sábado, 21 de abril de 2012

CAPÍTULO 8 Mags

Me alejo corriendo todo lo que puedo del lago, quiero poner el máximo de distancia entre ese pobre chico y yo. No puedo soportar pensar en lo que acaba de pasar, sigo corriendo hasta que me arden los pulmones y no tengo más remedio que parar. Apoyo las manos en las rodillas y doblo el cuerpo hacia delante, tengo la respiración agitada  y los fuertes latidos me atronan en los oídos impidiéndome oír nada de lo que pasa mi alrededor.

Sigo temblando cuando me quito la mochila y me siento en una roca. Me obligo a respirar despacio y por la nariz con el único fin de calmarme. Tengo la boca seca y me siento mareada, me sudan las manos y acabo vomitando violentamente. Cuando termino, me pongo a llorar desconsoladamente. No se cuanto rato pasa hasta que dejo de llorar. Estoy tumbada sujetándome fuertemente las piernas contra el pecho entre dos enormes raíces que sobresalen medio metro del suelo. No estoy resguardada de miradas ajenas, pero no me importa, ya nada me importa así que cierro los ojos y me dejo ir.

La lluvia gélida me despierta, estoy totalmente agarrotada y me cuesta moverme con normalidad. Todo a mi alrededor está en la más absoluta oscuridad. No puedo ver nada, solo escuchar los sonidos producidos por la lluvia. Me arrastro hacia la mochila y me bebo la poca agua que me queda, el estomago me gruñe, pero no tengo nada con que acallarlo. Me tumbo boca arriba y dejo que la lluvia limpie mi cara llevándose los restos de sudor y lágrimas. Cuando sale el sello del Capitolio, veo por última vez la cara de Nereo lo que me provoca un extraño dolor en el pecho que me deja sin aliento, desaparece su rostro del cielo solo para aparecer la cara del chico al que maté, es el chico del diez. No siento nada, solo un vacío enorme en mi interior, cuando desaparece el sello vuelve la negrura.

Tres mil seiscientos segundos después, deja de llover y es entonces cuando los oigo, vienen hacia aquí. Algo se remueve en mi interior y me da las fuerzas necesarias para esconderme tras unos matorrales de hojas enormes. Está amaneciendo, pero aun no hay mucha luz, desde mi escondrijo solo puedo distinguir tres pares de pies que frenan su carrera justo delante de mi.

- ¡Te dije que no se dirigió hacia aquí! - dice la voz irritada de una chica.

- ¡Esta es la segunda vez que la perdemos por tu culpa! - vocifera ahora la voz de un muchacho.

- Lo siento mucho Lecter, creí de veras que vino hacia aquí. - suplica otra voz masculina, esta vez más joven.

- Bellatrix, pásame la espada. - dice dirigiéndose a la chica. - Acabemos con esto de una vez.

- ¡No! ¡por favor, no! - implora el niño.

- Si quieres puedes cerrar los ojos Erik. - dice Bellatrix con voz aparentemente dulce y soltando una carcajada maliciosa.

- Si, solo será un momento. - dice Lecter uniéndose a las risas de Bellatrix.

Desde mi escondite no puedo ver nada, solo escuchar sus risas y los sollozos de Erik. El filo de una espada al desenvainarse corta el aire y con ello el cuello de ese pobre chico, que cae inerte a mi lado con la sangre manando de su cuello de forma incontrolable. Lanza una última mirada en mi dirección y por un segundo sus ojos se quedan fijos en los mios, hasta que suena el cañonazo que indica su muerte.

- Larguémonos de aquí para que puedan llevárselo. - dice Bellatrix.

- Si, será mejor que vayamos en busca de la del siete, antes de que se haga daño. - bromea Lecter riéndose con su propio chiste.

- Aun nos queda la del cuatro, Mags creo que se llama. - apunta Bellatrix.

- Ella será la siguiente.

Dicho esto se alejan de mi. Me quedo donde estoy hasta pasados unos minutos, dejando que se distancien lo máximo posible de mi antes de salir. Me arrastro fuera de mi escondite y me encamino en la dirección opuesta a ellos, pero algo no va bien, porque conforme voy andando la selva se hace más espesa e impenetrable. Tengo que dar la vuelta, porque es imposible seguir por este camino.

- Quieren juntarnos.- me digo a mi misma. - Esto se está alargando demasiado.

No se cuando días llevamos aquí, perdí la cuenta hace mucho, pero nuestra estancia aquí se está agotando. No hay vuelta atrás. Cojo aire y lo expulso lentamente, me encojo de hombros y me dirijo hacia donde quieren que vaya. Me encamino hacia lo que probablemente sea mi muerte... o quizás no.

5 comentarios:

  1. me encanta!!lo esperaba desde hace mucho!! n_n

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    1. Ultimamente he estado un poco liada por eso he tardado más en ponerlo. Pero hoy me pongo en serio y adelanto un trozo!

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  2. Hola, hola.

    Ya estoy aquí, que antes no podía comentar porque no estaba en mi ordenador. Bueno lo primero de todo es decir qué...

    Me ha venido a la cabeza el: NO OIGO NÁ!

    Los nombres de los malotes dicen mucho de ti, me gusta!
    El capítulo me ha gustado, voy a por el 9! :D

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    1. No et preocupis petita, no passa res.

      Que cachondeo en el cine con el NO OIGO NÁ! llevo todo el finde con eso xD

      Los nombres de los malos... ya me conoces, mis tres malages favoritos: Hannibal Lecter, Bellatrix Lestrange y Erik Lehnsherr.

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  3. Jajajajaja, a mi también me ha pasado, eh. He estado todo el finde igual... con el no oigo ná, mecagontó cuando vayamos a verla de nuevo verás... diremos no oigo ná en inglés.

    Son muchos años de conocimiento mutuo, jijiji.

    :********

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