos extendidos mientras ella es apresada por las garras y colmillos de la pantera. Veo mi reacción en la esquina inferior izquierda de la pantalla y no puedo evitar sentir lástima por la chica. Por último me veo en el agua, una voz me proclama vencedora y aparece el aerodeslizador.<br />
<br />
Vuelve a sonar el himno que da por finalizado este circo y hace su aparición el presidente Rain seguido de un niño que sostiene el cojín sobre el que va acomodada la corona del ganador. El presidente la coge con sumo cuidado y la coloca sobre mi cabeza. Me dedica una sonrisa, que no le devuelvo, y me felicita.<br />
<br />
Eustace Flickerman se despide de la audiencia, que protesta un poco y les recuerda que mañana no se pueden perder la última entrevista.<br />
<br />
Después, nos llevan a la mansión del presidente Rain para el banquete de la victoria, pero no tengo ocasión de disfrutarlo, porque algunos de los patrocinadores y funcionarios del Capitolio pelean por hacerse una foto conmigo. Está amaneciendo cuando por fin llegamos a la cuarta planta del Centro de Entrenamiento. Estoy agotada por lo que me despido de todos y me voy a mi habitación. Me desnudo con parsimonia y me meto en la cama solo con la ropa interior, no tardo ni dos minutos en cerrar los ojos para sumirme en el más profundo de los sueños.<br />
<br />
Noto unos suaves toquecitos en el hombro, abro un ojo a medias y veo a la chica avox.<br />
<br />
- ¿Ya es la hora? - le pregunto. Asiente con una pequeña sonrisa en los labios y se marcha.<br />
<br />
Me arrastro fuera de la cama y me dirijo al baño, me doy una ducha excesivamente larga, después me visto con lo primero que encuentro y salgo a desayunar. Apenas tengo tiempo para tomar un poco de leche y un bollo, porque hay mucho que hacer.<br />
<br />
El equipo de preparación aparece hablando sin parar sobre lo que pasó anoche, están eufóricos. Lo único que parece importarles es que han salido en la tele a nivel nacional, no que hayan muerto veintitrés niños inocentes, pero no se lo tengo en cuenta, porque ellos tampoco son los culpables de esto.<br />
<br />
Cuando llega Drew un inmenso dolor palpitante me atraviesa la cabeza, parece notarlo, porque los echa de la habitación y nos quedamos a solas. Esta vez, mi vestido es mucho más sencillo que el de la primera entrevista. Es de tirantes, con la parte de arriba calada formando dibujos, aunque no se me ve nada, porque a tenido la gentileza de poner un fondo negro para que contraste con el lila y no deje nada al descubierto. Por debajo del pecho tiene una trenza que hace las veces de cinturón y separa la parte de abajo que es totalmente lisa. Es de color lila y como los otro dos que he lucido, por encima de la rodilla. Aunque esta vez Drew a dado una tregua a mis pies, porque en lugar de llevar tacones, me pone unas simples sandalias negras que me sujetan el pie con una estrecha tira por encima de los dedos y otra tira un poco más ancha a la altura de los tobillos. Apenas me maquilla, cosa que agradezco, solo un toque de brillo en los labios y un fino perfilado negro en los ojos. El pelo me lo deja suelto, con mis ondulaciones naturales. <br />
<br />
Esta vez la entrevista la realizaran en el salón del cuarto piso. Cuando me dirijo hacia la sala, la han cambiado por completo. Han colocado dos sillones de piel blancos y una mesita baja ante ellos dónde han colocado una caracola enorme llena de magnolias rosas y blancas. Los cámaras andan de aquí para allá preparándolo todo. Eustance Flickerman se me acerca y me sorprende con un cálido abrazo.<br />
<br />
- Enhorabuena Mags, ¿que tal estás?<br />
<br />
- Bien, gracias. - respondo educadamente.<br />
<br />
- Estupendo entonces, adelante, toma asiento. - me ofrece caballeroso.- Preciosas, ¿no crees? - me pregunta señalando las flores.<br />
<br />
- Si, mucho. - asiento.<br />
<br />
- Las elegí yo mismo, ya que es la flor que te da nombre, ¿no es así? - vuelve a preguntar.<br />
<br />
- Si, así es. - respondo sonriendo tímidamente.<br />
<br />
Me guiña un ojo, alguien empieza la cuenta atrás y salimos en directo para todo Panem. Eustace Flickerman está en su salsa; bromea, ríe y cuenta chistes a un publico inexistente, pero que seguro nos está siguiendo muy atento. Empieza la ronda de preguntas.<br />
<br />
- ¿Como lograste escapar indemne del baño de sangre?<br />
<br />
Frunzo el ceño sin entender muy bien que a querido decir con indemne, ¿acaso no acabé sangrando copiosamente por una pedrada?<br />
<br />
- Ya me entiendes. - rectifica al ver mi expresión.- Me refiero a salir con vida y cargando con una mochila llena de provisiones.<br />
<br />
- Yo no diría que lo que había en la mochila fueran provisiones. - digo y miro a Seah que me hace un gesto con la cabeza para que arregle lo que acabo de decir.- Quiero decir que cada uno se hace con sus propias provisiones y en lo referente al baño de sangre, solo pensé en salir de allí lo más rápido posible y con todo lo que pudiera agarrar.<br />
<br />
- Por supuesto. - asiente.- Esas palabras no hacen más que acrecentar lo que ya pensaba de ti, que eres una superviviente. Y en la arena lo demostraste con creces, como cuando al ir a coger la tortuga, te mordieron las pirañas, pero aún así no te diste por vencida y la atrapaste.<br />
