viernes, 20 de julio de 2012

CAPÍTULO 28 Mags

Releo la nota un par de veces más, la doblo y la meto de nuevo dentro del agujero, antes de taparlo con el desgastado ladrillo. Miro hacia ambos lados antes de salir del callejón y me vuelvo a fundir entre la multitud. Camino despacio pero con paso firme, puedo ver las puertas del Centro de Entrenamiento a escasos cincuenta metros de mí. Mientras camino despreocupadamente, evoco recuerdos. Recuerdos peligrosos, pero después de tanto tiempo ya nada me da miedo.

<<Oigo chistar a alguien. Me giro y veo a un hombre de mediana edad que me hace señas para que me acerque. Lo hago y al llegar a su altura me sujeta del brazo y nos escondemos entre las sombras.

- No tengas miedo, soy un amigo. - dice para tranquilizarme.


- ¿Qué quiere? - le pregunto extrañada por la urgencia de su voz.


- Ayudarte, se lo que pasó en el Capitolio los pasados juegos. - frunzo el ceño, pensando en lo ocurrido con River y él, asiente como si supiera lo que pienso.


- ¿Cómo? - pregunto, ahora la urgencia sale de mi boca. - ¿Quién es usted?


-  La resistencia. - susurra mirando en derredor. - Toma. - pone en mi mano una diminuta pastilla amarilla, la miro detenidamente, intentando averiguar que es.>>


Ese fue el principio de todo. Ese hombre y su pastilla, fueron la nota detonante. Empecé a indagar y poco a poco me fui metiendo en la resistencia, un grupo con ansias de acabar con el Capitolio. Una ansias tan grandes como las mías. Dejé de hablar, para empezar a escuchar. Les daba valiosa información e incluso llegué a reclutar a algún que otro miembro. Cada año hacíamos reuniones secretas en el Capitolio, siempre en lugares distintos, para no crear sospechas sobre los demás.

Hacía años que no venía a una reunión. Trabajaba desde el cuatro, con ayuda de algunos otros. Pero este año es distinto. En cuanto supieron que volvía al
Capitolio se pusieron en contacto conmigo. El avox que me ayudó el primer día al salir del tren dejó caer una nota en mi bolsillo. Cuando sacó la mano, enseguida metí yo la mía, notando así el papel. Intente disimular mi sorpresa ante su acto, para que nadie notara nada fuera de lo normal. Este simple hecho me escamaba bastante, no lograba entender a que se debía, pero cuando el chico alzó la vista lo reconocí al instante. Era Ethan, el hijo de Berg, el hombre que me dio la pastilla amarilla que acabó con la vida de Augustus Merryweather. Entonces lo entendí todo.

Cuando abro la puerta y entro a la sala de mentores, todos se giran para mirarme. Sonrío y les explico que me quedé dormida. Algunos se ríen y me saludan, otros niegan con la cabeza y fruncen en ceño. Me siento al lado de Seeder y Cecelia y entablamos una conversación. Hablo poco, porque se supone que estoy un poco chocha y no quiero que mi tapadera se sepa. Veo a Haymitch al fondo sirviéndose otra copa y siento pena, aunque lo comprendo perfectamente, yo también quisiera olvidar muchas cosas. Al final de la jornada, subo a mí planta y me siento a esperar a los chicos. Después de darse una ducha, se reunen conmigo en el salón y hablamos de los entrenamientos privados que tendrán lugar mañana.

- Tenéis que tener muy claro lo que mañana queréis mostrar ante los vigilantes, os aconsejo que os guardéis un as en la manga. No hace falta que lo sepan todo. - les digo.

- Yo no tengo mucho que enseñar, así que haré todo lo que se. Me tengo que asegurar una buena puntuación si quiero que los otros profesionales me acepten cuando ya estemos en la arena. - dice Nina.

- Yo creo que haré algunos de los nudos que me enseñaste y puede que ponga algunas trampas. - dice Finnick.