<br />
- Bueno, tenía hambre. - digo, lo que provoca las risas de Eustace. - Y no iba a dejar escapar la oportunidad de comer que esa pobre tortuga me estaba brindando al pasar por ahí.<br />
<br />
- ¡Exacto! - exclama y sigue.- ¿Y que fue lo que sentiste al reencontrarte con tu compañero de distrito, Nereo?<br />
<br />
Agacho la cabeza, se me ha formado un nudo en la garganta que no consigo tragar. Eustace me pasa un vaso de agua y bebo un poco, dejo el vaso en la mesita, carraspeo un poco y alzo la mirada.<br />
<br />
- Sentí miedo, pero también sentí alivio al comprobar que estaba bien. - musito.<br />
<br />
- ¿Y al verlo morir, sin poder hacer nada por evitarlo y tener que luchar justo después para poder salvar tu propia vida? - pregunta.<br />
<br />
- Solo pensé lo que cualquiera pensaría en mi lugar, en sobrevivir. - contesto eludiendo la primera parte de la pregunta.<br />
<br />
- Claro.- asiente. - ¿Y que me dices de ese cara a cara con la tributo del distrito dos? fue un momento crucial.<br />
<br />
- Sabía que era el fin y que no podíamos posponerlo por más tiempo. - respondo.<br />
<br />
- ¿Y cuando te quedaste atrapada mientras huías de esa bestia enorme? - pregunta sentándose al borde del asiento.<br />
<br />
- Al ver que no podría sacar el pie y que ese animal me iba a atrapar, pasé mucho miedo... pero cuando logré sacarlo, en lo único que podía pensar era en huir lo más rápido que pudiese, a pesar de que el dolor me aturdía por completo.<br />
<br />
- ¿Y en que pensabas cuando te lanzaste al vacío? - pregunta expectante. - Porque te juro que mi corazón se paró en ese momento.<br />
<br />
- Era la única salida, el rió pasaba muy cerca de mi posición y podía oír el agua caer, así que no me lo pensé y me tiré. - contesto sin más, encogiéndome de hombros.<br />
<br />
Eustace asiente y se gira para quedar frente a la cámara, se despide de la audiencia de manera exagerada y todo termina. Luego se despide de mi con un efusivo abrazo y me desea suerte.<br />
<br />
Me despido de Drew y del equipo de preparación. Seah me dirige por unos pasillos hasta un coche de cristales tintados que nos llevará al tren devuelta al distrito cuatro.<br />
Cuando el tren empieza a moverse, respiro hondo y empiezo a relajarme. Solem nos llama a cenar y cuando terminamos, vemos la repetición de mi entrevista, al terminar me despido y me voy a mi compartimento, me lavo la cara y me tumbo sobre las sabanas totalmente vestida. Abro los ojos cuando el suave roce de una mano en mi mejilla me despierta.<br />
<br />
- El desayuno está listo. - susurra Seah.<br />
<br />
Me froto los ojos y voy al baño, me lavo la cara para despejarme y me peino un poco, el vestido está arrugado, pero no me lo cambio. Salgo del compartimento y me reuno con Seah y Solem para desayunar. Apenas pruebo bocado, porque lo nervios por volver a casa me lo impiden. Me acerco a la ventana y veo el mar. Estamos llegando, entramos en la vieja estación del distrito cuatro y mi corazón palpita desbocado. El andén está atestado de la gente del distrito y por las cámaras del Capitolio que quieren grabar mi regreso a casa. Nada más poner los pies en el andén corro en dirección a mi abuela, que me espera con los brazos abiertos y lágrimas en los ojos.<br />
<br />
- Mi niña preciosa. - me dice mientras toma mi cara entre sus manos.<br />
<br />
- Te quiero mucho abuela. - le digo entre beso y beso.<br />
<br />
La abrazo y nos ponemos a llorar, apoyo la cabeza en su hombro y entonces lo veo, está justo detrás, esperando su turno. Mi abuela me suelta de su abrazo, le beso ambas manos y me dirijo hacia el. Abre los brazos y me lanzo a ellos, me abraza y nos besamos, las lágrimas vuelven a rodar por mis mejillas, pero el las restaña con sus labios.<br />
<br />
- Te quiero pequeña. - dice besándome de nuevo.<br />
<br />
- Yo también a ti River.<br />
<br />
Al fin estoy en casa, con la gente que quiero y nunca más tendré que volver a preocuparme por si mi nombre sale elegido para ir a la arena.Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com16tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-62629665413526632882012-04-23T18:04:00.002-07:002012-06-04T11:38:45.917-07:00CAPÍTULO 10 MagsUna escalera plateada cae del aerodeslizador y me aferro a ella con las últimas fuerzas que me quedan. La corriente eléctrica me paraliza al instante y me saca del agua. Una vez arriba, la corriente cesa y unos hombres ataviados con impolutas batas blancas, máscaras y guantes esterilizados me llevan a una extraña habitación dónde me tumban sobre una mesa plateada y empiezan a trabajar con mi escuálido y desvencijado cuerpo.<br />
<br />
Cuando me despierto, una luz cegadora me hiere los ojos, me llevo una mano a la cara para cubrírmelos hasta que poco a poco se van adaptando a la luminosidad de la habitación. Levanto la cabeza de la almohada y me apoyo en los codos para ver la estancia, pero siento tirantez en el izquierdo, ya que tengo un tubo clavado en el. Me encuentro en un cubículo blanco sin ventanas ni puertas, frunzo el ceño y me vuelvo a echar sobre la almohada. Muevo el pie derecho, el que me rompí al saltar el árbol mientras huía despavorida del animal y compruebo que vuelve a estar en perfectas condiciones.<br />