- Perfecto. Espero que mañana tengáis suerte y los vigilantes os den una buena puntuación. - les digo levantándome para la cena.

Nos dirigimos al comedor y nos sentamos a la mesa. No me había dado cuenta de lo hambrienta que estaba hasta ahora. Hoy casi no he comido nada y ahora arraso con todo lo que puedo. Cuando sirven el postre, me como dos pedazos de tarta de queso con mermelada de fresa, que está exquisita. Después de un té de hierbas para bajar la cena, me voy a mi habitación a descansar. Mañana es un gran día y necesito estar descansada.

Me despierto al alba y me doy una ducha. Al salir del baño me dirijo al gran armario de caoba y elijo algo discreto. Salgo de la habitación y me dirijo al comedor, dónde Niwl y los chicos me esperan para desayunar. Me tomo un café bien cargado y un bagel de queso con semillas de sésamo y mantequilla. Bajo con los chicos en el ascensor y al llegar a mi planta me despido y les deseo suerte. Al salir del ascensor me dirijo directamente a la sala de mentores. Me paso gran parte de la mañana mirando el reloj de forma enfermiza. A las dos y media me levanto y me disculpo ante los demás, explicándoles que me siento exhausta y quiero ir a descansar. Al salir, me encamino por los pasillos que van directamente a la calle. Estoy a punto de salir sin ser vista. Casi lo he conseguido, pero cuando ya tengo una mano sobre el picaporte de la puerta, un Agente de la Paz se me acerca.

- ¿Va a algún lado señora? - me pregunta.

Me limito a mirarlo sonriente y con la expresión más inocente que soy capaz de poner. Otro agente se nos acerca e intercambia unas palabras con su compañero.

- ¿Ocurre algo? - pregunta entrecerrando los ojos al mirarme.

- Quiere salir fuera del recinto, señor. - le explica.

- Solo quiero tomar un poco de pastel. - les digo.

Los agentes me miran durante unos segundos y después se miran entre si. El más alto se encoge de hombros y el otro, que parece tener más poder en su cargo, me abre la puerta permitiéndome salir. Antes de que se cierren las puertas puedo oírlos hablar.

- No creo que sea ningún problema dejarla ir, está chalada. - dice el alto. - ¡Pastel! Dice que quiere ¡pastel! Como si aquí no hubiera... - añade negando con la cabeza a la vez que sonríe.

- Si, no la tendrían que haber dejado venir a estos juegos. - sentencia el otro.

<<Pardillos... - pienso. - Siempre me salgo con la mía.>> En cuanto salgo del alcance de su vista, me pongo unas oscuras gafas de sol y me meto entre el gentío procurando que nadie me reconozca. Miro el reloj y son menos cuarto. Mi charla con los agentes me ha robado un tiempo precioso, solo espero no llegar tarde. Cruzo de una calle a otra y camino dos manzanas más hasta llegar a la calle rosa. No es que la calle se llame así, simplemente es que está pintada de ese color. Al poner los pies en esa calle, me quedo parada mirando a mi alrededor en busca del pastel azul, pero no veo ninguna pastelería por aquí. Frunzo el ceño, al pensar que quizás miré mal el papel o puede que lo interpretara mal. Cuando me fijo, que justo en el escaparate de la tienda que tengo en frente, hay un bonito pastel azul dibujado en una de los numerosos cuadros que venden. Me acerco más al cristal para verlo y en la esquina inferior derecha, leo la palabra Nico. Entro en la tienda y el repiqueteo de las campanillas de la puerta me sobresaltan. Me acerco al mostrador, donde un hombre con espeso bigote blanco me sonríe al verme entrar.

- ¡Buenos días, señora! - me saluda con fervor. - ¿En qué puedo ayudarle?

- Quiero el cuadro del pastel azul. - le digo mirándolo a los ojos.

- Por supuesto, venga conmigo. - dice, mientras hace un gesto con la mano invitándome a pasar dentro del mostrador.