<br />
No se cuanto rato llevo aquí encerrada, pero me empiezo a impacientar y mis tripas rugen ferozmente. En ese momento una parte de la pared se desliza y aparece una de las chicas avox que nos servían en nuestro piso del Centro de Entrenamiento. Deposita ante mi una bandeja con comida, que consiste en un cuenco de caldo, un poco de compota de manzana y agua. No han pasado ni cinco minutos desde que termino de comer, cuando noto un frescor recorriéndome el brazo y mis párpados se cierran involuntariamente.<br />
<br />
La luz me molesta, alzo los brazos para volver a crear un poco de oscuridad y poder seguir durmiendo un poco más, pero algo a cambiado. Me siento muy erguida en la cama, me miro ambos brazos y me froto el izquierdo justo dónde tenía insertado el tubo, mi mirada recorre la sala y descubro que han deja algo de ropa. Me visto rápidamente y me dirijo a la pared por dónde entró la avox, se abre al instante y salgo a un pasillo totalmente desierto.<br />
<br />
- ¿Hola? - mi voz suena extraña después de tanto tiempo sin decir palabra.<br />
<br />
Escucho mi nombre al final del pasillo, así que me dirijo hacia esa voz que me resulta tan familiar. Allí me encuentro con mi mentor, mi acompañante y mi estilista. Me acerco corriendo a ellos y les doy un abrazo a Seah y a Drew, Solem se limita a felicitarme y a darme unas palmaditas en la espalda. Drew me pasa un brazo por el hombro y me dirige hacia uno de los ascensores, mientras caminamos me dice que ahora tengo que prepararme para mi entrevista. Subimos hasta la cuarta planta y allí nos esperan las gemelas y Bubbles. Cuando me ven entrar se ponen a gritar y a dar saltitos, lo que provoca que acabe riéndome y pensando que están locos. Nos sirven algo de comida, más apetecible que la del hospital que consiste en turducken con verduras variadas.<br />
<br />
Cuando terminamos de comer, me llevan a mi habitación, dónde me preparan un baño, me arreglan el pelo, las uñas y me maquillan mientras hablan sin parar de cosas que no logro entender. Drew aparece en ese momento con mi vestido. Es de color rojo amapola, por encima de la rodilla y con mangas tres cuartos por debajo de los codos, se ciñe un poco en la cintura para luego caer más holgado. Los zapatos son de ante negro con diez centímetros de tacón. Cuando me ponen ante el espejo, lo primero que llama mi atención son mis labios, son del mismo color que el vestido. Los ojos los han enmarcado con un fino delineador negro y el pelo lo han recogido con una trenza toscamente entretejida que me cruza suavemente por la parte de delante de izquierda a derecha hasta llegar tras la oreja, dónde se junta con el resto del cabello en un elaborado recogido trenzado.<br />
<br />
- ¿Que te parece? - me pregunta Drew expectante pasándose las manos por el pelo con nerviosismo.<br />
<br />
- Me gusta. - respondo, pero se que no es suficiente para ella porque frunce el ceño.<br />
<br />
- ¿Eso es todo? un simple "me gusta". - dice formando unas comillas con sus dedos mientras repite mis palabras.<br />
<br />
No puedo evitar sonreír al ver su cara de desconcierto, así que me aclaro la garganta, abro mucho los ojos, me llevo las manos a la cabeza y digo:<br />
<br />
- ¡Oh Dios mio, es asombroso! ¡¿que digo asombroso?!, ¡es definitivamente el vestido más maravilloso que he visto en mi vida! - dicho esto la miro fijamente a los ojos y las dos estallamos en risas.<br />
<br />
- ¡Eso está mejor! - sonríe. - Aunque siento decirte que lo tuyo no es el teatro.<br />
<br />
Bajamos en ascensor hasta la planta de entrenamiento, me dirige por un laberinto de pasillos y me deja sola en la plataforma elevadora que en el momento adecuado me subirá hasta el escenario dónde me harán la entrevista como ganadora de los juegos. Empiezo a ponerme nerviosa y me sudan las manos. Cuando finaliza el himno del Capitolio, el rugido ensordecedor de la multitud me indica que Eustace Flickerman acaba de hacer su gran aparición en el escenario, ya queda menos para mi turno. Los aplausos llegan justo después de que presente al equipo de preparación, acto seguido le llega el turno a Solem. La muchedumbre estalla en vítores cuando aparece Drew y por último Seah, mi mentor y hasta ahora el único vencedor del distrito cuatro.<br />
<br />
En ese mismo instante, la plataforma bajo mis pies empieza a elevarse y unas luces cegadoras me dan la bienvenida al escenario.<br />
<br />
<br />
<br />
*Un <i><b>turducken</b></i> es un plato consistente en un pavo deshuesado relleno con un pato deshuesado, a su vez relleno con un pollo pequeño deshuesado.<br />
<br />
[N. de Drewinthesky] Parece asqueroso, pero lo vi el otro día en la tele y me hizo gracia el nombre.Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-19582070357048193792012-04-22T14:15:00.000-07:002012-05-11T15:46:26.527-07:00CAPÍTULO 9 MagsNo sé cuantas horas llevo caminando, perdí la cuenta hace rato, pero no hay ni rastro de los otros tributos. Me topo de frente con un pequeño riachuelo y me agacho para beber un poco de agua, pero antes de meter la mano un extraño olor nauseabundo me golpea en plena cara obligándome a retroceder. Hace mucho rato que no llueve, así que esto deja las cosas muy claras. Nos han dejado sin agua. El tiempo se acaba a marchas forzadas.<br />
<br />
Sigo caminando, estoy exhausta y la sed me castiga cada vez más. Estoy a punto de desfallecer cuando lo veo, nunca nada me había tan hermoso, un pequeño paracaídas plateado se posa en el suelo ante mi. Miro al cielo dando las gracias, lo abro y saco una botellita de color azul, la mantengo entre mis manos para notar el frescor del liquido transparente que guarda en su interior. Bebo despacio, cada trago de agua es revitalizante, guardo la poca que me queda ya que no soportaría quedarme sin ella de nuevo y dudo mucho que algún patrocinador me vuelva a brindar su ayuda de nuevo.<br />
<br />
El camino cada vez es más empinado y no creo que tarde mucho en oscurecer. Miro a mi alrededor y encuentro el sitio perfecto para descansar. Me siento sobre un mullido cojín de musgo, está fresco y es muy agradable.<br />
<br />
Escucho que alguien se acerca, mi primer instinto es el de esconderme, pero no lo hago. Estoy cansada y quiero que esto termine de una vez, así que me quedo dónde estoy, esperando. Unos segundos después, a escasos metros de mi posición veo pasar a la chica del siete, seguida de cerca por un chico. Tiene que ser Lecter, al fin le pongo cara a esos pies. Me pregunto dónde estará la otra chica, pero en realidad me da igual. Los observo desde mi improvisado asiento, la chica del siete lleva consigo un hacha enorme que no duda ni por un momento en blandir en la dirección del gigantesco Lecter, que la mira con cara maliciosa invitándola a hacerlo.<br />
<br />
- ¡Vamos pequeña! ¿a que estás esperando? - dice a la vez que embiste contra la chica con su espada de doble filo.<br />
<br />
La chica lo esquiva rápidamente y Lecter se da de bruces contra un árbol, se levanta enfurecido y vuelve a arremeter contra la diminuta niña. En ese momento me pongo en pie, porque no puedo creer lo que ven mis ojos. Lecter se tambalea hacia atrás con el hacha incrustada en su enorme pecho musculoso, tiene los ojos muy abiertos y mira a la chica sin comprender. Cae de rodillas al suelo y se arranca el arma del pecho dejando ver el profundo corte de su torso sangrante, se desploma justo en el momento en que suena el cañonazo.<br />
<br />
No han pasado ni dos segundos cuando suena un segundo cañonazo, la chica del siete está tirada en el suelo inmóvil, de su sien izquierda sobresale lo que parece un dardo plateado. Entonces la veo, Bellatrix, la chica del dos. Nos miramos mutuamente y damos un paso al frente las dos a la vez.<br />
<br />
- Sólo quedamos tú y yo.- dice con una sonrisa cruel cruzándole el rostro y dando otro paso.<br />
<br />
- Eso parece.- respondo avanzando a su vez.<br />
<br />
Nos encontramos frente a frente, ambas sin armas. Solo nosotras dos. Un ruido procedente de nuestra izquierda borra la sonrisa de su cara. Miro en dirección al ruido y de entre las grandes hojas de un matorral a escasos veinte metros aparece una enorme pantera negra, la reconozco enseguida gracias al puesto de animales del Centro de Entrenamiento. Me doy la vuelta y salgo corriendo en dirección opuesta al animal, Bellatrix hace lo mismo, las dos corremos como alma que lleva el diablo.Cada vez me cuesta más llevar el ritmo, porque el camino está muy empinado. Tropiezo varias veces, pero logro seguir. Un tronco caído me obstaculiza el paso, consigo saltarlo, aunque a duras penas, porque un pie se me queda enganchado y caigo de bruces contra el suelo.<br />
<br />
En ese momento veo como Bellatrix salta por encima del tronco sin dificultad alguna y sigue corriendo, no sin antes lanzarme una mirada de suficiencia. No puedo sacar el pie del agujero, lo tengo totalmente doblado, posiblemente esté roto porque siento un inmenso dolor. Tiro de el con todas mis fuerzas, porque el animal ya no puede estar muy lejos, es ahora o nunca. Aprieto los labios con fuerza y tiro con decisión. Un grito desgarrador sale de mi garganta justo cuando consigo sacar el pie. Me pongo de pie a duras penas y al girarme para mirar tras de mi la veo aparecer, negra y brillante. Corro como puedo, el pie me duele mucho, pero la adrenalina me da la fuerza necesaria para seguir huyendo de mi peligroso atacante.<br />
<br />
Justo delante de mi en la espesura, empiezo a ver una extraña claridad y se que pronto saldré de este laberinto de arboles y follaje, solo un poco más y estaré fuera. Pero no puedo más, el dolor me vuelve torpe y vuelvo a caer. Consigo levantarme en el último segundo y el sol me ciega al salir de entre los arboles. Sigo arrastrándome lo más deprisa que puedo y veo que Bellatrix está al borde de un precipicio haciendo extraños movimientos circulares con los brazos para mantener el equilibrio. Miro a su izquierda y veo como cae el agua del río en cascada, así que no me pienso y cuando llego al borde me lanzo en picado.<br />
<br />
Mientras caigo escucho el cañonazo, la pantera se hizo con su presa. Alzo los brazos por encima de la cabeza y rompo la superficie del agua con ellos, suerte que es profundo, porque con esa caída podría haberme roto el cuello, doy unas brazadas y salgo a la superficie a coger aire.<br />
<br />
- He ganado. - mi voz suena incrédula cuando lo digo.<br />