Una vez allí, pulsa un botón que abre una trampilla en el suelo, donde hay una oscura escalera. Me ofrece una linterna y me ayuda a bajar por ella. Una vez abajo, camino por unos pasillos serpenteantes hasta que al final de uno, veo una luz brillante dándome la bienvenida. Al llegar allí, apago la linterna y entro en la iluminada habitación. Antes siquiera de ver a nadie, una voz grita mi nombre.

- ¡Mags!

Consigo enfocar la vista y veo Shoppo que viene hacia mí con los brazos abiertos, nos damos un gran abrazo y saludo a los demás. Me siento en una silla y todos me bombardean con preguntas.

- ¿Como es que has vuelto después de tanto tiempo? - pregunta Shoppo.

- Tenía que hacerlo, Finnick Odair es como un nieto para mí, no podía dejarlo solo. - les explico.

- ¿Crees que sospechan de ti? - me pregunta Berg.

- No, todos piensan que estoy loca. - les digo. - Así que no me prestan especial atención. Lo que me ha sorprendido bastante es que hayáis logrado entrar en el Centro de Entrenamiento, haciéndoos pasar por avox. - digo mirando a Ethan.

- Necesitamos gente en todos lados si queremos estar al tanto de todo, ¿no crees? - dice Ethan.

- Por supuesto, pero es sumamente peligro, teniendo en cuenta que tú, a diferencia de ellos, si tienes lengua. - le explico. - Tenéis que andaros con mucho ojo, cada cierto tiempo comprueban las bocas de los avox.

- ¡No solo les cortan las lenguas y los ponen a servir, si no que encima los revisan para asegurarse de que siguen siendo mudos! - dice Shoppo, levantándose y dando un fuerte golpe a la mesa, indignada tras mi explicación.

- Cálmate, ya sabes como funcionan las cosas por aquí. - le dice Ethan al tiempo que le pasa un brazo por los hombros y la atrae hacia si para darle un beso.

- Todos sabemos que así es como va Panem, pero eso no quita que me cabree al enterarme de estas cosas. - dice apartando a Ethan aun enfadada.

- Siento interrumpir, pero pronto me echarán de menos. - digo mirando a todos los presentes. - ¿Para que me habéis hecho venir?

- La cosa cada vez está peor Mags, pronto pasará algo que hará estallar una guerra. La gente ya empieza a estar cansada, cada vez somos más y más fuertes, pero necesitamos estar preparados. - dice Berg. - Ya tenemos gente de casi todos los distritos, pero aun se nos resisten el uno y el dos. Ahí es donde entras tú. Necesitamos que hables con los mentores de esos distritos. Tal vez consigas que nos escuchen.

- Lo veo muy difícil por ahora. No los veo uniéndose a nosotros, pero de todos modos lo intentaré. - les prometí.

Miro de nuevo la hora y me levanto. Me despido de todos y agarro de nuevo la linterna para subir por la escalera. Al llegar arriba doy dos toques al techo y este se abre para dejarme salir. Me despido de Al y salgo de la tienda disimuladamente. Tardo menos de diez minutos en llegar a la cuarta planta del Centro de Entrenamiento. Cuando se abren las puertas, Finnick salta de su asiento para contarme todo lo que ha hecho durante su entrenamiento privado. Está completamente exaltado, por lo que deduzco que le habrá ido bien. Nina también me cuenta que tal le ha ido y parece estar también bastante contenta con el resultado obtenido.

Después de cenar, nos sentamos todos en el salón para ver las puntuaciones de las sesiones privadas. Caesar Flickerman está radiante de alegría, a pesar de que da bastante miedo tal y como va vestido .Todo de morado, incluso el maquillaje, lo que le da cierto aire fantasmal. Las puntuaciones obtenidas por los distritos uno y dos oscilan entre el 10 y el 8, como siempre. Los del tres obtienen cada uno un 6, que no está nada mal. Ahora llega nuestro turno. Diez puntos para Finnick, que no puede evitar dar un salto de alegría. Nina obtiene una ocho, también está contenta por su puntuación, pero no es tan efusiva como Finnick por lo que solo se limita a sonreír y chocar la mano con Lǜ, que se ha tatuado unas vides verdes a modo de antifaz. Al terminar el programa, envío a los chicos a sus habitaciones. Tienen que estar perfectos para los entrenamientos de mañana

Me despierto al alba y después de una rápida ducha, salgo al salón a esperar a los chicos para desayunar y así poder empezar a trabajar con ellos para las entrevistas de esta noche. Empiezo con Nina, mientras Finn está con Niwl.

- Eres una chica muy reservada, creo que deberías mostrar esa cara. Te hará parecer fuerte. - le digo. - Imponer a los adversarios antes de entrar en la arena es importante.

Asiente con la cabeza y pasamos el resto de la mañana ensayando posibles preguntas y respuestas. Miro la hora y antes de volver a mirar al frente para decirle a Nina de que ya es la hora de comer, aparece la chica avox para avisarnos de que la comida está servida. La muchacha se me acerca para tomarme del brazo y ayudarme a llegar.

- Tranquila, ella me ayudará. - le digo con una sonrisa.

Ella duda, pero al final me la devuelve. Me levanto y agarro a Nina del brazo. Llegamos al comedor entre risas y nos encontramos con Finnick y Niwl, que ya nos esperaban para comer. Mientras comemos, noto que Finn mira a Nina de forma extraña y que apenas prueba bocado. Cuando traen el postre ni siquiera lo mira, pero cuando yo pido un té, agarra un puñado de azucarillos y se los mete todos a la vez en la boca. Niwl se levanta y se lleva a Nina con ella, dejándonos a Finnick y a mí solos. En cuanto cierran la puerta, explota y dice todo lo que lleva esperando decir desde que nos vio aparecer antes.

- ¿La has elegido a ella? - pregunta con resentimiento en la voz.

- ¿Puedo saber de donde has sacado eso? - pregunto algo molesta por su tono.

- Parecéis muy unidas. - dice despechado.

Esa última frase hace que estalle en sonoras carcajadas. Finnick me mira ceñudo y eso acrecienta mis risas, provocando que se levante y se marche enfadado del comedor. Me levanto y voy tras él, aun riendo. Lo encuentro en su habitación sentado frente a la ventana, mirando sin ver la ciudad. Me acerco a él y me siento en el sillón que hay junto a la ventana.

- ¿Finn?

En lugar de mirarme, cruza fuertemente los brazos a la altura del pecho y aprieta los labios. Con bastante esfuerzo, consigo arrodillarme en el suelo, hasta lograr sentarme junto a él. Una vez sentada, miro en la misma dirección que sus ojos. Al ver que no digo nada empieza a hablar.

- Luego no podrás levantarte.

- ¿Acaso no me ayudarás? - le pregunto mirándolo.

- Avisaré a Nina. - dice.

Lo miro fijamente hasta que me devuelve la mirada.

- Finnick Odair. - digo en tono grave. - Me decepcionas.

Ahora veo culpabilidad en su mirada, lo que hace que se me ablande el corazón. Pero también empieza a molestarme su actitud.

- Hice una promesa. Juré traerte de vuelta, aunque eso fuera lo último que hiciera en esta miserable vida. - le digo. - Y créeme cuando te digo que es lo que haré.

- ¿Y Nina? - pregunta.

- Haré todo lo que esté en mi mano por ella. - le prometo. - Escucha muy bien lo que te voy a decir Finnick, en este trabajo, siempre tienes que apostar todo por uno u otro. Desgraciadamente siempre es así.

- Y tú ya has elegido… - murmura.

- Esta vez no he tenido elección. - susurro también.

- No tienes porque cumplir tu promesa. Si crees que Nina es mejor que yo, apuesta por ella. - dice con fiereza en los ojos.

- Si he vuelto al Capitolio después de tantos años es por ti. - le digo. - Si tu nombre no hubiera salido en la cosecha, jamás habría vuelto.