<br />
Pero unos segundos después ahí está el aerodeslizador que me confirma como vencedora.Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-36999724188277214922012-04-21T18:24:00.000-07:002012-05-11T15:46:47.261-07:00CAPÍTULO 8 MagsMe alejo corriendo todo lo que puedo del lago, quiero poner el máximo de distancia entre ese pobre chico y yo. No puedo soportar pensar en lo que acaba de pasar, sigo corriendo hasta que me arden los pulmones y no tengo más remedio que parar. Apoyo las manos en las rodillas y doblo el cuerpo hacia delante, tengo la respiración agitada y los fuertes latidos me atronan en los oídos impidiéndome oír nada de lo que pasa mi alrededor.<br />
<br />
Sigo temblando cuando me quito la mochila y me siento en una roca. Me obligo a respirar despacio y por la nariz con el único fin de calmarme. Tengo la boca seca y me siento mareada, me sudan las manos y acabo vomitando violentamente. Cuando termino, me pongo a llorar desconsoladamente. No se cuanto rato pasa hasta que dejo de llorar. Estoy tumbada sujetándome fuertemente las piernas contra el pecho entre dos enormes raíces que sobresalen medio metro del suelo. No estoy resguardada de miradas ajenas, pero no me importa, ya nada me importa así que cierro los ojos y me dejo ir.<br />
<br />
La lluvia gélida me despierta, estoy totalmente agarrotada y me cuesta moverme con normalidad. Todo a mi alrededor está en la más absoluta oscuridad. No puedo ver nada, solo escuchar los sonidos producidos por la lluvia. Me arrastro hacia la mochila y me bebo la poca agua que me queda, el estomago me gruñe, pero no tengo nada con que acallarlo. Me tumbo boca arriba y dejo que la lluvia limpie mi cara llevándose los restos de sudor y lágrimas. Cuando sale el sello del Capitolio, veo por última vez la cara de Nereo lo que me provoca un extraño dolor en el pecho que me deja sin aliento, desaparece su rostro del cielo solo para aparecer la cara del chico al que maté, es el chico del diez. No siento nada, solo un vacío enorme en mi interior, cuando desaparece el sello vuelve la negrura.<br />
<br />
Tres mil seiscientos segundos después, deja de llover y es entonces cuando los oigo, vienen hacia aquí. Algo se remueve en mi interior y me da las fuerzas necesarias para esconderme tras unos matorrales de hojas enormes. Está amaneciendo, pero aun no hay mucha luz, desde mi escondrijo solo puedo distinguir tres pares de pies que frenan su carrera justo delante de mi.<br />
<br />
- ¡Te dije que no se dirigió hacia aquí! - dice la voz irritada de una chica.<br />
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- ¡Esta es la segunda vez que la perdemos por tu culpa! - vocifera ahora la voz de un muchacho.<br />
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- Lo siento mucho Lecter, creí de veras que vino hacia aquí. - suplica otra voz masculina, esta vez más joven.<br />
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- Bellatrix, pásame la espada. - dice dirigiéndose a la chica. - Acabemos con esto de una vez.<br />
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- ¡No! ¡por favor, no! - implora el niño.<br />
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- Si quieres puedes cerrar los ojos Erik. - dice Bellatrix con voz aparentemente dulce y soltando una carcajada maliciosa.<br />
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- Si, solo será un momento. - dice Lecter uniéndose a las risas de Bellatrix.<br />
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Desde mi escondite no puedo ver nada, solo escuchar sus risas y los sollozos de Erik. El filo de una espada al desenvainarse corta el aire y con ello el cuello de ese pobre chico, que cae inerte a mi lado con la sangre manando de su cuello de forma incontrolable. Lanza una última mirada en mi dirección y por un segundo sus ojos se quedan fijos en los mios, hasta que suena el cañonazo que indica su muerte.<br />
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- Larguémonos de aquí para que puedan llevárselo. - dice Bellatrix.<br />
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- Si, será mejor que vayamos en busca de la del siete, antes de que se haga daño. - bromea Lecter riéndose con su propio chiste.<br />
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- Aun nos queda la del cuatro, Mags creo que se llama. - apunta Bellatrix.<br />
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- Ella será la siguiente.<br />
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Dicho esto se alejan de mi. Me quedo donde estoy hasta pasados unos minutos, dejando que se distancien lo máximo posible de mi antes de salir. Me arrastro fuera de mi escondite y me encamino en la dirección opuesta a ellos, pero algo no va bien, porque conforme voy andando la selva se hace más espesa e impenetrable. Tengo que dar la vuelta, porque es imposible seguir por este camino.<br />
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- Quieren juntarnos.- me digo a mi misma. - Esto se está alargando demasiado.<br />