Se vuelve hacia mi y me mira fijamente hasta que le devuelvo la mirada. Me hace miles de preguntas sobre el Capitolio y sobre porque no he vuelto a ir después del segundo vasallaje y se lo cuento todo. Empiezo por mis juegos y acabo por Sarah y su familia. También le cuento la historia de River, lo que provoca que acabe llorando una vez más por mi amor perdido y por último, le hablo de Ona. Cuando al fin me callo, noto que me mira de otro modo. Como si en el rato que ha pasado escuchando mi historia, hubiera crecido varios años. Se acerca a mí y me abraza fuertemente. Le doy un beso en los cabellos. Y poco a poco nos volvemos a separar.

- No puedes decir nada de lo que te he contado. - le suplico. - Será nuestro secreto.

- Te lo prometo. Guardar secretos es lo mío. - dice.

- Eso es perfecto. Necesitamos gente como tú. - le digo mirándole a los ojos con media sonrisa formándose en mi rostro.

7 comentarios:

  1. ¡Me encanta! La teoria de la conspiracion de la resistencia te ha quedado chulisima, ¡ahora entiendo lo del maldito pastel! xD
    Esta genial Drew, aunque me da penita morir xD
    Muxus!!

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    1. ¡Gràcies petita!

      Me alegra que todo el rollo de la resistencia te haya gustado, porque yo he disfrutado escribiéndolo y sobretodo leyendo los comentarios anteriores, en los cuales nadie entendía nada xD

      Siento que Nina tenga que morir, pero te prometo que morirá muy dignamente, quizás la haga inmolarse públicamente en plan protesta... ¿Que me dices?

      ¡Petons de maduixa!

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  2. 1. El capítulo está genial.
    2.¡¿Pero cómo se te ocurre llamar a un personaje shoppo?!Lo mismo te digo a ti, Nina. Es un Nick, no es feo, pero yo no me reconozco con otro. ¡Pero es un nombre horrible para una persona! xD
    3. Esty viendo en un montón de blogs que no se conoce bien la estructura de los guiones. Te lo voy a explicar.
    -mimimitututucacadevaca-ahora pones el verbo de habla y blablabla-.Silvia silva muy bien
    T´lo haces así:
    -mmiaumiaumarramiau-.verbo de habla etc.-silvia silba muy bien
    solo lo digo por explicar, es decir, no te lo tomes a mal,¿ok?
    4. besos!!

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    1. 1 - Gracias.
      2 - No sé a ti, pero a mi me parece un nombre muy Capitolense. Si no te gusta, lo siento, pero evidentemente ya no lo voy a cambiar.
      3 - Gracias por el consejo.
      4 - ¡Petons!

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  3. Chachiiiiiiii!!!!!! Lo adoro Drew, me encanta. Eres tan buena superiora de la secta sangrienta como escritora. Estas forjando la relación Finn-Mags estupendamente. Luego no me extraña que se sacrifique por el. Y emmmm... La resistencia, es buenísimo. Todo el rollo complot-contra-el-Capitolio esta genial! Besos:)

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    1. ¡Gracias Q!

      Me alegra que te guste, pero sobretodo que pienses eso de mí. *-*
      Desde que leí En llamas, pensé que Finnick y Mags tenían una relación más allá de la simple amistad, por eso aquí me he explayado al máximo.
      Desde que se me ocurrió lo de la pastilla que mata a Augustus, he estado pensando en hacer algo con la resistencia y que Mags estuviera implicada para que así tuviera algo que ver con la "operación salida de la arena" de Katniss y demás.

      ¡Petons de maduixa!

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  4. Por favor!!!!!!sige escribiendo te lo ruego!!!!!!!!!!!!!!!!!<3<3<3 llevo esperando meses porfissss hare lo k kieras!!!esk amo como escribes!!!!!!lo haces de una forma tan impresionante k deja sin palabras!!!!:)Me he leido tus captulos dos veces y nunca me canso de hacerlo!sige escribiendo porfaaaaaaaaaaaaaaaaaavorrrrrrrrrrr
    M.T

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