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No se cuando días llevamos aquí, perdí la cuenta hace mucho, pero nuestra estancia aquí se está agotando. No hay vuelta atrás. Cojo aire y lo expulso lentamente, me encojo de hombros y me dirijo hacia donde quieren que vaya. Me encamino hacia lo que probablemente sea mi muerte... o quizás no.Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-44921856203186375622012-04-18T11:44:00.000-07:002012-05-11T15:47:06.087-07:00CAPÍTULO 7 MagsNos quedamos en silencio durante un rato, solo lo rompemos cuando le digo que deberíamos movernos. Nereo coge el tridente y se pone en marcha, yo me echo a andar por el lado opuesto al suyo, pero al girarme veo que está parado mirándome así que me paro y con un movimiento del brazo le invito a venir conmigo, sonríe y me alcanza. <br />
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Mientras caminamos, me pone al día sobre lo que ha estado haciendo desde que nos soltaron en la arena. Sobrevivió al baño de sangre gracias a su rapidez y su don para huir, pero no sin antes arriesgarse para hacerse con el tridente, y los días posteriores estuvo escondido en una grieta, alimentándose a base de unas pequeñas bayas rojas. Me sorprende lo afortunada que he sido.<br />
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El camino, cada vez es más empinado, por lo que aminoramos el paso y finalmente nos sentamos a descansar. Es bueno tener un compañero, ya que no tienes que estar tan alerta a cada paso de das, pero pensar que en algún momento nos tendremos que separar me produce una punzada de dolor. Me tumbo a un lado y miro hacia arriba, veo un nido, así que me levanto e intento sin éxito alguno alcanzarlo, por lo que Nereo se ofrece voluntario para subir al árbol. Cuando llega al nido su cara se ilumina y me empieza a lanzar cuidadosamente los huevos, no son muy grandes, pero algo es algo. Empezamos a movernos, para buscar algunas ramas y hojas secas para hacer fuego y poder cocinarlos, ya que al comerlos crudos nos arriesgamos a contraer salmonelosis.<br />
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- ¿Has oído eso? - pregunto con una voz apenas audible y poniéndome en pie.<br />
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Asiente y me imita, lo cojo del brazo y tiro de el hacia unos arbustos. No tardamos mucho en averiguar de dónde procede el sonido. Es la chica del uno, pero está sola, entre los dos podríamos reducirla, ¿pero quién me dice que no es una trampa?. Miro a Nereo que me hace una señal para que nos abalancemos sobre ella, pero no me da tiempo a decirle que no, porque el ya está corriendo hacia la chica. La ha pillado totalmente desprevenida y la tumba en el suelo, forcejean, yo estoy totalmente paralizada, no se que hacer, porque no quiero ser una asesina. Entonces veo que ella a sacado un cuchillo y está a punto de clavarselo por la espalda, es en ese momento cuando salgo de la seguridad de mi escondite y me lanzo hacia ellos, consigo arrebatarle el cuchillo de una patada y mi compañero se sienta sobre su pecho, colocándole las piernas sobre los brazos inmovilizándola, pero ella empieza a gritar en busca de ayuda y se que si los otros andan cerca no tardaran en llegar en su ayuda. Saco una de las cuerdas que llevo en la mochila y empiezo a atarla como me enseñaron en el puesto de nudos del Centro de Entrenamiento. Cuando la tengo completamente sujeta, tiro de Nereo y nos alejamos corriendo, no llegamos muy lejos cuando escuchamos un cañonazo.<br />
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- ¿Crees que la hemos matado? - me pregunta angustiado. Niego con la cabeza porque es totalmente imposible.<br />
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- Habrán sido sus amigos. - respondo dándole énfasis a la palabra "amigos". - No podían dejar escapar la oportunidad de deshacerse de un tributo profesional, ¿no crees?<br />
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- Supongo.- dice algo más sosegado.<br />
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- Busquemos un refugio, está empezando a oscurecer.- le digo y nos ponemos en marcha.<br />
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Encontramos un árbol caído sobre unas rocas, es perfecto, porque nos protegerá de la lluvia y de ser vistos. El suelo está bastante seco, nos sentamos y nos comemos los últimos plátanos que me quedan y unas bayas que fuimos recogiendo por el camino. Justo cuando terminamos de comernos las frutas escuchamos el himno del Capitolio y vemos a parecer las caras de los dos últimos tributos muertos. La chica del uno y el chico del nueve.<br />
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- Ya solo quedamos siete. - murmura.<br />
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- ¿Porqué no intentas dormir un poco?.- digo.- Yo vigilaré.<br />
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No tarda mucho en caer rendido. Me siento con las piernas recogidas y apoyo la cabeza en las rodillas, le observo dormir y no puedo evitar dar algunas cabezadas. Cuando empieza a clarear, la incesante lluvia al fin parece darnos una tregua, lo zarandeo suavemente hasta que abre los ojos y le propongo ir al lago que vimos ayer al venir hacia aquí.<br />
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No tardamos mucho en llegar. Nereo suelta el tridente, se quita las botas y se lanza al agua de cabeza. Yo me quito la mochila y me siento en una roca, me desato las botas y me remango los pantalones, para revisar las heridas. Al retirar los vendajes y el musgo compruebo que ya están mucho mejor, así que las dejo al aire. Me acerco al agua y me lavo las heridas, después la cara y los brazos. Me giro hacia la mochila y rebusco en su interior hasta hallar el anzuelo que fabriqué con la hebilla de mi cinturón, lo ato al trozo de cuerda que me queda y lo lanzo al agua. Busco a Nereo con la mirada y lo encuentro nadando en mitad del lago, lo miro durante un rato y noto algo raro, justo cuando estoy a punto de gritarle que vuelva a la orilla, se hunde en el agua y veo como su cuerpo se retuerce y se quiebra entre los musculosos anillos de una serpiente de color verde oscuro, con marcas ovales de color negro y ocre en los flancos, una anaconda.<br />
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Me dejo caer de rodillas mirando horrorizada el terrible final de ese pobre niño. Las lágrimas me ciegan, apenas soy consciente de nada de lo que pasa a mi alrededor, en lo único que puedo pensar es en Nereo, se escucha el cañonazo que confirma que la serpiente a hecho bien su trabajo.<br />
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Sigo tirada en el suelo cuando alguien se abalanza sobre mi, no tengo fuerzas y estoy a punto de dejarme ir, pero entonces miles de imágenes me vienen a la mente: mi abuela, mis amigos del distrito, el mar... ¿de verdad voy a dejar de luchar por volver con ellos?, esos pensamientos son los que me hacen reaccionar, no quiero decepcionar a nadie, así que empiezo a forcejear y le doy una patada con todas mis fuerzas, lucho por levantarme y llegar hasta el tridente, pero no dejo de resbalar con el barro ya que no me dio tiempo a ponerme las botas. Estoy a punto de alcanzarlo cuando me agarra del pie y empieza a tirar de mi, me pongo boca arriba y con el otro pie le atizo en plena cara, lo que provoca que me suelte llevándose ambas manos a la cara, me levanto a trompicones y consigo llegar hasta el árbol donde esta apoyado el tridente y sin pararme mucho a pensar se lo lanzo con todas mis fuerzas. Suena un cañonazo y me doy cuenta de que me acabo de convertir en una asesina.<br />
<br />Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-8581636371446458403.post-14126320760778270122012-04-17T18:22:00.001-07:002012-05-11T15:47:20.672-07:00CAPÍTULO 6 MagsEl sonido del himno que precede al recuento de bajas me despierta de un sobresalto, todo está muy oscuro, pero puedo atisbar por el hueco formado por unos pocos arboles el sello del Capitolio, justo después empiezan a aparecer una a una las fotografías de los tributos caídos. La primera cara que veo es la del chico del tres, seguido por su compañera, los dos tributos del cinco, el chico del seis, el del siete, la chica del ocho y la del nueve, el chico del diez que solo tenía doce años, los dos del once y los del doce. Acto seguido vuelven a poner el sello del Capitolio con un último redoble musical y la oscuridad vuelve a hacerse la dueña del lugar.<br />
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Ver las caras de los chicos que ya jamás volverán a sus casas me ha quitado el sueño. Oigo un ruido y me pongo en alerta, noto unos pasos acercándose y una respiración agitada. Me quedo inmóvil, casi sin respirar hasta que pasa de largo, pero unos segundos después oigo más pisadas, acompañadas de risas socarronas. Cierro los ojos y pienso en esa pobre alma cándida, justo entonces se escucha un grito desgarrador seguido de un cañonazo. Y al poco vuelve a aparecer el sello del Capitolio, para mostrar la cara del último tributo asesinado, es el chica del seis. Quedamos diez, ese pensamiento me asquea, pero a la vez también me alivia ya que me posiciona más cerca de casa.<br />
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Por fin está amaneciendo, estaba empezando a quedarme totalmente rígida de estar tanto tiempo sin atreverme a moverme. Salgo del saco, lo recojo y me pongo en marcha, no quiero quedarme en el mismo sitio mucho tiempo, si ya han pasado por aquí, es probable que ya anden lejos, aunque por si acaso sigo alerta. Mientras camino, voy buscando algo que llevarme a la boca, lo poco que comí anoche ya se ha esfumado. Paso cerca de un árbol del cual, prenden unos frutos alargados de color verde, creo que se llama platanero, así que recojo unos pocos y me guardo varias hojas.<br />
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Está volviendo a llover así que me olvido de la pesca, pero me acerco de todos modos al arroyo, ya que es mejor volver a comer cangrejos que nada, pero al ir acercandome al agua, sobre un tronco no muy lejos de la orilla, diviso una tortuga de buen tamaño que parece despistada, así que no me lo pienso, me saco las botas y me lanzo al agua con sumo cuidado para que no note mi presencia. Estoy a punto de cogerla, cuando un dolor punzante me atraviesa, miro el agua, y veo la sangre, agarro la tortuga fuertemente entre mis manos y me alejo lo más rápido que puedo hacia la orilla, pero antes de alcanzarla, otra punzada de dolor me alcanza, esta vez en el pie.<br />
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Cuando por fin estoy fuera del agua, la sangre emana a borbotones de mi pie derecho y por un agujero del pantalón, me lo remango y me limpio con el agua de la botella, y al fin veo que es lo que me ha pasado, tengo lo que parecen mordeduras, no son muy grandes, pero si bastante profundas, pirañas pienso. Una vez limpias las heridas, me pongo un poco de musgo sobre ellas y lo sujeto con un trozo de tela que corto del bajo del pantalón. Cuando me quiero dar cuenta, la tortuga a desaparecido, pero no ha llegado muy lejos, la veo a punto de echarse al agua de nuevo, pero la intercepto antes de que pueda hacerlo.<br />
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- Lo siento pequeña, pero no te puedes ir. - le digo. - Siento mucho lo que voy a hacer, pero es totalmente necesario.<br />
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Y entonces sin más dilación le clavo el cuchillo por encima de la cabeza. Está empezando a llover más fuerte, así que muy a mi pesar, me pongo en marcha hacia mi pequeño escondite de anoche. Cojeando, lo que ayer tarde en llegar hoy se duplica y al llegar estoy terriblemente agotada. Cojo el pedernal de mi mochila y apilo unas cuantas hojas y palos secos que he podido encontrar al fondo de mi escondite, me cuesta unos cuantos intentos, pero finalmente consigo hacer una fogata, coloco la tortuga en medio del fuego y la dejo ahí. No sé cuanto rato pasa, hasta que la concha de la tortuga está completamente carbonizada. La parto fácilmente con el cuchillo y le saco toda la carne, guardo un poco en unas de las hojas de platanero que cogí antes, lo ato bien con los tallos y lo guardo en la mochila, después como un poco y cuando voy a coger la botella para beber agua, recuerdo que me la eché toda en las heridas y no la volví a llenar.<br />
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Nunca había estado falta de agua, era lo que más abundaba en mi distrito, por lo que la carencia de la misma me suponía un infierno. Está muy oscuro, y si salgo, se que no sabré volver y además cae una incesante lluvia desde esta mañana, lluvia... ¡claro! me levanto a trompicones y me pongo a buscar hojas de palmera, se que están por aquí, porque las vi antes, pero ahora está todo tan oscuro que no logro encontrarlas. De repente, se hace una luz, es el sello del Capitolio, acompañado de la música que anuncia que otro tributo a muerto, ¿pero cuando?, no escuché ningún cañonazo... La cara del chico del distrito ocho aparece en el cielo, pero no pierdo mucho tiempo en mirar su cara, sino que corro en busca de las hojas que necesito. Una vez que tengo la hojas me vuelvo a meter bajo el saliente, estiro la pierna magullada y empiezo a trenzar las hojas hasta que consigo crear un cuenco que coloco fuera del techo de roca, para que se llene de agua.<br />
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Cuando me despierto al amanecer, las heridas están un poco mejor, al menos ya no duelen tanto, cambio el musgo por uno nuevo y vuelvo a salir de mi escondrijo. Mientras camino, voy comiendo un poco de la tortuga de ayer. Vuelvo al arroyo para llenar botella y descubro a Nereo en la orilla a punto de meterse en el agua.<br />
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- Yo que tú no haría eso. - digo. Se gira sobresaltado, pero noto que se calma al comprobar que soy yo.<br />
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- ¿Porqué? - pregunta.<br />
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- Porque hay pirañas y a menos que quieras que te coman, cosa que dudo, no lo harás. - respondo tranquilamente encogiendome de hombros.<br />
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- ¿Porqué me ayudas?<br />
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- No lo hago. Solo te advierto, sería muy desagradable ver como devoran a una persona ante mi. - respondo fingiendo horrorizarme. - Además, acabo de comer y no me gustaría acabar vomitando y menos en publico, ya me entiendes. - digo señalando alrededor.<br />
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Sonríe y se acerca, le paso una mano por el pelo a modo de saludo y compruebo que está bien.<br />
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- ¿Tienes hambre?.- le pregunto.<br />
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Asiente, le doy lo que me queda de la tortuga y se sienta a comérselo mientras yo vuelvo a llenar la botella.<br />
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- ¿Conseguiste coger algo en la Cornucopia?<br />
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- Eso. - me dice señalando a un árbol cercano.<br />
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Me giro para mirar la dirección que me indica y veo un tridente plateado apoyado en el tronco de un árbol. Me vuelvo a girar hacia el chico con los ojos llenos de silenciosas preguntas, pero se encoge de hombros y sigue comiendo. En ese momento suena un cañonazo. Nos miramos.<br />
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- ¿Quien será?. - me pregunta.<br />
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- No lo sé, pero seguro que no es ninguno de los profesionales.Drewintheskyhttp://www.blogger.com/profile/07328959162100880491noreply@blogger.com6